Presentación
Como cada año, me complace presentar el informe anual del Ararteko. En esta ocasión ha de añadirse la circunstancia de que en el año 2014 finaliza mi segundo mandato al frente de la institución como comisionado parlamentario para la defensa de los derechos de las personas en Euskadi.
El presente Informe corresponde a un año en el que, junto al balance de nuestro trabajo, hemos de poner nuevamente el acento sobre los gravísimos efectos que la crisis económica y social está teniendo en la situación de miles de familias, por lo que incorpora unas connotaciones especiales, que nos llevan a hablar de la necesidad de recrear nuestras convicciones democráticas, reivindicar la sociedad decente y poner en valor la ética individual y colectiva y el interés o bien común, como instrumentos para intentar poner un punto y coma en este doloroso y largo paréntesis en nuestra sociedad.
La crisis tuvo su origen en 2008 y alcanza su máxima expresión en la actual tasa de desempleo y en los cada vez más evidentes recortes sociales.
Nuestra institución y la actividad que hemos desarrollado este año no ha sido ajena a la situación general, destacando el incremento del número de actuaciones del Ararteko relacionadas con la ciudadanía, que ha alcanzado las 12.507. Así, nuevamente nos hemos visto desbordados por las quejas presentadas por la ciudadanía (9.610) en temas tan básicos como las prestaciones económicas derivadas de la Ley de Garantía de ingresos, reclamaciones contra entidades bancarias, tasas e impuestos locales, alquiler de vivienda protegida, becas, registro civil, contaminación acústica o transportes, entre otras. Para constatar este incremento simplemente hemos de echar la vista atrás al año 2010 y ver el incremento que se ha producido: un 93% en tan solo 3 años.
En nuestro Informe hemos querido dar especial relevancia a los datos de actividad, puesto que, al tiempo que nos ayudan a disponer de una foto fija de los problemas que aquejan a nuestra sociedad y a las administraciones públicas vascas, incorporan la perspectiva del impacto de nuestro trabajo en sus múltiples variables: la valoración de la administración, de las organizaciones sociales que colaboran con el Ararteko y la de nuestros usuarios y usuarias, beneficiarios directos de nuestro trabajo.
Conscientes de que la información cualifica y activa a la ciudadanía y es fuente de socialización, desde el Ararteko nos hemos esforzado en facilitar una gran cantidad de información a través de nuestra página web, que se ha visto reflejada en las 110.298 visitas y 280.558 páginas vistas en este año. Con ello, hemos propiciado, además, el cumplimiento del principio de transparencia en la gestión de los recursos públicos y el ejercicio de los derechos de la ciudadanía respecto al Ararteko, mediante la reforma de la carta de servicios y el ejercicio del derecho de acceso a la información pública y de los derechos relativos a la protección de datos personales.
Junto a logros destacables que se han materializado en cambios en la normativa y en las políticas públicas de un número importante de administraciones vascas, lamentablemente, hemos de destacar la falta de colaboración de algunas instituciones con el Ararteko o, lo que es lo mismo, con las personas que han acudido a nosotros para intentar resolver su problema pues no se puede perder de vista que la falta de colaboración repercute directamente en las condiciones de vida de quienes han interesado la intervención del Ararteko.
También, en ocasiones, nos hemos visto obligados a recordar a las administraciones que la aplicación de las normas al caso concreto implica reconocer la situación individualizada de esa persona y, en épocas de dificultades como la actual, se hace imprescindible hacer una reinterpretación de aquellas y dar las máximas facilidades para que su espíritu se pueda cumplir en la práctica administrativa.
La crisis, junto a su cara más amarga en forma de desempleo y pérdida de la vivienda habitual, nos ha evidenciado, al mismo tiempo, el valor superior de la solidaridad y la dignidad, el deseo de justicia social, que se ha materializado en múltiples iniciativas ciudadanas de apoyo y provisión de ayudas.
Por ello, quiero aprovechar esta ocasión para reivindicar el papel vertebrador y sostenedor de las organizaciones sociales, de las ONG, que, aunque debilitadas muchas de ellas económicamente por la reducción de subvenciones, han efectuado un gran esfuerzo por fortalecerse como nunca en la conciencia y trascendencia de su papel, a favor de la inclusión, la cohesión, la equidad y la justicia sociales.
Asimismo, quiero subrayar la encomiable tarea de muchas personas mayores, que tanto individualmente con sus familias o como integrantes de organizaciones sociales, se han erigido en ejemplo de civismo, justicia equitativa, coraje y responsabilidad comunitaria. Nunca agradeceremos suficientemente su labor callada y constante que nos conecta con nuestra mejor esencia como sociedad.
Iñigo Lamarca Iturbe
ARARTEKO