4. Repercusiones del envejecimiento poblacional en relación con las políticaspúblicas de ap
oyo a las familias
Este envejecimiento poblacional tiene una doble repercusión en el diseño de las políticas públicas de ap
oyo a las familias en la medida en que las personas mayores juegan un doble rol, siendo por un lado perceptoras de recursos (en materia de dependencia, por ejemplo) pero también –y en un momento en el que la conciliación resulta tan complicada– constituyen un recurso de cuidado no formal de la infancia.
Por tanto, es importante no visualizar únicamente al colectivo de personas mayores como uno de los referentes en cuanto a los desafíos a los que se enfrentan las políticas públicas en materia de familia (como receptores), sino también como proveedoras de la red no formal, lo que motiva el actual debate en Europa sobre su papel en el cuidado de sus nietas y nietos(Eurochild, 2013), fomentando una sana relación familiar sin que el rol de cuidado de abuelas y abuelos permita evitar la responsabilidad pública en el diseño de políticas eficaces de ap
oyo a las familias.
Con relación a esta situación, ¿cuáles son las consecuencias de este envejecimiento poblacional derivado de la baja natalidad? ¿qué incidencia tiene en la sostenibilidad de las políticas de atención a las familias?
Si en la actualidad el perfil de la sociedad europea ya presenta un alto componente de envejecimiento, en los próximos años el volumen de personas mayores dependientes (en mayor o menor grado) aumentará de forma progresiva.
(Tabla 10) . Porcentaje de población mayor de 65 años con algún grado de dependencia
2010 | 2030 | 2040 | |
Francia | 25,81% | 39,02% | 45,20% |
Alemania | 31,17% | 46,23% | 59,08% |
Reino Unido | 24,72% | 33,23% | 42,14% |
Dinamarca | 24,98% | 37,85% | 42,66% |
España | 24,43% | 34,32% | 59,07% |
Italia | 30,99% | 42,45% | 59,32% |
Holanda | 22,82% | 40,00% | 47,18% |
Fuente: Kamette, F. (2011).
Por ejemplo, en la actualidad la media de personas mayores de 65 años con algún tipo de dependencia en Europa suele superar el 23% (con casos como Alemania o Italia por encima del 30%) y ese escenario irá en aumento hasta porcentajes habitualmente superiores al 40% en 2030 (en Alemania, Italia u Holanda) y al 50% en 2040 (en España o Italia). Esto hace que los gobiernos europeos se enfrenten ya a un reto sobre cómo dar respuesta a este desafío sociodemográfico y socioeconómico, que si bien ya es muy relevante, va a ser de gran calado en los próximos años, máxime atendiendo al elevado coste actual de las políticas de dependencia y a la reducción de la pirámide poblacional en edad y capacidad de cotizar.
Este progresivo y sostenido incremento de las personas mayores y los desafíos asociados a su atención está haciendo que distintos países y regiones comiencen a investigar seriamente en fórmulas innovadoras de componente sociosanitario para su atención (Khan, 2013).
En la CAPV existe una fuerte ap
uesta institucional en este campo (tal y como mostrará posteriormente el análisis de gasto público y recursos existentes), habiéndose fortalecido en los últimos años el sistema de servicios sociales y la atención sociosanitaria para las personas con discapacidad y las personas en situación de dependencia. Se trata de un sistema articulado a través tanto de prestaciones económicas como de servicios, que incluye servicios de ap
oyo a las familias cuidadoras, ayudas técnicas y adaptación del medio, centros de atención diurna y centros de atención residencial, entre otros, y que han supuesto un claro ap
oyo para las familias.
“En relación con la dependencia, la situación en Euskadi es, en términos generales, mejor que la del resto del Estado”.
(Grupo de discusión con entidades sociales)
Por un lado, en el campo de la discapacidad existe un completo programa de atención integral que abarca todas las edades y ámbitos de la vida, desde la educación, la vivienda o el empleo (a través, por ejemplo, de los Centros Especiales de Empleo como rasgo diferencial).
Por otro, en el campo de las personas mayores en situación de dependencia se ha dado un crecimiento del sistema de atención, con el desarrollo de un amplio dispositivo de recursos (tanto residenciales como de atención diurna) de componente comunitario, en esta ocasión tanto públicos como gestionados por entidades privadas (con y sin ánimo de lucro).
Ambos son modelos de atención de alta calidad con unos ratios de personal en la prestación de servicios muy elevados, lo que motiva un gasto público también muy elevado (por ejemplo, las 4.100 plazas para personas con discapacidad entre centros de día y residencias supusieron un gasto de más de 118 millones de euros1) y que lleva a la reflexión sobre su futura sostenibilidad en un entorno de reducción de la recaudación fiscal y sobre todo de un constante envejecimiento poblacional y de baja natalidad.