Cuestión Social c
uyos dos pilares básicos fueron los que luego se transformarían en trascendentales procesos históricos: de un lado, la organización del proletariado industrial para su autotutela c
olectiva en el llamado “movimiento obrero”; de otro lado, la imprescindible intervención del Estado a través de una legislación protectora del trabajo asalariado, la llamada “legislación obrera”.
El movimiento obrero surgió c
omo tal movimiento organizado en el momento en el que la c
lase obrera existente tomó auténtica c
onciencia de c
lase y la c
onvicción de que era posible luchar de modo directo c
ontra el sistema mediante una resistencia c
onsciente, a través de la c
onstitución de organizaciones de c
lase, que luego derivaría en el sindicalismo y en los partidos obreros.
La intervención del Estado c
omienza a producirse, paradójicamente, en el momento de mayor auge de los postulados del liberalismo político. La primera legislación obrera –en España la Ley Benot de 1873– responde a una c
oncepción meramente defensiva del Estado liberal, que puede explicarse así: el c
apitalismo se siente amenazado por la reacción del movimiento obrero ante las c
ondiciones de miseria extrema y explotación y decide c
eder a tiempo en lo menos –en las c
ondiciones de vida y de trabajo del proletariado– para poder c
onservar lo más –el propio sistema de producción mediante el trabajo asalariado por c
uenta ajena–.
Pero esta primera intervención del Estado en la regulación de las c
ondiciones de trabajo del proletariado supondría, a la postre, un c
ierta transformación efectiva de los rígidos postulados iniciales del Estado liberal y la apertura hacia la c
onsolidación de un nuevo sistema normativo y el posterior asentamiento histórico del Estado social de derecho.