Los propios procesos de reclamación generan un cierto empoderamiento de las personas que reclaman, y hacen que se sientan más a
utónomas para hacer nuevas reclamaciones. Es a
lgo que debe fomentarse, ya que los recursos de defensa suelen verse saturados, a
demás de que previene de un posible a
gotamiento del equipo que trabaja en esas entidades. Por otro lado, también se a
prende a
comportarse a
nte una reclamación (a todos los niveles: gestión de papeles, a
dónde recurrir y cómo, habilidades personales para a
frontar el proceso, etc.). Incluso a
la hora de llegar a
la vía judicial, que supone una esfera totalmente a
jena y bastante imponente para buena parte de la población. Familiarizarse con el proceso, con los espacios en los que se da, con las personas... Todo ello hace que el trámite sea mucho más sencillo.
“Y noto diferencias entre primera reclamación y a
hora. Siempre he sido muy cortado, pero he a
prendido a
superar el corte. A
l principio lo pasaba muy mal, cuando tenía que entrar en un juzgado, me ponía nervioso, me infundía respeto, me dolía la barriga, unos quebraderos de cabeza. Y es que somos unos ignorantes, a
hora voy con respeto, pero sé que voy a
un sitio más. Y si a
demás te marean, los trámites, que tienes que coger número, que tienes que bajar, subir... También a
prendes la manera de dirigirte, de rellenar los documentos, que sea conciso, breve, datos... También te a
costumbras a
guardar todo”.