A fecha de 2008 un 16% del total de las familias de la C
APV, desde la c
onsideración de los distintos modelos de familia, c
uenta entre sus miembros c
on menores de 16 años (127.895 hogares). Por otro lado, el 99% de las personas menores de 18 años vive en familia y, c
onforme a los resultados de diversos estudios c
ualitativos c
onsultados, se muestran mayoritariamente satisfechas c
on la relación que mantienen c
on su familia, que es vivida c
omo un espacio que aporta seguridad y c
onfianza. La familia c
ontinúa siendo un elemento c
entral en el desarrollo y en la participación social de la infancia, aun c
uando haya perdido c
ierto peso en la transmisión de valores a favor de otros agentes socializadores.
Según esos mismos estudios, si se mantiene la alta valoración de la familia es, ante todo, por la c
apacidad de adaptación que ha demostrado y, entre otros factores, por la flexibilización de los c
omportamientos internos y el incremento de los niveles de libertad, de democracia interna y de igualdad entre hijos e hijas. Sin embargo y a pesar de esta ruptura progresiva c
on la familia típica tradicional c
aracterizada por la jerarquía rígida entre hombre y mujer, padres-madres e hijos-hijas, en papeles polarizados para lo masculino y lo femenino, las mujeres siguen c
onstituyendo la figura de referencia en la organización del espacio doméstico y el c
ontexto familiar refuerza la diferenciación de género, otorgando actividades diferentes a las mujeres y a los hombres dentro de la estructura familiar, siendo el principal eslabón del proceso de tipificación sexual.
Por otra parte, la flexibilización y democratización de la familia ha hecho surgir algunas dificultades en la c
rianza que guardan relación c
on el establecimiento de límites y normas. Las c
otas de poder adquiridas por las niñas, niños y adolescentes dentro de la organización familiar, donde son c
onsultados y toman parte del proceso de toma de decisiones, junto al intento de padres y madres por alejarse de modelos autoritarios ha incorporado dificultades para encontrar el equilibrio entre las relaciones familiares c
ercanas y el establecimiento de normas y límites (pérdida de autoridad).
Para finalizar, el diagnóstico realizado en la C
APV al que venimos haciendo referencia recoge que existe un discurso c
ompartido por profesorado y madres y padres sobre el modelo proteccionista que se está trasladando a la infancia y la adolescencia y la sobreprotección que se ejerce sobre ella y que se relaciona c
on la satisfacción inmediata de sus necesidades y el deseo de evitar c
ualquier tipo de sufrimiento a niños, niñas y adolescentes, que genera c
ierto grado de infantilización del c
olectivo. Esta situación reduce su autonomía, sus habilidades, su c
ultura del esfuerzo y las estrategias de superación, lo que podría c
ontribuir a explicar la poca tolerancia a la frustración.