6. Enfoque teórico y conceptual de la e-inclusión y la e-participación
Analizar y conocer realmente cuál es el estado real de la e-inclusión y la participación en las esferas social y pública a
través de las TIC en Euskadi, (finalidad del presente informe extraordinario) requiere a
lgunas consideraciones previas relacionadas con:
adecuadamente los términos e-inclusión y e-participación en el marco de este estudio (véase Conceptualización en este mismo capítulo).
aprosumidores que,
además, se sirve de ella para su propio empoderamiento social, con nuevas oportunidades para convertirse en parte
activa de la transformación y la toma de decisiones pública
así como su desarrollo personal (véase Empoderamiento digital en este mismo capítulo).
además, conceptualizar los “condicionantes de la ruptura” o del posicionamiento en una situación “de brecha” es decir, las variables (competencia digital, destreza, habilidad… nivel de
apropiación y posibilidades de empoderamiento son
algunos ejemplos) que
afectan
al que una determinada persona o colectivo no
avance en dicho proceso
así como las consecuencias derivadas de esa “infoexclusión” o “no participación” para el propio desarrollo personal y social (véase Empoderamiento digital en este mismo capítulo).
6.1. Enfoque conceptual: la e-inclusión y la e-participación
Ya en el a
ño 2005, en la Comunicación de la Comisión a
l Consejo, a
l Parlamento Europeo y a
l Comité Económico y Social Europeo y a
l Comité de las Regiones “Trabajar juntos, trabajar mejor. Un nuevo marco para la coordinación a
bierta de las políticas de protección social y de inclusión en la Unión Europea” se plantea, en relación con la simplificación del MAC (método a
bierto de coordinación de la UE), los siguientes objetivos en el marco de sus a
cciones orientadas a
“Contribuir decisivamente a
la erradicación de la pobreza y la exclusión”6.
Asegurar la inclusión social
activa de todos promoviendo la participación en el mercado laboral y luchando contra la pobreza y la exclusión entre las personas y los colectivos más marginados.
acceso de todos
alos recursos, derechos y servicios sociales básicos para la participación en la sociedad,
abordando
al mismo tiempo las formas extremas de exclusión y combatiendo todas las formas de discriminación que llevan
ala marginación.
Asegurar la buena coordinación de las políticas de inclusión e implicar
atodos los niveles de gobierno y
alos
agentes pertinentes, incluidos los pobres, para que sean eficientes y efectivas, se integren en todas las políticas públicas pertinentes, como las económicas y presupuestarias y los programas del fondo estructural (en particular, el FSE), y que incluyan la perspectiva de género.
Estos objetivos siguen, 7 a
ños después, vigentes y, de hecho, la estrategia de crecimiento europeo “Europa 2020” para la década a
ctual, concreta la reducción de a
l menos en 20 millones el número de personas en situación o riesgo de pobreza y exclusión social (el objetivo de España se sitúa en el 1.400.000-1.500.000) como una de sus metas.
Dos de los riesgos a
los que se enfrentan la UE y sus países miembros en relación con este objetivo son “promover la inclusión a
ctiva en la sociedad y el mercado laboral de los grupos más vulnerables” y “superar la discriminación y a
umentar la integración de las personas con discapacidad, minorías étnicas, inmigrantes y otros grupos vulnerables”. Se trata de retos que a
bordan la inclusión (o la integración) de forma global, no obstante, se encuentran citados por su profunda relación con el objeto del presente informe, la inclusión y participación a
través de las TIC en tanto en cuanto que las TIC pueden ser considerados como elementos de desigualdad o como contribuidores en el incremento de desigualdades existentes pero, sobre todo, por su potencial igualador, incluyente y facilitador de la participación en la vida social y pública de todos los individuos.
Por ello debemos tomar como referente la A
genda Digital Europea (ADE), es decir, la responsable de trasladar y contribuir a
superar esos retos en la sociedad de la información y el conocimiento.
La A
DE identifica determinados obstáculos que impiden el desarrollo de las a
cciones en materia de e-inclusión y que, socavan gravemente los esfuerzos realizados para explotar las TIC, entre ellos se encuentran:
alfabetización y la capacitación digitales que están excluyendo
amuchos ciudadanos de la sociedad y la economía digitales y limitando el gran efecto multiplicador que puede tener la
adopción de las TIC sobre el
aumento de la productividad.
afrontar los retos sociales que impide
alos europeos (y, por tanto
aEuropa)
aprovechar plenamente el potencial de las TIC para enfrentarse, con mayor eficacia,
alos retos sociales derivados del envejecimiento de la población o la integración de las personas con discapacidad, entre otros.
Por ello, sitúa entre sus campos de a
cción tanto “Fomentar la a
lfabetización, la capacitación y la inclusión digitales” (pilar 6) en a
ras de evitar que los a
ntecedentes o la capacitación no se constituyan como barreras para a
cceder a
l potencial de las TIC en relación con la a
utonomía y emancipación de las personas, como extender los “Beneficios que hacen posibles las TIC para la sociedad de la UE” (pilar 7) en relación con el envejecimiento de la población, la a
utonomía de los pacientes y la inclusión de las personas con discapacidad (entre otros as
pectos).
Ambos orientados a
la consecución de los objetivos generales de la política europea en materia de e-inclusión (inclusión digital) de reducir las brechas en el uso de las TIC y la promoción del uso de las TIC para superar la exclusión, y mejorar el desempeño económico, las oportunidades de empleo, la calidad de vida, la participación y la cohesión social7.
La Unión y los Estados miembros deberán a
doptar todas las medidas que sean necesarias para lograr la inclusión de todos los ciudadanos, también los más desfavorecidos, en la sociedad digital, de conformidad con la Estrategia Europa 2020 y el a
rtículo 9 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea8.
El término “e-inclusión” o “inclusión digital” hace referencia, en consecuencia, tanto a
la no exclusión de las ventajas y beneficios que suponen las TIC (TIC inclusivas) de ningún individuo, como a
l hecho de que el uso de estas posibilita a
lcanzar objetivos más a
mplios de inclusión. e-inclusión pone el foco, entonces, en la participación de toda la población en todos los as
pectos de la sociedad de la información.
De hecho, bajo el mencionado pilar 6 la Comisión Europea propone diferentes a
cciones orientadas a
conseguir que los grupos potencialmente desfavorecidos a
dopten las tecnologías digitales, en referencia a
las personas mayores, con menores niveles de a
lfabetización, con bajos ingresos o con discapacidad.
Grupos cuyas características no solo constituyen un elemento para su etiquetaje como “potencialmente desfavorecidos” de forma genérica sino que, a
demás, suponen variables que a
fectan a
sus posibilidades de e-inclusión. Ya en el último Europe’s Digital Competitiveness Report (2010)9 se proporcionan las claves de cuáles son las variables que pueden encontrarse en la trasfondo de una situación de exclusión digital: la pertenencia (o no) a
un grupo desfavorecido (con especial incidencia en las personas mayores), el (bajo) nivel educativo, el (bajo) nivel de ingresos…
Se trata de variables que reducen, a
la luz de los resultados del informe, las posibilidades de inclusión, por ello, el mismo informe indica como requisito previo para el logro de una sociedad e-inclusiva, la promoción de las competencias digitales (pilar 6 de la A
genda Digital Europea, eje 3 de la Estrategia 2011-2015 –Plan A
vanza– en España y la iniciativa “Ciudadanía A
ctiva” de la A
genda Digital de Euskadi –AD@1510–).
Si bien, poseer las habilidades, conocimientos y destrezas necesarios para hacer un uso eficaz de la TIC es un requisito fundamental para la inclusión digital de la ciudadanía, no lo son menos otros as
pectos como la disposición de infraestructuras o la a
ccesibilidad electrónica. Es decir, a
demás de la cualificación y la competencia personal para utilizar las TIC, es necesario un a
decuado despliegue de infraestructuras (incluido entre las prioridades de cualquiera de los marcos estratégicos11 que se a
borden), el libre a
cceso a
la información y la posibilidad de a
cceder a
contenidos a
daptados a
las características diferenciales de las personas. As
í, desde todos los niveles políticos se promueven y desarrollan a
cciones orientadas a
incrementar las posibilidades de a
cceso de toda la población a la sociedad de la información.
Un ejemplo es el hecho de que varias son las disposiciones y recomendaciones de la Comisión Europea12 en relación con el planteamiento de un enfoque común materia de a
ccesibilidad (electrónica o web) o de equidad en el a
cceso a
infraestructuras, dispositivos, productos y servicios (desde la e-administración a
l e-business).
En particular, en relación con el cumplimiento de las pautas de a
ccesibilidad web debe tenerse en cuenta que supone un gran número de ventajas tanto para el propio individuo que a
ccede a
los contenidos web como para las organizaciones (o empresas) que desarrollan sus espacios web de a
cuerdo a
estos estándares (para más información véase la WAI del W3C13).
Así, entendemos en el presente informe extraordinario que la inclusión digital tiene valor por sí misma, por cuanto que posibilita que la población forme parte de la sociedad de la información, iguala a
los individuos en sus condiciones de a
cceso y participación en la vida social y política a
través de las tecnologías, es decir, se encuentra en la base de la a
plicación de principios de justicia social y se constituye como garante de la equidad en la sociedad del conocimiento.
acceso
alas tecnologías de la información y la comunicación para permitir la inserción de todos en la sociedad de la información. La inclusión digital es también la rutina diaria para maximizar el tiempo y sus posibilidades. Un incluido digital no es
aquél que solamente usa el nuevo lenguaje para intercambiar emails, esto es el mundo digital. Sino el que usufructúa este soporte para mejorar sus condiciones de vida y puede tener una postura crítica frente
alos criterios que definen las tecnologías como una panacea social14.
Precisamente porque la e-inclusión se constituye como un pre-requisito para la participación15 debemos explicitar cuál es el concepto de e-participación que se a
borda en el presente informe.
Una gobernanza inclusiva sitúa su piedra a
ngular en la promoción de la participación de los ciudadanos16. Se trata de facilitar que los ciudadanos tengan a
cceso a
la información y a
los servicios públicos pero, a
l mismo tiempo, que puedan participar en la toma de decisiones públicas que a
fecten tanto a
l bienestar de la sociedad en general como a
l del individuo de forma particular.
La e-participación comprende, entonces, tanto la a
cción gubernamental para potenciar y fomentar esa participación como la voluntad y la capacidad de la ciudadanía para hacerlo (su e-inclusión). A
unque no debe restringirse a
los servicios G2C (Government to Citizen) si debe tener muy presente que la participación es un derecho de la ciudadanía.
En este sentido, baste una somera revisión de la normativa a
l respecto (véase capítulo “Marco normativo” de este mismo informe) para saber cómo se ha regulado este derecho de participación en los diferentes contextos políticos. La conclusión que se evidencia, de igual modo que en el a
rtículo “Derecho a
la Participación” del profesor Etxebarria (publicada en El Correo y en El Diario Vasco, 10 de diciembre de 2011) o en la Recomendación 12/2011 del A
rarteko, es la falta de regulación sobre el derecho (y/o el deber) a
participar en la vida pública más a
llá de las posibilidades de ser elegido como representante público o la de elegir a
los representantes públicos.
No se entrará en este informe a
dilucidar hasta qué punto la participación, de forma genérica (sin “e”), debe ser considerada un deber de la ciudadanía. Pero sí hemos de contemplar el deber de los gobiernos de facilitar que la totalidad de los individuos participen, si lo desean, que puedan ejercer ese derecho y no solo en a
quellas partes de la vida pública que, en cada momento determinado, se establezcan desde el gobierno (volviendo a
l G2C) sino también en a
quellas otras en las que, respondiendo, especialmente a
l interés común, la ciudadanía promueva la inclusión de iniciativas gubernamentales, inste a
los gobiernos a
plantearse a
ctuaciones hasta el momento no a
bordadas, etc. (asumiendo un papel a
ctivo en modalidad C2G –Citizen to Government–).
Tradicionalmente, las iniciativas en e-participación han sido iniciadas por los gobiernos, pero en los últimos a
ños la ciudadanía o los grupos organizados de ciudadanos (y ciudadanas) han lanzado un número creciente (de ellas).
Traducción propia a
partir de Europe’s Digital Competitiveness Report (2010)18
De hecho, en el caso de Euskadi, ya se insta, en la mencionada recomendación del A
rarteko, a
l Gobierno Vasco a
“(…) proponer una ley que regule la participación ciudadana en los as
untos públicos dentro de nuestra Comunidad A
utónoma. Esa norma deberá fijar un marco jurídico propio y regular el derecho de las personas de forma individual o a
través de organizaciones, a
participar conforme a
los principios incluidos en esta recomendación”. Si bien se refiere a
la participación de forma general, debemos hacerlo extensivo, por tanto, a
la e-participación, es decir, a
l a
poyo de las TIC a
la participación en los procesos involucrados en el gobierno y la gobernanza19.
Teniendo en cuenta que las iniciativas en materia de e-participación iniciadas de a
rriba a
bajo por los gobiernos han tenido (en 2010) menos éxito que las iniciadas por la ciudadanía o las organizaciones sociales20 el Plan de A
cción Europeo sobre A
dministración Electrónica 2011-201521, en consonancia con la Declaración Ministerial de Malmö, señala como una de sus prioridades la “Capacitación del usuario” es decir, incrementar la capacidad de ciudadanos, empresas y otras organizaciones para comportarse proactivamente en la sociedad a
través del uso de nuevas herramientas tecnológicas. Pueden a
crecentarse la eficiencia de los servicios públicos y la satisfacción de los usuarios si se responde mejor a
las expectativas de estos y si se diseñan a
quellos en torno a
las necesidades de los usuarios y en colaboración con ellos siempre que sea posible. Se trata as
imismo de que las a
dministraciones públicas ofrezcan un a
cceso sencillo a
la información pública, mejoren la transparencia y permitan la participación efectiva de ciudadanos y empresas en el proceso de formulación de políticas22.
Por su parte, el Gobierno de España señala23 la necesidad de establecer una estrategia de A
dministración electrónica de España para el a
ño 2015, en cumplimiento de los compromisos derivados del Plan de A
cción 2011-2015 de A
dministración Electrónica de la Unión Europea. Las prioridades de esta estrategia se centran en una A
dministración pública sostenible, una sociedad productiva y cohesionada y una sociedad participativa y colaborativa.
Administraciones Públicas, impulsando los nuevos elementos de comunicación que proporcionan las redes sociales, fomentando la reutilización y la
accesibilidad, debe conducir, más que nunca
auna Sociedad más participativa y colaborativa y
auna
Administración más
abierta y transparente24.
De hecho, ya en la Estrategia 2011-2015 del Plan A
vanza2 (publicada en 2010) se señala “Desarrollar servicios de Gobierno A
bierto y de la eAdministración” como uno de los retos (eje 4 “contenidos y servicios digitales”) entendiendo el gobierno a
bierto como una nueva estrategia de interacción entre la A
dministración Pública y sus a
dministrados, caracterizada por el establecimiento de canales de comunicación y contacto directo entre ellos. Es decir, posibilitar la comunicación constante y directa entre gobierno y ciudadanía o, lo que es lo mismo para poder tomar decisiones basadas en sus necesidades y preferencias es necesario impulsar la participación de la población, lo que supone cambios culturales pero también cambios en los canales de comunicación, pasando a
ser electrónicos. En definitiva, iniciando el camino de la e-participación.
6 COM/2005/0706 final. Las negritas son propias.
7 Política de la Comisión Europea en materia de e-inclusión en a
lineamiento con el reconocimiento (número 4) de la Declaración Ministerial de Riga.
8 Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión a
l Parlamento Europeo, a
l Consejo, a
l Comité Económico y Social Europeo y a
l Comité de las Regiones: Plan de A
cción Europeo sobre A
dministración Electrónica 2011-2015 – Aprovechamiento de las TIC para promover una a
dministración pública inteligente, sostenible e innovadora» COM(2010) 743 final y la «Comunicación de la Comisión a
l Parlamento Europeo, a
l Consejo, a
l Comité Económico y Social Europeo y a
l Comité de las Regiones – Hacia la interoperabilidad de los servicios públicos europeos» COM(2010) 744 final.
9 Capítulo 4 “eInclusion: regular internet use a
nd skills a
mong groups a
t risk of exclusion“, European Union, 2010.
10 Para un mayor detalle sobre estos planes, véase el capítulo “Marco estratégico y normativo” de este mismo Informe.
11 Pilar 4 “Very Fast Internet” de la A
DE; eje 1 “Infraestructuras” del Plan A
vanza2 y la iniciativa “Infoestructuras” de la A
D@15.
12 Ejemplo:
accesible.
Accesibilidad de los sitios web públicos y de su contenido.
13 Web A
ccessibility Initiative (WAI), especialmente la sección destinada a
l diseño inclusivo.
14 Wikipedia: inclusión digital.
15 En el documento MEMO/06/237 Information a
nd communication technology for a
n inclusive society – Frequently as
ked questions se cita, literalmente, Easy a
ccess to (ICT) is a
prerequisite for participation.
16 United Nations e-Government Development Database. UN Public A
dministration Programme. e-Participation http://www2.unpan.org/egovkb/egovernment_overview/eparticipation.htm#.
17 Si en sus orígenes el á
mbito de expresión del derecho a
la participación se ciñó a
la vida política en su sentido más preciso (estructuras del Estado y partidos políticos), hoy somos conscientes de que en la sociedad civil a
través de sus organizaciones, e incluso espontáneamente en momentos sociales cargados de intensidad, se pueden tener también firmes participaciones públicas, valiosas cuando se sitúan en ese horizonte del bien público. Etxebarría, X. “Derecho a
la participación” en El Correo y en El Diario Vasco, 10 de diciembre de 2011.
18 Capítulo 5. “Online Public Services”. A
partado 1.5. e-Government. e-Participation, European Union, 2010.
19 Wikipedia: ICT supported participation in processes involved in government a
nd governance, cit. en Europe’s Digital Competitiveness Report (2010).
20 Europe’s Digital Competitiveness Report, European Union, 2010.
21 COM (2010) 743. A
provechamiento de las TIC para promover una a
dministración pública inteligente, sostenible e innovadora.
22 Las negritas son propias.
23 Resumen ejecutivo del informe presentado a
l Consejo de Ministros de 16 de septiembre de 2011 sobre la situación de la A
dministración electrónica en la A
dministración General del Estado. Esta estrategia fue presentada durante la sesión 1 “e-Government a
nd the A
dministration” en el encuentro “Going Local II” celebrado en Sevilla, en diciembre de 2011.
24 Ibídem.
6.2. Enfoque teórico: el continuo en el empoderamiento digital
El enfoque bajo el que se realiza este informe extraordinario sobre E-inclusión y participación en las esferas social y pública a
través de las TIC en Euskadi parte de un modelo teórico de “empoderamiento digital” (de a
dopción de las TIC) que posiciona a
la totalidad de la población en un continuo que a
borda cuatro posibles estadios en relación con la preparación técnica y la a
propiación de las tecnologías que realiza la ciudadanía de Euskadi.
Así, en este modelo teórico queda reflejada la totalidad de la población desde a
quella excluida de la sociedad de la información (no e-incluida) hasta quien utiliza las TIC como instrumento para participar, de forma plena, en la vida social y política (e-participación). Para ello se establece una escala con 4 estadios diferenciados que, de forma esquemática, a
grupan a
quienes:
(Ilustración 14)
Continuo de evolución de empoderamiento digital
A. Estadio 0- Infoexclusión: No utilizan herramientas tecnológicas o lo hacen en escalas mínimas. Se encuentran en una situación de infoexclusión (o e-exclusión). Se trata de personas que carecen de a
cceso a
infraestructuras tecnológicas o de conocimientos para su utilización o que las perciben como a
lgo a
jenos sin posibilidad de realizar ningún a
porte a
sus intereses personales.
B. Estadio 1- E-inclusión incipiente: Realizan usos estándar de las tecnologías (se comunican, a
cceden a
información a
través de la web…). Son perfiles de uso correspondientes a
la web 1.0, de consumidores. Conciben las tecnologías como instrumentos específicos para as
pectos concretos de su vida profesional o personal.
C. Estadio 2- E-inclusión: Realizan uso más a
vanzado de la tecnología digital, a
propiándose de las TIC participando de forma más a
ctiva en la construcción de la SI. Usan las TIC, obteniendo un a
lto beneficio de ellas, a
provechando gran parte de su potencial, son prosumidores, es decir, realizan a
portaciones a
la sociedad de la información en forma de contenidos propios construyendo y colaborando, para lo cual es primordial conseguir que vayan a
vanzando en el uso de las TIC y conectando con sus necesidades. Tienen conciencia del potencial de las TIC como elemento que mejora sus condiciones vitales y de que, a
demás, contribuyen a
su empoderamiento social.
D. Estadio 3- E-participación: A
provechan la apropiación de las TIC que han realizado, ejercen su empoderamiento para tomar parte a
ctiva, a
través de herramientas tecnológicas, en la vida social y política. En definitiva, ejercen su derecho a
participar en la vida pública, en la toma de decisiones sobre su municipio, región… siendo proactivas, iniciando procesos (de a
bajo a
rriba), participando en procesos iniciados (de a
rriba a
bajo), etc.
Debe tenerse en cuenta que el establecimiento de un estadio 0 responde a
la consideración de una evolución en el a
provechamiento de las tecnologías tanto en la esfera privada como en la pública y, por tanto, su inexistencia provoca la necesidad de establecer un estadio previo (0) que refleje estas circunstancias.
aspectos relacionados con quienes poseen un nivel de experticia en el uso o la creación de tecnología (participan
activamente en la construcción de
aplicaciones y herramientas; generación de conocimiento; producción de contenidos, software...) que, en un modelo teórico más “tecnológico” se correspondería con el nivel más
avanzado. Se ha omitido deliberadamente teniendo en que, en el contexto del presente informe, se ha optado por
abordar la evolución desde la repercusión que el uso de las TIC (o la inexistencia de este) posee en la calidad de vida de las personas. No obstante, estas personas se encontrarían incluidas en el descrito estadio 3- E-participación.
En la transición entre los diferentes estadios existen condicionantes que determinan la posición de la ciudadanía en uno otro as
í como en su ubicación en una (o varias) situaciones de “brecha” (que explicitaremos a
continuación). A
lgunas de estas variables se han señalado a
nteriormente: la edad, el nivel educativo, la situación profesional (especialmente en cuanto a
los ingresos), la diversidad funcional o, incluso, el género. Corresponde a
l a
nálisis posterior que se incluye en este mismo informe señalar, concretamente, cuáles son as
í como cuál es la situación de la población vasca en relación a
cada una de ellas. En el siguiente gráfico se muestra cómo pueden a
fectar a
lgunas de ellas:
(Ilustración 15)
Variables que condicionan el posicionamiento en estadios
Como puede observarse en las ilustraciones a
nteriores, existe cierta superposición entre los estadios debida a
la a
mplitud de los estadios en función de qué variables se tengan en cuenta durante la a
plicación del modelo teórico. As
í podrán establecerse diferencias, dentro de un mismo estadio, en función de dichas variables (edad, nivel educativo…) pero también en relación con la frecuencia, calidad y tipo de usos; las diferentes habilidades digitales (e-skills) que se requieren; el número y tipología de productos o servicios utilizados; el objetivo perseguido o, incluso, la percepción de la propia situación con respecto a
las TIC.
El posicionamiento en uno u otro estadio supone coloca a
la población en una situación de “brecha digital”, es decir, de desigualdad entre los miembros de una misma población. Se hace necesario, entonces, establecer diferentes tipos (o niveles) de brecha25 a
cordes con la evolución descrita. Cada una de las brechas que se relacionan a
continuación incluye, evidentemente, las de “nivel superior”:
acceso: relacionada con la ubicación en el estadio 0, con una situación de
alejamiento de la sociedad de la información y el conocimiento.
al estadio 1. En este tipo de brecha se sitúan
aquellas personas que, contando con un
adecuado despliegue de infraestructuras, con posibilidades de
adquirir habilidades que incrementen su competencia digital, no utilizan las TIC o lo hacen, exclusivamente, con herramientas estándar y en situaciones concretas (ya sean personales o profesionales).
apropiación: relacionada, principalmente, con la
avance desde el estadio 1
al estadio 2. En este tipo de brecha se ubican quienes
aún no se han
apropiado de las tecnologías
asu disposición. Si bien conocen una buena parte de las herramientas y pueden utilizarlas de forma cotidiana, no
aprovechan todo su potencial. Se trata de un uso instrumental, no colaborativo y fundamentalmente orientado
al propio consumo.
al estadio 3, es decir la posibilidad de
alcanzar gobiernos
abiertos y sociedades empoderadas digitalmente. Se ubican, exclusivamente en esta brecha quienes habiéndose
apropiado de las TIC, utilizándolas de forma cotidiana, no
aprovechan la capacidad de empoderamiento social que las TIC posibilitan.
(Ilustración 16)
Brechas y niveles de empoderamiento digital
En cualquier caso, la evolución del empoderamiento digital es, y como tal debe ser utilizado, un a
liado para la justicia social, es decir, un a
poyo en los procesos más a
mplios de inclusión y promoción social. Debe ponerse especial énfasis en a
quellos colectivos que están en situación de riesgo social o de exclusión social prescindiendo de modelos más centrados en lo tecnológico que se basan en datos cuantitativos relacionados con el número de personas que se encuentran en un determinado tipo de uso (en cuanto a
cantidad y diversidad de a
plicaciones utilizadas o la frecuencia de uso) yendo hacia el despliegue de modelos que pongan el foco en la mejora de las condiciones y la calidad de vida de las personas, especialmente cuando estas se encuentran en riesgo de exclusión por cualquier motivo.
Se trata, entonces, de a
vanzar, de sentar las bases para la puesta en marcha de a
cciones que tomen como punto de partida las necesidades e intereses de la ciudadanía, en las que las personas están implicadas desde el propio diseño, participando en todo el proceso para desarrollar a
lternativas innovadoras con a
lto potencial de impacto real en los diferentes espectros de la vida cotidiana: el empleo, la salud, los servicios sociales… Se trata de lograr un modelo de sociedad inclusiva y, por tanto, e-inclusiva en igualdad de condiciones para toda la población, en la que toda la ciudadanía esté capacitada y empoderada para tomar sus propias decisiones en cuanto a
cómo a
provecha esas ventajas, en relación con cuál es su participación (activa, pasiva o “en ocasiones una y en ocasiones otra”) en la sociedad a
la que pertenecen, es decir, en la sociedad de la información y el conocimiento actuales en la que las TIC son un elemento inherente.