3.5. Brecha digital de uso
La presencia o disponibilidad de equipamiento TIC en un hogar, por ejemplo, no es garantía de que todos sus miembros lo usen. Y si ese fuera el c
aso, los datos obtenidos en el estudio nos demuestran que según factores c
omo la edad, el nivel de estudios, o su estado laboral, c
orrelacionan c
on diferentes motivaciones y frecuencias de uso.
Según datos de la encuesta (ESIF) 2011 del Eustat, el 67,8% de la población de Euskadi c
on edades c
omprendidas entre los 10 y los 74 años son usuarios de ordenador, el 65,3% lo son de Internet, y un 97,8% que declaran usar el teléfono móvil. Los análisis evolutivos que se llevan a c
abo en este informe demuestran que estas c
ifras han experimentado un importante c
recimiento en los últimos años, pero este hecho resulta insuficiente para poder analizar la verdadera brecha digital de uso.
¿Quiénes son las personas que se encuentran detrás de esos porcentajes? ¿Cuáles son sus motivaciones para usar las TIC? ¿Con qué frecuencia las utilizan? ¿Existe c
onexión entre el uso de las TIC y aquellos ámbitos más vinculados al bienestar o la c
alidad de vida c
omo el empleo, la salud, la formación…?
La investigación pone de manifiesto que factores c
omo la edad, el sexo, el nivel de estudios, el nivel de ingresos o el estado laboral, entre otros, vuelven a salir a la palestra c
omo elementos que se encuentran detrás de las diferencias de uso de las TIC entre la población. Así, tan solo el 12,9% de la población vasca de entre 65 y 74 años declara ser usuaria de Internet. En c
uanto al sexo, c
ontinúan existiendo desigualdades en los porcentajes de uso, incrementándose dichas diferencias a medida que escalamos en las franjas de edad a favor de los hombres. En esta misma línea, tan solo el 23,4% de las personas c
on estudios primarios o inferiores y el 35,6% de las personas en situación de inactividad laboral son usuarias de Internet.
Estas c
ifras nos obligan a realizar una reflexión. Resulta evidente que las TIC podrían resultar de gran ayuda de c
ara a la mejora de c
alidad de vida y promoción social a estos c
olectivos que hemos nombrado. En c
ambio, los datos obtenidos nos hablan de que son precisamente estos grupos los que registran mayores desigualdades de uso de las TIC.
Para profundizar sobre ello, les hemos preguntado por sus motivaciones, los “para qué” que gobiernan sus c
onexiones a la red.
Las c
onclusiones del análisis son de esperar: búsqueda de información, c
orreo electrónico, c
onsulta de medios de c
omunicación, ocio y uso de programas o c
anales de c
omunicación lideran el ranking de motivaciones. Hay que irse hasta puestos más bajos de la tabla para encontrarnos c
on el uso de las TIC para la c
onsulta de información sobre salud, la búsqueda de empleo, el acceso a acciones formativas o información sobre formación…
Un hecho que, además, se agrava c
uando hacemos el c
ruce de estas motivaciones c
on los factores anteriormente c
itados (edad, nivel de estudios, situación laboral…). Algunos ejemplos esclarecedores al respecto: tan solo el 5,7% de las personas c
on estudios primarios o inferiores declara usar Internet para la búsqueda de empleo; en el c
aso de las personas en situación de inactividad laboral, la búsqueda de empleo se encuentra en el séptimo lugar del ranking de motivaciones para el uso de las TIC.
(Ilustración 5)
Motivos de uso de Internet en la población de Euskadi con edad c
omprendida entre los 10 y los 74 años (%), 2011
Elaboración propia a partir de datos del Eustat.
Esta disonancia entre lo que “espero de Internet” y lo que “Internet puede hacer por mí” en el c
ampo de aquellos aspectos relacionados c
on el bienestar social y la c
alidad de vida, nos permite trabajar c
on la hipótesis de que, detrás de esas diferencias de uso de las TIC, existen c
laros desencuentros entre determinados colectivos (personas mayores, personas desempleadas c
on perfiles formativos bajos, personas residentes en zonas rurales…) y el verdadero potencial de la red (servicios, c
ontenidos…).
Ello nos ha impulsado a incorporar en el c
apítulo de Recomendaciones la urgencia de intensificar las acciones de formación, talleres demostradores, etc. destinados a c
olectivos en brecha digital de uso y focalizados específicamente en las posibilidades de las TIC en aquellos aspectos que c
onecten c
on sus c
entros de interés y posibilidades de mejora de c
alidad de vida y bienestar (aspectos c
omo el envejecimiento positivo en las personas mayores; búsqueda de empleo y formación entre la población desempleada; intensificación del uso de las TIC en los diseños formativos de la formación ocupacional, etc.).
Como c
omplemento, se recomienda igualmente el uso de dispositivos que ya han c
onseguido su popularización y aceptación entre la práctica totalidad de c
apas de la población, c
omo es el teléfono móvil, para amplificar así las potencialidades de este tipo de acciones y su nivel de impacto.