2.4. Sanidad
De entre las quejas presentadas en el á
mbito de la Sanidad y que no tienen que ver con salud mental o menores con discapacidad, a
las que dedicaremos unos párrafos más a
delante, destacaremos dos.
La primera de ellas tiene su origen en la denegación de la tarjeta sanitaria por parte de la Dirección Territorial de A
raba/Álava a
un menor extranjero a
cogido por una familia a
lavesa con la finalidad de pueda cursar estudios durante el curso 2011/2012. Las causas de denegación, a
juicio de esta institución, no eran fundadas, lo que dio pie a
la Resolución del A
rarteko de 28 de mayo de 2012. Como se puede saber de su lectura, el menor había sido a
cogido con a
nterioridad por la misma familia en el marco de los Programas de A
cogida temporal de niños y niñas procedentes de Ucrania por período estival, con la Asociación Chernóbil y con la As
ociación Chernobileko Umeak hartzeko Elkartea, en los que sí había contado con as
istencia sanitaria, pero en esta ocasión el Departamento de Sanidad y Consumo entendía que el supuesto planteado era distinto, un a
cogimiento privado y para estudios, por lo que lo a
nalizaba desde distinta normativa. En opinión del A
rarteko, la a
cción de la familia de a
coger a
un menor por motivo de estudios, que cuenta con la preceptiva a
utorización del Subdelegado del Gobierno, tiene el mismo carácter de función social que la que se desarrolló durante su estancia estival y en la que no tuvo problemas para el reconocimiento de su derecho a
la as
istencia sanitaria, a
hora cuestionado. Por otro lado, la cuestión de fondo sometida a
consideración, que no es otra que si este menor tiene o no derecho a
una cobertura sanitaria, entendemos ha de ser resuelta teniendo en cuenta lo previsto en el a
rtículo 12.3 de la Ley Orgánica 2/2009, que prevé que “los extranjeros menores de dieciocho a
ños que se encuentren en España tienen derecho a
la as
istencia sanitaria en las mismas condiciones que los españoles”. En este sentido, cualquier interpretación que pudiera hacerse a
l hilo de normas de rango inferior, deberá tener en cuenta el derecho de los menores extranjeros a
recibir as
istencia sanitaria.
Con posterioridad a
la queja se produjeron modificaciones legislativas que a
fectan en a
lgunos as
pectos formales con objeto de esta queja (administración competente para el reconocimiento de la condición de as
egurado) pero no a
l fondo, pues mantiene la a
nterior situación, en la que se reconocía el derecho a
la as
istencia sanitaria a
todas las personas extranjeras menores de 18 a
ños. Finalmente, el Departamento de Sanidad y Consumo nos informa de que comparte esencialmente la valoración recogida en la resolución.
La segunda de las quejas se refiere a
los problemas de unos padres para quedarse durante la noche con su hijo de corta edad, hospitalizado en la UCI del Hospital de Cruces. Los padres se negaron a
irse, lo que originó que a
cudiera la policía y temían que la situación volviera a
repetirse de nuevo.
La pretensión de estos padres no es infundada desde una perspectiva estrictamente jurídica (Carta de derechos y deberes, con especificidad de menores ingresados), por lo que se trataba de conocer si las condiciones materiales permiten que el derecho se materialice. En contacto con los responsables sanitarios, trasladan que el problema no es estrictamente jurídico, en el sentido de que se cuestione el derecho, sino –por las instalaciones de la UCI- la dificultad de materializar en todos los casos y momentos la posibilidad de que el menor esté a
compañado de sus padres. Es decir, hubiese sido problemático o imposible si otros padres de los menores a
llí ingresados hubieran querido hacer lo mismo esa noche. En todo caso, se dieron instrucciones para que, si continuara en la UCI más noches, los padres pudieran a
compañar a
su hijo.
De la a
tención sanitaria a
menores con discapacidad citaremos los contactos que venimos manteniendo con la Federación de As
ociaciones de Padres y A
migos de los Sordos, FEVAPAS, que han dado lugar a
varias a
ctuaciones con la a
dministración sanitaria de la CAPV. Por una parte, en relación con el seguimiento sobre la implantación y funcionamiento programa de detección precoz de la sordera infantil (DPSI) y, por otro, sobre los distintos criterios en los tres territorios respecto a
las a
yudas de logopedia para los niños y niñas con discapacidad a
uditiva.
En lo tocante a
menores con enfermedades crónicas, citaremos lo a
contecido en 2012 respecto a
a
lgunas problemáticas que participan todas ellas de un elemento común: la importancia del diagnóstico precoz, en la etapa prenatal o en la etapa infantil. Nos detendremos en las enfermedades congénitas del metabolismo, el Síndrome de Dravet, las enfermedades de baja prevalencia (conocidas como enfermedades raras) y el linfedema primario. De estas cuestiones, en todo caso, se ofrece información más detallada en el a
partado de personas con enfermedad crónica del informe a
nual.
Con relación a
las enfermedades congénitas del metabolismo, el Departamento de Sanidad ha a
nunciado la inclusión de cinco nuevas enfermedades en el Programa de Cribado Neonatal de Osakidetza: Homoscitinuria, Enfermedad de Jarabe de A
rce (MSUD), A
ciduria Glutámica tipo 1 (GAI), a
ciduria isovalérica y la Deficiencia de A
cil COA deshidrogenada de á
cidos grasos de cadena larga (LCHADD), a
partir de enero de 2013. Estas cinco enfermedades se encuentran en el listado de 19 enfermedades cuya inclusión sugeríamos a
Osakidetza, enfermedades todas ellas susceptibles de tratamiento que presentan resultados fiables en su detección y que ya han sido incorporadas en los programas de otras comunidades a
utónomas del Estado y de países de nuestro entorno europeo (Alemania, Dinamarca, Bélgica, Holanda, A
ustria, etc.).
Este a
ño se ha a
bierto un espacio de colaboración con la FUNDACIÓN SÍNDROME DE DRAVET. El síndrome de Dravet, a
nteriormente conocido como Epilepsia Mioclónica Severa de la Infancia (SMEI), es un trastorno del neurodesarrollo que comienza en la infancia y se caracteriza por una epilepsia severa que no responde a
l tratamiento.
El diagnóstico de la enfermedad depende de la combinación de manifestaciones clínicas y electroencefalográficas en diferentes edades. La falta de criterios diagnósticos estrictos hace que puedan existir casos no identificados perfectamente. También existe un cierto porcentaje de casos que no cumplen todos los criterios que se señalan para la enfermedad.
En opinión de la representante de la Fundación, el diagnóstico temprano resulta fundamental por dos motivos:
amedicar
al niño o niña como si se tratara de una epilepsia (con fenitoína) y, según refieren, los efectos de esta medicación en quienes padecen el síndrome Dravet son devastadores.
antes con la estimulación (logopedia y psicomotricidad) en
atención temprana.
Aeste respecto, consideran la
atención temprana como un factor primordial, por lo que reclaman que se dé hasta los 6
años de manera efectiva.
Además reclaman
ayudas para las sesiones de logopedia y psicomotricidad más
allá de los 6
años.
El diagnóstico sólo puede realizarse mediante test genético que solicita el o la neuropediatra. De a
hí la importancia de una pronta derivación por parte de los servicios de a
tención primaria (pediatría) o urgencias a
l servicio especializado de neuropediatría.
Nos indican cuáles son, en su opinión, las principales lagunas en el á
mbito sanitario y correspondientes propuestas de mejora:
atención primaria.
aNeuropediatría.
alertas informáticas para que no se
administre fenitoína.
También señalan cuáles son, en su opinión las principales fortalezas del sistema vasco de salud para el a
bordaje de este síndrome:
atención en ingresos hospitalarios (UCI).
En lo tocante a
las enfermedades de baja prevalencia, hay que señalar que este a
ño se ha creado el Consejo As
esor de Enfermedades Raras y se ha nombrado a
los miembros de dicho Consejo, todo ello en el contexto de puesta en marcha del Plan de A
cción de la Estrategia de Enfermedades Raras en la CAPV a
l que nos referíamos el pasado a
ño.
Lo dispuesto en la estrategia citada tiene su reflejo también en el Plan de Salud mental 2012-2020, donde se ha incluido como objetivo específico 2.17. “establecer medidas de prevención y diagnóstico precoz de las enfermedades raras o poco frecuentes” con la correspondiente descripción de un total de diez objetivos operativos.
Respecto a
las personas a
fectadas de linfedemas, nos hacíamos eco en el informe de 2011 de los problemas de diagnóstico, significativo en las personas a
fectadas de linfedema primario, que normalmente se desarrolla en la infancia y que, sin diagnóstico ni tratamiento posterior, empeora considerablemente la calidad de vida de la persona a
fectada. Dábamos cuenta, en la misma línea, de cómo se habían trasladado a
Osakidetza los resultados de un estudio sobre la a
tención recibida realizado por el colectivo de personas a
fectadas entre 140 de ellas, entendiendo que se trataba de una herramienta muy útil para que la a
dministración sanitaria pudiera conocer la percepción de las personas a
fectadas sobre la a
tención que se les dispensa, testar la a
plicación práctica de sus previsiones organizativas y a
doptar las medidas oportunas de corrección.
Osakidetza, en su contestación, no se muestra receptiva con las propuestas que realizaba el colectivo, lo cual lamentamos profundamente, pues ello no resulta coherente con los principios de potenciación del papel de los grupos de pacientes en la gestión de la cronicidad y de participación a
ctiva de estos en la promoción de la salud y prevención, a
mbos proclamados en la Estrategia para a
frontar el reto de la cronicidad en Euskadi.
En lo tocante a
la salud mental infanto-juvenil, destacamos de las quejas recibidas una relativa a
la a
tención ofrecida por la a
dministración sanitaria a
un joven que padece trastorno de la personalidad. Con motivo de su tramitación, el A
rarteko ha recomendado a
Osakidetza-Servicio Vasco de Salud la a
dopción y desarrollo de programas específicos para la a
tención de estos trastornos emergentes -que a
fectan especialmente a
nuestra población joven- basados en el a
bordaje terapéutico intersectorial y con eficacia probada, con el fin de a
umentar la calidad as
istencial y, por consiguiente, la calidad de vida de quienes padecen dichos trastornos y sus familias.
El A
rarteko insta a
poner en marcha, en el á
mbito de la CAPV, una unidad especializada en trastornos de la personalidad en su modalidad de hospital de día, unidad que ya se encontraba proyectada en 2008, pero cuya implantación no había registrado ningún a
vance en los últimos cuatro a
ños, a
pesar de nuestros reiterados pronunciamientos a
favor de dicha implantación. En ella se recomiendan también otra serie de medidas dirigidas a
favorecer la información a
las personas a
fectadas y sus familias y garantizar su derecho a
una as
istencia sanitaria a
decuada.
Por otro lado, el estado de la a
tención a
niños, niñas y a
dolescentes con problemas de salud mental ha sido durante este 2012 objeto de una especial reflexión y trabajo en el seno de la entidad, constituyendo el foco de a
tención de a
lgunas jornadas, seminarios y congresos en los que hemos participado. Las principales conclusiones quedan recogidas en el estudio titulado Aproximación a
la a
tención de la salud mental de la infancia, a
dolescencia, juventud y vejez en la CAPV desde la perspectiva del A
rarteko: retos y oportunidades del que, no obstante, extraemos cierta información para ser presentada en las páginas siguientes, en el entendimiento de que suponen una buena oportunidad de contar con una visión global de la materia desde la perspectiva del A
rarteko.
Como consideración previa queremos hacer un a
punte sobre la perspectiva desde la que nos a
cercamos a
l fenómeno. A
unque a
menudo nos resulta complicado, no debiéramos olvidar que el trastorno mental también es una expresión de la diversidad. La integración social de las personas con problemas de salud mental sólo se conseguirá con el respeto por la diferencia y su a
ceptación como parte de la diversidad y la condición humanas.
1. Valoración general: una década de a
vances con recorrido para la mejora
En nuestra opinión -fundamentada en el a
nálisis de las quejas ciudadanas, la información recabada de las a
dministraciones concernidas y el contacto con colectivos y as
ociaciones que operan en este á
mbito- en estos 12 a
ños del siglo a
ctual, la CAPV ha experimentado una notable, pero insuficiente evolución en la protección y a
tención de un colectivo tan especialmente vulnerable como es el de las personas que padecen problemas de salud mental, incluidos los niños, niñas y a
dolescentes.
En estos a
ños, y en opinión de esta institución, se han dado contribuciones de gran valor que podríamos presentar en dos grandes grupos:
ámbitos sanitario y sociosanitario, de las que sus mejores exponentes son la Estrategia en salud mental de la CAPV y impulso decidido
al desarrollo del espacio socio-sanitario, donde destacan con luz propia el documento marco para la elaboración de las directrices de la
atención sociosanitaria y el
acuerdo sobre el Modelo de
Atención Temprana para la Comunidad
Autónoma del País Vasco.
adultas e infanto-juveniles, donde incluimos un importante conjunto de protocolos interinstitucionales y gruías de práctica clínica sobre distintos trastornos.
Pero a
unque se ha a
vanzado mucho en el diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y cuidados, sigue existiendo una brecha entre las necesidades y expectativas de los pacientes y familiares y los recursos disponibles, sobre todo los de a
poyo social.
2. Diagnóstico de situación de la a
tención sanitaria
Nuestra comunidad ha desarrollado desde hace más de 25 a
ños un modelo que ha permitido la creación de una red sanitaria de a
tención a
la salud mental, de base y orientación preferentemente comunitaria e integrada en el sistema sanitario público.
Por lo que se refiere a
la a
tención a
niños, niñas y a
dolescentes, existen centros de salud mental infanto-juvenil (8), hospitales de día infanto-juveniles (5, con 50 plazas) y unidades de hospitalización breve infanto-juvenil (3, con 20 plazas). El desarrollo de programas y dispositivos, sin embargo, es desigual. Mientras que en Bizkaia (y en menor medida en Gipuzkoa) el volumen de recursos es relativamente a
ceptable, Araba/Álava es el único territorio de la CAPV sin estructuras intermedias en Psiquiatría Infantil:
asistenciales para el
autismo y los trastornos generalizados del desarrollo (TGD): ni sanitarias (sólo las consultas
ambulatorias de la USMI-J), ni sociales (en Bizkaia y Gipuzkoa las
asociaciones de
Autismo y TGD cubren, concertadas, buena parte de lo
asistencial).
Se ha a
utorizado en octubre de 2012 la puesta en marcha de una Unidad de Media Estancia Infanto-Juvenil en la Red de Salud Mental de A
raba/Álava de carácter supraterritorial, a
la que damos la bienvenida como un a
vance en la dotación de recursos, especialmente escasa en estos tiempos de crisis. Con la medida, sin embargo, han mostrado su desacuerdo la práctica totalidad de los responsables de programas de a
tención infanto-juvenil de los tres territorios y el Consejo As
esor de Salud Mental de Euskadi, que insisten en la conveniencia de una mayor dotación de recursos intermedios (hospitales de día) para complementar las intervenciones realizadas en los centros de salud mental o en unidades de hospitalización y garantizar una a
decuada continuidad de cuidados.
En cuanto a
la población de personas de entre 0 y 18 a
ños a
tendidas en la Red de Salud Mental, los datos con los que contamos, de 2009, nos hablan de 7.130 menores a
tendidos en la red extrahospitalaria y 242 hospitalizaciones, sobre una población cercana a
las 330.00 personas.
Los datos sobre la dotación de personal sanitario para la a
tención de la salud mental infanto-juvenil parecen a
rrojar ratios a
decuadas de a
tención. A
un as
í, a
lgunos profesionales perciben que “la a
tención en los dispositivos de salud mental es claramente insuficiente debido a
la presión as
istencial y a
las intervenciones psicoterapéuticas que requieren mayor frecuencia y flexibilidad en el a
bordaje”.
En cuanto a
la demora media en primeras consultas de psiquiatría, la a
dministración sanitaria nos informan que los resultados a
lcanzan el 78% de pacientes infanto-juveniles a
tendidos/as a
ntes de un mes, en primera consulta, superando con creces el objetivo del 60% establecido como compromiso en su cartera de servicios.
3. A
lgunas cuestiones sobre la a
tención a
la salud mental de niños, niñas y a
dolescentes en el sistema educativo y sistema de servicios sociales para infancia en desprotección.
Si bien la heterogeneidad de los diagnóstico clínicos es notable (psicosis de la infancia y la a
dolescencia, trastornos mentales y del comportamiento debidos a
l consumo de sustancias psicótropas, trastornos a
fectivos, trastornos del desarrollo psicológico, trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y a
dolescencia, etc.), resulta un común denominador las serias dificultades de integración escolar, familiar y social que sus protagonistas padecen. Ello nos lleva a
posar nuestra mirada también en otros sistemas y a
nalizar las iniciativas que se desarrollan en las intersecciones de sistemas y, normalmente, bajo fórmulas de colaboración.
Casi la totalidad de las personas menores con problemas de salud mental se encuentran escolarizadas y, por tanto, son a
tendidas también en los servicios de educación, a
l menos en a
lgunas de sus necesidades.
La respuesta a
estas personas en el sistema educativo se encuadra dentro de la a
tención a
las necesidades educativas especiales, pero hemos de decir que carecemos de información concreta que indique cuántas de estas lo son por problemas derivados o as
ociados a
problemas de salud mental. Los equipos multiprofesionales, formados por psicólogos/as, pedagogos/as y otras figuras profesionales de perfil educativo, elaboran sus diagnósticos y planes de a
ctuación siguiendo sus propias categorías y criterios, no coincidentes con los utilizados por el personal sanitario. Tampoco nos consta que exista una explotación de las bases de datos de Educación y de Sanidad que permita su comparación.
En el territorio de Bizkaia el Consorcio para la Educación Compensatoria tiene en marcha dos programas en los que se encuentran implicados los sistemas educativo, de servicios sociales y sanitario. Nos referimos a
l programa Bideratuz, a
desarrollar en programas de escolarización complementaria, y el programa Osatuz, programa en el entorno escolar para a
lumnado con conductas graves as
ociadas a
problemas de salud mental.
Cabe citar, por último, los Centros Terapéutico Educativos, iniciativa de colaboración educativo-sanitaria que bien puede ser calificada, según nuestro criterio, como buena práctica. En marcha desde 2008, las 4 unidades a
ctivas (40 plazas: 30 de primaria y 10 de secundaria) procuran a
tención terapéutico-educativa a
menores con graves enfermedades mentales, en edad de escolarización obligatoria, que requieran una intervención específica en un período de tiempo definido (no se concibe como una Unidad de Larga Estancia).
En relación con éstos, la Federación de Euskadi de As
ociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental FEDEAFES, nos traslada dificultades en las familias para garantizar, en los períodos vacacionales, la continuidad as
istencial y a
tención integral de las y los menores a
tendidos en los Centros Educativo Terapéuticos.
Los niños, niñas y a
dolescentes en desprotección o riesgo de desprotección presentan, en clara relación con el daño generado por la exposición a
situaciones desestructuradas y desestructurantes en edades tempranas, una mayor prevalencia de trastornos mentales más severos y requieren, en mayor proporción, a
tención más intensiva y de mayor duración. Un indicador de este hecho es la existencia de programas especializados destinados a
a
dolescentes con graves problemas de conducta, de salud mental o de consumos de drogas en la red de servicios residenciales para infancia en desprotección, programas regulados en todos sus as
pectos organizativos y funcionales por el Decreto 131/2008, hasta la fecha y por lo que hemos podido comprobar, eficaz marco de garantías y derechos.
La a
tención específica a
los problemas de salud mental de los niños, niñas y a
dolescentes tutelados por los servicios sociales de infancia se ha canalizado, normalmente, hacia los servicios sanitarios ordinarios, con las limitaciones que la propia red sanitaria presenta. No obstante, volvemos a
encontrar en este á
mbito y en Bizkaia una iniciativa de colaboración interesante entre los a
gentes implicados: nos referimos a
l programa Adin Txikikoak, desde el que se presta a
tención por parte de psiquiatras y psicólogos/as de Osakidetza a
estas personas menores de edad en situación de desprotección grave o desamparo.
Es este el punto de insistir en que resulta indispensable que las distintas redes y los distintos niveles que han de operar en esta materia con el fin de a
tender de manera integral y multidisciplinar a
los niños, niñas y a
dolescentes con problemas de salud mental, se encuentren debidamente coordinadas y garanticen una efectiva continuidad as
istencial. En tal sentido, se hace necesario crear espacios de coordinación interinstitucional estables, as
í como regular y protocolizar a
decuadamente dicha coordinación interinstitucional y, en los supuestos en que ya existen tales instrumentos jurídicos, as
egurar su correcto cumplimiento.
De manera especial, resulta imprescindible continuar impulsando el denominado espacio sociosanitario. A
menudo percibimos que las relaciones y a
cciones entre salud mental, a
tención primaria y servicios sociales dependen mucho de la sensibilidad individual de las y los distintos profesionales, y no de a
cuerdos coordinados y compartidos, cuya a
rticulación es preciso promover, a
l igual que resulta imprescindible promover la formación, la investigación y la innovación en este á
mbito sociosanitario.
4. Especial mención de los trastornos de conducta, trastornos de la personalidad, y trastornos de déficit de a
tención e hiperactividad en niños, niñas y a
dolescentes.
4.1. Conforme a
las principales conclusiones de la investigación publicada en 2010 por Osakidetza Abordaje integrado intra y extrahospitalario de los trastornos de conducta en la a
dolescencia:
adolescencia son una patología muy frecuente (algunos datos hablan de que
afectan
al menos
al 6-16% de los varones y
al 2-9% de las mujeres) y grave que menoscaba el funcionamiento de la o el
adolescente y ensombrece su desarrollo y futuro.
adolescente en nuestro medio. Los datos de esta investigación son la primera evidencia y reflejan su
alta frecuencia: son el motivo de consulta del 25-40% de los y las
adolescentes que se
atienden en los dispositivos de Salud Mental Extrahospitalarios y la causa de ingreso psiquiátrico del 47-76% de las y los
adolescentes
atendidos en las Unidades de psiquiatría infanto-juvenil hospitalarias.
adolescentes con Trastornos de Conducta, ni en la CAPV, ni en el
ámbito nacional que engloben el
abordaje intra y extrahospitalario.
abordajes terapéuticos que han demostrado su efectividad con base en diferentes investigaciones en el
ámbito internacional son programas conductuales de manejo de contingencias, modelos cognitivos de entrenamiento en habilidades de resolución de problemas y en habilidades sociales (recomendando ser realizados en entornos grupales), entrenamiento
apadres y madres para el manejo conductual de sus hijos e hijas, terapia de familia funcional y terapia multisistémica.
Como conclusión, la propia investigación propone un Programa de Tratamiento Intensivo para A
dolescentes con Trastornos de Conducta, con un a
bordaje coordinado tanto intra como extrahospitalario. Está diseñado en módulos de tratamiento en función de las necesidades de cada caso e incluye los a
bordajes terapéuticos que han demostrado su efectividad. A
fecha de hoy, no obstante, no tenemos noticia de que esta propuesta se haya puesto en marcha o tenga visos de hacerlo.
Por otro lado, los y las profesionales de servicios sociales de infancia en desprotección y justicia juvenil con los que hemos mantenido contacto constatan la creciente presencia de chicos y chicas con “problemas” de conducta. En relación con ello, trasladan las dudas que tienen sobre:
autoridad, etc. y también relacionadas con su etapa
adolescente;
abriendo la puerta
aque se catalogue como trastorno o problema de conducta cualquier comportamiento que tensione los recursos;
apoyos necesarios para, independientemente de si son más o menos clínicos, se pueda intervenir y
ayudar
alos chicos y chicas
asu desarrollo personal desde esta dificultad. Entienden que el papel de sanidad es inexcusable y que no lo perciben.
Mientras tanto, solventan sus necesidades terapéuticas con consultas en la red extrahospitalaria y, en ocasiones, gabinetes privados con los que la a
dministración tiene concertados servicios. Desde a
quí se establecen a
lgunas pautas de intervención (programas de modelaje y habilidades psicosociales, fundamentalmente) que los educadores y educadoras de los recursos residenciales siguen, incorporándolas a
los momentos de vida cotidiana.
4.2. Las y los profesionales consultados coinciden en la dificultad del manejo de los trastornos de personalidad, la falta de circuitos reales de a
tención a
pacientes que son frecuentadores de los servicios de urgencias de los hospitales generales y que ingresan en las Unidades de A
gudos, donde no se puede ofertar una a
lternativa terapéutica a
menos que se encuentren a
fectados/as por una patología dual, consumo de a
lcohol o de tóxicos, o trastorno de la conducta a
limentaria, en cuyo caso se incorporarían a
los dispositivos existentes.
Las as
ociaciones del sector, tanto de personas y familias, como de profesionales, con quienes esta institución mantiene una relación fluida, manifiestan su preocupación por la a
tención que se da a
estas personas, en un a
lto porcentaje, a
dolescentes y jóvenes, ya que se encuentran con problemas para su diagnóstico; no existe medicación como la hay para la esquizofrenia, por ejemplo; en procesos a
gudos de crisis, por lo general, no se procede a
l ingreso; los recursos son insuficientes y se precisa una mayor formación de las y los profesionales.
Realmente, en el informe de evaluación Abordajes de los trastornos de la personalidad en la Red de Salud Mental del País Vasco publicado por OSTEBA (Servicio de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Osakidetza), ya se recomendaba la creación de una Unidad Piloto de As
istencia, Formación e Investigación de Trastornos de Personalidad (centro comunitario extrahospitalario) como herramienta indispensable para la mejora de la a
tención de este tipo de trastornos. En sede parlamentaria, el a
ño pasado, fue manifestada por el Consejero de Sanidad y Consumo la voluntad de poner en marcha este proyecto, pero también las dificultades económicas que impedían su inmediata materialización.
4.3. En cuanto a
los trastornos de déficit de a
tención e hiperactividad, sólo contamos con ciertas “alertas” trasladadas por profesionales de la educación, los servicios sociales y servicios terapéuticos. Con mayor o menor intensidad trasladan la preocupación de lo que entienden un sobrediagnóstico de esta dolencia, propiciado por una sociedad que, cada vez más, demanda niños y niñas que estén formales y a
tentos durante largos espacios de tiempo y en contextos muy limitadores de su expresión corporal y movimiento.
Además, según su opinión, se está dando una exclusiva a
tención farmacológica del problema, buscando la desaparición del síntoma de “excesivo movimiento”. Esta medicación calma a
los niños y niñas, pero a
costa de rebajar su capacidad de respuesta a
los estímulos y, en definitiva, de interactuar con el medio, lo que concluye en dificultades para el a
prendizaje y la experimentación personal.
Por último, las quejas que han llegado a
la institución lo hacen desde el á
mbito educativo, donde a
lgunos padres y madres consideran que no se ha prestado la a
tención específica que sus hijos e hijas con TDAH necesitan: dedicar más tiempo a
las tareas (repetir la lectura, leer con ellos/ellas y cerciorarse de su comprensión), posicionarles en primera línea para que mantengan mejor la a
tención a
l profesor, hacer pausas que les permitan moverse, etc. En a
lgunos casos, incluso, manifiestan cierta “presión” para que controlen a
su hijo/hija, medicándole más, si es preciso.
En este problema, en conclusión, nos sumamos a
la observación del Comité de los Derechos del Niño a
España relativa a
someter a
examen el fenómeno de la sobre-prescripción de medicación a
niños y niñas con TDAH e impulsar iniciativas que faciliten, tanto a
éstos como a
sus padres, madres y profesores, a
cceso a
un a
mplio a
banico de medidas y tratamiento psicológico y educativo.
5. A
lgunas consideraciones finales
Por último, señalamos a
lgunas consideraciones, quizás de carácter más global, pero en todo caso, complementarias a
lo trasladado hasta el momento:
adolescentes, jóvenes con problemas de salud mental.
atención.
Así mismo, resulta necesario fomentar la investigación básica y
aplicada en salud mental infanto-juvenil.
Adolescentes, con sus correspondientes estructuras docentes y
asistenciales.
algunas voces que hablan de la prescripción excesiva de psicofármacos en la infancia,
adolescencia y juventud e incluso de una innecesaria categorización de lo que podría entenderse como malestar e inadaptación en el concepto de trastorno. Refieren que ello tal vez supedite la
atención
aparámetros de carácter psiquiátrico en lugar de favorecer el impulso de medidas integradoras, de desarrollo global de la persona o un
abordaje del problema como oportunidad, desde la perspectiva de la psicoterapia.