En el marco de lo anteriormente descrito se pueden enumerar algunos logros en el sostenimiento del Estado de bienestar y muchos retos que siguen pendientes.
Algunos logros
Entre los logros más importantes y en c
onsonancia c
on los objetivos de la C
oordinadora se pueden mencionar:
• El reconocimiento del ámbito de la inmigración c
omo una dimensión social en la que hay entidades c
on c
apacidad de interlocución: producto de la c
ohesión de las entidades, al tiempo que de una toma de c
onciencia de las c
apacidades personales y organizacionales, de las entidades de apoyo y las asociaciones de inmigrantes.
En este sentido, merece la pena mencionar la incorporación de la C
oordinadora en espacios de gestión y de negociación (espacios de gobernanza); la referencia que ofrece a los medios de c
omunicación o la presencia c
ada vez más fluida en espacios formativos, de la universidad o que organizan otras entidades y agentes sociales (por ejemplo y recientemente: jornadas Ararteko, participación en Máster de participación de UPV o en programas de formación del OTSBizkaia o entidades c
omo el C
entro Ellacuría).
• En estos 15 años de funcionamiento, Harresiak Apurtuz ha logrado y sigue trabajando por mantener un impacto democrático c
laro: incrementando y densificando la c
alidad democrática; porque c
onstruye espacio público. En este sentido, la C
oordinadora y las entidades que la c
onforman desarrollan sus acciones sobre la base de tres ejes: la acción organizativa, la acción en el espacio público y la participación c
on y en la Administración.
• Interlocución directa c
on la Administración en espacios de gobernanza: autonómicos, forales y locales. La ocupación de estos espacios públicos y el trabajo de grupo que c
onlleva permite que la voz de un número importante de entidades sea escuchada. Facilita el traspaso de información desde las entidades de atención directa a la población inmigrante, hasta aquellos otros c
on quienes tienen la labor y la obligación de legislar.
En este sentido merece la pena mencionar: la Mesa de Diálogo C
ivil del Gobierno Vasco, donde se trabaja la política pública vinculada c
on el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales, aunque c
ada vez más va adquiriendo un c
arácter transversal; la Mesa de Diálogo C
ivil de la Diputación Foral de Bizkaia y, en un ámbito más local, el C
onsejo de Inmigración del Ayuntamiento de Bilbao. En c
ada uno de estos espacios, Harresiak Apurtuz aporta la visión de la interculturalidad, desde la noción de sociedad c
ompartida (y explicitada más arriba); al tiempo que c
ontribuye a estructurar los debates e incidir en las políticas que se desarrollan para que afecten positivamente a la población inmigrante.
En estos espacios se participa c
omo red de segundo nivel vinculada c
on la inmigración pero, a algunos de estos espacios se lleva la visión de una tercera red en la que se participa: la Red Ekain–Redes para la Inclusión Social en Euskadi. Que nace c
on la pretensión de aunar posturas y reforzar c
ontenidos que afectan a las personas que están en situación de vulnerabilidad, riesgo y/o exclusión social.
Este punto es de especial interés porque, reforzando la idea anterior de reconocimiento del sector y siguiendo la línea de análisis de Pedro Ibarra (2011, pág. 202), “la esfera pública genera más c
apacidad de aportar información c
ontrastada y juicios autónomos que la producida por el poder político y el mercado. (…) los actores c
olectivos en ella inmersos son c
apaces de guiar c
on su autonomía y pretensiones de universalidad a los limitados y predeterminados discursos provenientes del Estado y el mercado”.
• Sensibilización: c
omo una herramienta de denuncia pública de las injusticias que generan las diferentes normativas; y también, de generación de
En c
uanto a este tema se puede mencionar la labor de denuncia por la aprobación de c
iertas leyes, a través de c
ampañas c
oncretas: “Aquí no sobra nadie”, por la aprobación de la Ley Orgánica de Extranjería y su reglamento; “Por el derecho al voto”, para denunciar la desigualdad en el ejercicio de los derechos políticos de las personas inmigrantes o, más recientemente, la c
ampaña de denuncia c
ontra el RD 16/2012 que deja sin acceso a la sanidad a las personas inmigrantes en situación irregular.
Siguen siendo retos
Desde Harresiak Apurtuz no se pierde la perspectiva; entendiendo que aunque se ha logrado mucho en materia de c
ohesión, posicionamiento y sensibilización social, esos mismos ámbitos c
onstituyen retos de futuro.
La implicación de las asociaciones de inmigrantes y de las propias personas inmigrantes es una de los grandes quebraderos de c
abeza de la red. En este sentido, se abren espacios de participación para atender necesidades c
oncretas y se buscan los mejores mecanismos de incorporación de todas las visiones en los posicionamientos c
omunes que se adelantan c
omo C
oordinadora. Sin embargo, todavía queda pendiente c
onjugar ese aporte diferencial que las asociaciones de inmigrantes realizan al c
onjunto del sector y ver c
ómo se puede integrar en la visión más reivindicativa de Harresiak Apurtuz.
Empezando por la idea de que todas las asociaciones son diferentes, en la C
oordinadora existe un c
riterio muy abierto para su integración. Esto es positivo en la medida en que las entidades que se acercan a este espacio de trabajo c
olectivo no suelen encontrar dificultades para entrar y c
omenzar a trabajar c
onjuntamente. Sin embargo, es una dificultad a la hora de c
onsensuar posturas o llegar a acuerdos mínimos en torno a situaciones públicas y c
olectivas.
Las entidades de la C
oordinadora equilibran, c
ada una a su manera, las diferentes c
apacidades de: c
onstruir c
omunicación, representar realidades diferenciadas, representar a sus c
olectivos o resistir.
Por otro lado pero en el mismo sentido, lograr la participación directa de las personas inmigrantes, tanto en las entidades, c
omo en los grupos de trabajo, c
omo en las actividades de sensibilización y de movilización todavía sigue pendiente. En este c
aso hay que luchar c
on los miedos y respetar los procesos. Los miedos que produce una ley de extranjería que c
arga c
ontra las personas y que podría romper el proyecto migratorio y la ilusión de quien pudiera ser identificada en la c
alle y recibir una orden de expulsión. O el proceso que significa para una persona inmigrante re-vincularse y sentirse parte activa de la sociedad en la que vive.
En este último sentido, el respeto a los procesos tiene también que ver c
on entender que la c
onciencia individual y política es producto de una historia de vida y que, no por el mero hecho de ser inmigrante se la tiene desarrollada. Es verdad que estando en esta sociedad y viviendo las dificultades de tener una vida digna es posible que, forzosamente, las personas inmigrantes se vean vinculadas c
on acciones de reclamo de sus derechos, pero –no necesariamente– eso significa que al lograr una estabilidad, su implicación c
on el reconocimiento de los mismos prevalezca.
Otro de los retos que es necesario reconocer tiene que ver c
on la c
omplejidad de llegar a posicionamientos c
omunes, lo que hace que en no pocas ocasiones sea preciso rebajar el nivel de exigencia para dar c
abida al mayor número de entidades de apoyo y asociaciones de inmigrantes posible, así c
omo también, a otros actores y agentes, de otros ámbitos sociales que se precisan en la lucha por los derechos de todas y todos.
Y, finalmente, uno de los mayores retos que siguen pendientes es el de los discursos. Los medios de c
omunicación y el ámbito político, c
ompletamente legitimados a nivel social, se encargan a diario de generar c
onciencia c
olectiva e imaginario c
omún en torno a las migraciones. Luchar c
ontra los estereotipos que refuerzan es una tarea ardua, difícil y fácilmente borrable. De ahí la importancia de mantenerlo c
omo un elemento primordial en el quehacer diario de la C
oordinadora y en diseñar las mejores estrategias para que no se apague la voz de c
ontraste social.
A MODO DE C
IERRE. Por el mantenimiento de los derechos sociales básicos
Finalmente, sería interesante c
errar este documento en positivo: por un lado, reconociendo el importante papel que juega el movimiento social en el mantenimiento del Estado de bienestar; por la lucha en la que apuesta por dar voz a los que más dificultades tienen y por la labor de denuncia y posicionamiento ante las legislaciones restrictivas y los recortes sociales.
Por otro lado, porque son las entidades sociales las que ahora mismo están respondiendo, a veces no de forma c
omplementaria sino en exclusiva, a las demandas inminentes de las personas. De aquellas personas que se están quedando desamparadas debido a la legislación y debido a la primacía que los mercados están teniendo sobre las propias personas.
Para que la sociedad de bienestar pueda seguir en marcha y siendo las ideas de Tony Jud (2010) es preciso que:
a) se recupere la confianza: en las personas y en quienes administran el Estado;
b) aumente la reciprocidad: para que el bien c
omún vuelva a estar nuevamente por encima del beneficio individual;
c) se empleen a fondo todos los mecanismos c
onocidos para disminuir la desigualdad: ya que las brechas económicas entre las personas fracturan y c
orrompen la sociedad.
En este orden de ideas trabaja Harresiak Apurtuz, c
on el apoyo de las entidades sociales y las asociaciones de inmigrantes que también c
ree que otro mundo es posible, que se reconocen, se respetan y generan acciones para c
ontribuir diferencialmente a lograrlo.