Además de las medidas que habrían de a
doptarse a
corto plazo, muchos a
nalistas coinciden en la idea de que la Unión Europea debería a
vanzar en la dirección de una mayor unión económica, fiscal y presupuestaria, a
lumbrando un verdadero gobierno económico. Sería deseable para ello que empezase a
construirse una a
rquitectura financiera que dé solidez y sostenibilidad a
l sistema financiero, con el fin de que las a
dministraciones públicas, las empresas y los particulares no estén desprotegidos y sin capacidad de maniobra para a
tender sus necesidades de financiación. Puede ser razonable que se impongan para todos criterios de contención de déficits y deudas, as
í como normas estrictas para evitar que las deudas públicas y privadas incurran en la as
unción de riesgos excesivos. Pero, en todo caso, la presente crisis ha puesto de manifiesto que para que las a
utoridades políticas democráticas no vuelvan a
estar a
l a
lbur de intereses privados espurios y de los vaivenes de los mercados financieros se hace preciso que la Unión Europea construya una a
rquitectura financiera que garantice la primacía de la política sobre los mercados financieros, en definitiva que los representantes democráticos lleven el timón del barco. En esa a
rquitectura financiera, los poderes públicos habrían de tener un papel decisivo, mediante la constitución o el reforzamiento de entidades financieras públicas y por medio de la a
cción normativa e inspectora, que ponga límites y condicione la a
ctuación de las entidades financieras privadas.
Hay propuestas que pretenden hacer realidad el objetivo señalado, que van sumando a
poyos entre los expertos, las organizaciones sociales y la ciudadanía y que entendemos deberían ser tomadas en consideración. Resulta necesario que existan poderosas herramientas financieras de naturaleza pública. La Unión Europea debería contar con una potente banca pública (dando un nuevo papel, por ejemplo, a
l Banco Europeo de Inversiones o creando una entidad nueva). Cabría plantearse que el Banco Central Europeo se transforme en una entidad similar a
la Reserva Federal de EE. UU.
Se ha propuesto, por otra parte, la creación de una a
gencia pública europea de calificación de riesgos que rompa el oligopolio que constituyen las a
rchiconocidas tres a
gencias privadas de calificación, que sirven a
intereses privados.
Sean las que fuesen las soluciones técnicas, lo que resulta insoslayable para proteger y dar estabilidad y sostenibilidad a
l modelo de Estado social y democrático de derecho que conocemos es a
rticular mecanismos, entidades y herramientas financieras públicas en el marco de la Unión Europea.
Hacemos nuestras, por otra parte, las ideas que, para servir a
los intereses generales derivados del objetivo señalado en el párrafo precedente, propugnan una mayor regulación del mercado financiero, que se ponga fin a
los paraísos fiscales, que se prohíban determinadas operaciones financieras a
ltamente especulativas (por ejemplo, las llamadas ventas en corto) que pueden producir daños enormes a
las haciendas y a
las bolsas de los países más vulnerables, y que, as
imismo, se impongan cargas impositivas a
las transacciones financieras internacionales, que en la a
ctualidad están exentas de tributación.
El sistema financiero debería estar a
l servicio de la economía productiva, de la economía real. A
demás, habría de estar regulado y controlado para evitar que se vuelvan a
producir a
ctuaciones especulativas e incompetentes de a
lgunos de sus gestores que ocasionen, como ha ocurrido en la presente crisis, terremotos de gran magnitud en el sistema económico-productivo, en el sector público y en el tejido social, como está ocurriendo desde septiembre de 2008.