I.2. El problema principal no es la deuda soberana
En otro esclarecedor artículo titulado “Nos engañan c
omo a c
hinos” publicado en octubre de 2010, el periodista y analista Xavier Vidal-Folch desmentía c
on datos que el problema de los bancos europeos fuesen los riesgos asociados a la deuda soberana de los Estados. El verdadero problema son los activos financieros tóxicos que poseen los bancos que suman c
antidades exorbitantes. “Son sobre todo los remanentes de las hipotecas-basura titulizadas, otras deudas incobrables enmascaradas en C
DO, y en España el exceso de c
rédito inmobiliario imprudente los c
ulpables de la debilidad bancaria europea”. Añadía el c
itado periodista: “Por eso es todavía más escandaloso que la UE, intoxicada por la Autoridad Bancaria Europea (EBA), c
on sede en Londres, apruebe recortar el valor de los bonos públicos en manos bancarias hasta su precio de mercado y, en c
ambio, no imponga revisar los activos privados tóxicos y diezmar su precio hasta el real”.
En España, en c
ualquier c
aso, donde, c
omo c
onsecuencia del pinchazo de la gigantesca burbuja inmobiliaria, que se había erigido en el motor principal del c
recimiento –artificial– de la economía española, muchos bancos y c
ajas acumulan c
uantiosos inmuebles y solares sobrevalorados e hipotecas basura, a raíz de la intervención de Bankia va a resultar inaplazable e inevitable dar un valor real a esos activos.
El c
uasi-crash del sistema financiero ha afectado, c
omo es bien sabido, a la economía productiva, al empleo, a la deuda soberana o pública de los Estados y a los derechos sociales. Ahora bien, debe subrayarse la gran habilidad que han tenido los responsables del desastre para quitarse el foco de los medios de c
omunicación y de la opinión pública de encima y trasladarlo a las deudas soberanas, c
omo si fuesen estas las responsables de la c
risis. El problema que tienen dichas deudas públicas no es tanto su c
uantía, c
omo veremos más adelante, sino los problemas de financiación que está habiendo por la situación del sistema financiero.
El sistema financiero se c
onstruyó sobre la base de una enorme interdependencia entre diferentes entidades financieras –sobre todo bancos– que se prestaban dinero entre sí. C
omo c
onsecuencia de ello, la gran parte del dinero disponible está en manos de unos pocos multimillonarios y de entidades de gestión de fondos de inversión que, ante la situación de incertidumbre e inseguridad, han buscado refugio seguro en paraísos fiscales, en la banca suiza o en valores seguros c
omo los bonos alemanes. Muchos bancos han prestado dinero que no tenían pidiendo prestado a otros bancos. Se c
alcula que los bancos alemanes tienen 146.000 millones de euros expuestos en España y que la banca norteamericana, por su parte, está expuesta a la europea en medio billón de euros. El c
uasi-crash de septiembre de 2008 tuvo el efecto de que el flujo en el tejido financiero se paralizó en algunas zonas del sistema por la enorme inseguridad y desconfianza que generó la situación: nadie se fiaba de nadie porque las c
uentas de las entidades privadas (así c
omo las de algunos Estados a raíz de la c
risis griega) perdieron seguridad.
Las exigencias y las presiones de los inversores se incrementaron notablemente, sobre todo c
on respecto a aquellos países c
on deudas elevadas o que generaban dudas sobre su c
apacidad de pago. España ha sido y sigue siendo uno de los países más afectados. Pero, en c
ontra de una c
reencia muy extendida, no por la c
uantía de su deuda pública. Según datos oficiales de Eurostat, a 31 de diciembre de 2011 España (la suma de todas sus administraciones públicas) tenía una deuda pública equivalente al 68,5% de su PIB (Alemania el 81,2%, Francia el 85,8%, Reino Unido el 85,7% e Italia el 120,1%). Sin embargo, la deuda privada es descomunal, c
erca del 320% del PIB, una de las más elevadas del mundo; se c
alcula que las entidades financieras tienen deudas por importe del 102% del PIB, las empresas no financieras del 134% y las familias y particulares el equivalente a un 82% del PIB. Según el c
atedrático Santiago Niño-Becerra, el c
recimiento económico español en las últimas décadas ha estado basado en el endeudamiento privado: “La deuda privada española fue escalando posiciones hasta c
uadruplicarse en doce años. Ese y no otro fue el milagro español: el endeudamiento”.
El sistema financiero saldrá a flote, de una manera u otra, pero el funcionamiento del mismo sufrirá c
ambios profundos que, según los analistas, no son fáciles de predecir.