La a
portación de las entidades del Tercer Sector a
l conjunto de la sociedad: Claves y retos desde la perspectiva de Cáritas
JOSERRA TREBIÑO
Cáritas Gipuzkoa
Introducción
Como bien es sabido llamamos Tercer Sector a
l conjunto de entidades privadas que se dedican a
la intervención social. A
l Tercer Sector se le define de muchas formas y casi siempre a
parecen conceptos tales como: “sociedad civil organizada”, “organizaciones de interés social”, economía social, ONGs, “organización y participación ciudadana”, “organización con o sin á
nimo de lucro” (pero sin á
nimo de lucro sobre todo), etc.
El mensaje central que quiero trasmitir en esta comunicación se distribuye y ramifica en tres as
pectos o elementos que considero más relevantes.
• Voy a
destacar en primer lugar la legitimidad y bondad intrínseca de la existencia del Tercer Sector en nuestra sociedad. La fundamentación de esta legitimidad viene dada en primera instancia desde una comprensión a
mplia e incluyente, democrática y plural, del modelo de sociedad que tenemos. Por otro lado, la bondad de la presencia y a
ctuación de las Entidades del Tercer sector se demuestra en la a
portación positiva que dichas Entidades realizan a
diario a
l conjunto de la sociedad con el reconocimiento mayoritario a
dicha labor.
• En segundo lugar voy a
tratar de poner sobre la mesa la necesidad de una mejor y mayor a
rticulación de lo público y lo privado en la línea de reforzar el modelo de colaboración y mutuo a
poyo entre el Primer y Tercer Sector: A
dministración y Entidades Sociales.
• En tercer lugar, trataré de referirme de manera más específica, de a
cuerdo a
mi pequeña experiencia y ubicación, a
la a
portación que realiza una Entidad como Cáritas en la a
cción social que lleva a
cabo en buena sinergia con la A
dministración y otras Entidades en la a
tención a
las personas y familias más necesitadas del territorio con la a
portación de sus recursos y la singularidad de su modelo de intervención social. Situando esta intervención social en el marco de esta crisis de calado que venimos padeciendo y con la previsión de los grandes retos que tenemos delante.
Sirva como pequeño a
punte en este inicio, la frase que estaba grabada en un dispensario en Mali y que tuve la ocasión de visitar recientemente: “Solo, se llega a
ntes; juntos, se llega más lejos”. Nuestro propósito es y seguirá siendo la opción por unir fuerzas en una a
cción tan noble y humana como es la de contribuir a
mejorar y dignificar las condiciones de vida de todos los ciudadanos desde la opción por las personas más necesitadas y desde la perspectiva de los derechos humanos. Ponemos en nuestra valoración de prioridades la necesidad de caminar juntos para llegar más lejos en esta pretensión de conseguir entre todos una sociedad más cohesionada que haga posible un verdadero desarrollo integral a
escala humana, es decir, que responda a
“toda la persona y a
todas las personas”.
1.- La necesidad e importancia del Tercer Sector
Para destacar la importancia y necesidad de nuestra presencia y tarea en la sociedad sería suficiente constatar el notable a
rraigo y a
poyo social que tienen, en general, las Entidades del Tercer Sector sin á
nimo de lucro. Resulta bastante obvio reconocer que la percepción ciudadana valora muy positivamente la tarea que estas Entidades y ONGs llevan a
cabo. De manera que se puede a
firmar sin temor a
equivocarnos, que la sociedad de manera espontánea sitúa por a
rriba en el ranking de la estima y valoración a
estas Entidades, muy por encima de otras organizaciones de la política, partidos, sindicatos, etc. En el á
mbito eclesial, Cáritas tiene un reconocimiento y a
ceptación notablemente mayor que la propia Iglesia en su conjunto. Probablemente esta a
preciación positiva tiene mucho que ver con la credibilidad y confianza que inspiran estas entidades del Tercer Sector en gran medida por la libertad que otorga la no búsqueda de beneficio o lucro y también por la calidad de la a
cción social que realizan.
En la hipótesis de una desaparición de todas las Entidades del Tercer Sector en nuestra sociedad, nos encontraríamos con un enorme empobrecimiento social a
todo nivel, una pérdida en términos de salud social y democrática y también se generaría un enorme problema social a
l dejar sin a
tención tantas realidades sociales como a
tiende.
La existencia del Tercer Sector tiene mucho que ver con la configuración social, con el modelo social que as
umimos y queremos construir. En este modelo social a
bogamos por determinados valores que a
yudan a
construir la a
rquitectura social con bases sólidas. En el evangelio, Jesús utiliza la metáfora de la casa construida sobre roca o a
rena. Si queremos una sociedad con futuro, la roca de la participación ciudadana a
través del sentido de corresponsabilidad y pertenencia y la búsqueda compartida del bien común, se a
ugura como la mejor y la más resistente.
La propia A
dministración en muchas de sus leyes y determinaciones reconoce y destaca la importancia y bondad de la a
portación del Tercer Sector a
l conjunto de la sociedad. Por referirme a
a
lgo cercano, bastaría recoger a
lgunas a
firmaciones que tienen a
lgunas leyes como por ejemplo la de Servicios Sociales de la Comunidad A
utónoma. La citada ley a
firma que “los poderes públicos promoverán la a
portación de la participación de la iniciativa social sin á
nimo de lucro en el á
mbito de los servicios sociales”. De igual modo se decanta por “el fomento y la participación del tercer sector de a
cción social, as
í como la promoción de la participación ciudadana y el fomento del as
ociacionismo y del voluntariado”. De cara a
la prestación de los servicios, dice as
í: “A los efectos de establecimiento de conciertos, las a
dministraciones públicas darán prioridad a
las entidades dedicadas a
las prestación de servicios sociales que tengan carácter no lucrativo”. He leído recientemente una declaración de Jonathan Greenblatt, as
esor especial de Obama a
firmando lo siguiente: “Sobre todo en época de crisis, en la que el Estado reconoce que no tiene medios para solucionar todos los problemas, el papel de las organizaciones sin á
nimo de lucro es clave. Estas entidades complementan el trabajo de la A
dministración. El sector ciudadano inyecta energía y motivación, y puede a
yudarnos a
identificar donde podemos trabajar. Debemos trabajar todos juntos”.
En el fondo, todo ello supone la constatación de que muchas Entidades del Tercer Sector realizan una a
cción social de gran valía ya que vienen contribuyendo desde hace mucho tiempo a
que las personas más necesitadas puedan encontrar a
yuda efectiva y a
fectiva para paliar las situaciones de pobreza y transitar por caminos de rehabilitación , inclusión y promoción humana. Este reconocimiento tiene que ver con la cercanía y el conocimiento real y directo que estas Entidades tienen de las situaciones de pobreza y sufrimiento; también con la labor de sensibilización que se lleva a
cabo; con la posibilidad que ofrecen a
la hora de ejercitar la solidaridad a
todos los niveles as
í como por su contribución a
lograr una mayor justicia e igualdad en nuestro mundo.
2.- En clave de colaboración
Existe sin duda un debate profundo en torno a
la consideración y a
rticulación de lo público y lo privado. Un debate que conlleva bastante complejidad y que requeriría un tratamiento exhaustivo. Recientemente en un documento elaborado por un equipo de estudios de la confederación de Cáritas se a
bogaba, después de constatar el nuevo escenario motivado por la a
ctual Crisis económica, por la necesidad de redefinir lo público más a
llá de su identificación con la A
dministración con la referencia compartida a
la búsqueda del bien común.
Ahí queda la interpelación surgida desde una coyuntura de Crisis que pone en cuestión la capacidad de respuesta de unos y de otros a
nte la magnitud de las necesidades.
No obstante y tratando de a
rmonizar lo público y lo privado, en mi opinión se trata de lograr un equilibrio sano y positivo. Como decía Erick Fromm, refiriéndose a
la relación interpersonal, ”no se trata de mirarnos mutuamente sino de mirar juntos en la misma dirección”. El terreno de las competencias y el protagonismo tan cautivador no nos puede, en modo a
lguno, desviar la a
tención de lo esencial que no es otra cosa que las necesidades y sufrimientos de las personas que padecen la precariedad y la pobreza. En mi modesta opinión, tan negativa es la exaltación de lo privado desde la cosmovisión del neo-liberalismo como la hegemonía a
bsoluta de lo público, entendiendo como público la A
dministración o el poder del Estado.
De manera que a
bogamos por un modelo social plural y democrático, en el que los Poderes Públicos as
uman la responsabilidad y competencia de otorgar a
la ciudadanía los bienes y servicios necesarios para una vida digna. Es preciso hacer notar que los servicios públicos referidos a
derechos obligan en su cumplimiento y se convierten en una garantía de vida social digna y equitativa. En este sentido estará bien recordar que el Estado de bienestar forjado a
lo largo de decenios de reivindicación y lucha de las clases populares, recoge en gran medida esta valoración de lo público.
Pero con la misma rotundidad debemos mantener que, en un cuerpo social integral, no se puede ocultar el papel de sujeto referido a
l conjunto de la ciudadanía. En el cuerpo humano es importante la cabeza, pero también el resto de miembros. En la personas es todo el organismo quien a
ctúa sin marginar ni prescindir de nadie. De igual modo en lo que a
tañe a
la vida social, es preciso defender y a
uspiciar la mayor participación y colaboración de todas las personas. De la a
portación de todos a
l bien común se deriva la bondad y el a
cierto de un modelo social verdaderamente democrático.
Está claro que, desde el Tercer Sector, no se puede ni se debe as
umir y desarrollar las competencias y a
cciones que corresponden a
la A
dministración. Más bien nuestra a
portación consiste en urgir a
l cumplimiento de dichas competencias desde el a
premio y las necesidades que detectamos en las personas más desfavorecidas. En este sentido el Tercer Sector debe, siempre con una a
ctitud positiva, ejercitar una labor de crítica constructiva a
rticulando protesta y propuesta. Sirva de ejemplo y observando las duras consecuencias que está produciendo la Crisis en muchas familias, la llamada a
premiante a
la A
dministración para no reducir el gasto social y no retroceder en el Sistema de Protección tan vital en estos momentos de verdadera emergencia.
Desde Cáritas defendemos el principio de la justicia que precede a
la caridad. “No des por caridad lo que es exigible y demandable por justicia” nos recuerda Benedicto XVI en su encíclica “Cáritas in Veritate”. Esta a
pelación resume con claridad la convicción de la prevalencia de la justicia y su ejercicio a
través de los Servicios Públicos como un elemento básico del Estado de derecho y también del Estado de bienestar. Esta defensa de la justicia y los derechos humanos como elemento constitutivo de los poderes públicos viene a
ser gráficamente como la roca sobre la que construimos la a
rquitectura del edificio social. No podemos menos de calificar de inaceptable la tendencia sistemática a
privatizar los servicios públicos y sobre todo a
hacerlo por imperativos puramente economicistas. Tememos que Entidades de la A
cción Social con á
nimo de lucro pueden beneficiarse de esta deriva que, a
nuestro entender, conlleva serios peligros y a
menazas en cuanto a
la calidad de la a
cción social.
Por otro lado, en el otro lado de la balanza, no entendemos bien que las entidades del Tercer Sector sin á
nimo de lucro puedan ser consideradas como meras entidades prestadoras de servicios, a
lgo as
í como un brazo a
largado de la A
dministración. As
í como no a
probamos la privatización sistemática de los servicios públicos, tampoco estamos de a
cuerdo con un modelo de relación de imposición que promueva el sometimiento y la servidumbre de las Entidades del Tercer Sector con la consiguiente pérdida de la propia identidad y a
utonomía. Entendemos que el bien social que realiza el Tercer Sector as
í como su carácter de participación ciudadana, bien merecen un tratamiento de respeto y valoración de su a
utonomía. Es verdad que la A
dministración debe ser diligente y responsable con el dinero público y también con la calidad de los servicios sociales que se llevan a
cabo bajo el paraguas del convenio o la concertación. Pero entendemos que esa responsabilidad de la A
dministración es del todo compatible con un modelo de relación basado en el mutuo reconocimiento, respeto y recíproca colaboración. Y en este sentido hay que a
bogar por ir dando pasos que mejoren la relación y el trabajo en red, incidiendo en la importancia de la coordinación a
fín de optimizar los recursos y poder prestar una a
yuda más eficiente a
las personas.
Podemos a
firmar, sin caer en la a
uto-complacencia, que la a
cción social que se realiza desde el Tercer Sector y desde Cáritas en particular, es una a
cción social de calidad. De entrada habría que destacar la implicación y dedicación a
personas y familias que sufren por la pobreza y la exclusión social y que a
menudo en esta sociedad nuestra, se ven relegados a
l olvido y a
la irrelevancia social. El Tercer Sector, desde la cercanía y la complicidad con los sectores de población más desfavorecidos, trata de rescatar de la invisibilidad a
las personas más desfavorecidas poniendo rostro y voz a
l sufrimiento. Más concretamente y desde Cáritas tratamos de ser fieles a
una de nuestras opciones prioritarias. Cáritas opta por los más pobres de entre los pobres, por los últimos y no a
tendidos, por las personas que se quedan a
l borde del camino, por los cronificados en la vida de la calle o estigmatizados por su condición social, por los inmigrantes sin papeles, pro quienes ni siquiera son capaces de a
cceder a
los recursos convencionales.
• El factor humano y el voluntariado
Nuestra a
cción social tiene su soporte y a
portación fundamental en el factor humano. Para nosotros y con toda humildad, lo más singular de nuestra intervención social es la prioridad de la relación y el encuentro humano. A
diario constatamos la necesidad de a
fecto y reconocimiento en las personas más empobrecidas. A
diario constatamos el bien que produce una relación de a
yuda basada en un trato humano de cercanía y calidez a
fectiva.
La a
portación del Tercer Sector y desde Cáritas en particular tiene justamente en el factor humano una de sus señas de identidad más palpable. Benedetti nos recuerda que ”todo es del color del corazón con el que se mira”. Tan importante que lo que hacemos es cómo lo hacemos. Lo que no pasa por el corazón prácticamente no existe. La parábola del Buen Samaritano es todo un ejemplo de a
ctitud a
nte la pobreza y el sufrimiento. El ejemplo de quien sabe detenerse a
nte el prójimo malherido, sentir compasión con el sufrimiento a
jeno y poner en a
cción las manos para curar las heridas. Sin compasión, sin corazón, no se puede realizar una a
cción social de verdadero contenido humano. La burocratización y el mecanicismo es uno de los grandes peligros de la intervención social. El Tercer Sector si a
lgo no debe descuidar, es justamente la sensibilidad y la empatía con el sufrimiento de las personas.
El factor humano nos hace centrarnos el carácter multidimensional de la pobreza. Una mirada superficial hacia el empobrecido no nos hará conocer lo que la persona vive por dentro. Y es que la pobreza tiene, como el poliedro, muchas caras y a
lgunas invisibilizadas. No hay que olvidar que detrás de determinadas necesidades y demandas materiales se descubren mil heridas que hay que a
yudar a
sanar. Por ello mismo el Modelo de A
cción Social de muchas Entidades del Tercer Sector gira en torno a
determinados ejes y opciones de fondo. El más importante se define como “la centralidad de la persona”. Siempre será la persona más importante que la mera demanda de a
yuda, siempre será la persona más importante que la carencia o la necesidad. Cuando decimos que es preciso tener una mirada que a
barque a
toda la persona nos estamos implicando en una a
cogida a
bierta a
todas las dimensiones de lo humano. Cuando se establece una relación horizontal y dialógica, desde el paradigma del “sanador herido”, la intervención social se convierte en experiencia de compartir fraterno. El otro ya no es el usuario que a
tender, ni el a
tendido que a
tender. Es hermano y hermana con quien poder hacer camino juntos para llegar más lejos de lo que podrían presagiar nuestros pies cansados.
Por ello es perfectamente comprensible que para nosotros el mejor a
ctivo, la roca sobre la que se construye Cáritas cada día sea la a
portación humana, la inestimable a
portación del voluntariado. Con satisfacción y gratitud debemos reconocer que son miles y miles las personas que a
cogen y a
compañan a
quienes sufren en la soledad y el desamparo, en la impotencia y la necesidad. Estos miles de voluntarios (más de 3.500 solo en Cáritas y en la Comunidad A
utónoma) constituyen por un lado, la riqueza humana más destacable de nuestra sociedad y a
l tiempo el necesario a
poyo para llevar a
cabo nuestra intervención social cerca de las personas.
En Cáritas decimos a
menudo que los recursos materiales son importantes para proporcionar a
yuda, pero situamos en primer lugar la a
portación desinteresada y fiel del voluntariado. Las personas empobrecidas necesitan respuesta para sus demandas materiales, pero también y en gran medida, requieren y a
gradecen el calor humano de una a
cogida cálida, de una relación de a
yuda basada en la escucha, en la empatía y la as
ertividad.
Sin ninguna duda, la a
portación del voluntariado se hace todavía más fecunda en el a
compañamiento. Y es que solo as
í con el a
poyo continuado de estas personas voluntarias se pueden rehacer caminos rotos habilitando itinerarios de reconstrucción personal e inserción social. Todo esto es tan verdad que sin la presencia a
ctiva del voluntariado no podrían funcionar la mayor parte de los centros y programas de inserción en Cáritas ni los centros de a
cogida de nuestras parroquias en pueblos y barrios. Por a
lgo decimos en Cáritas que somos “más que una organización con voluntarios, una organización de voluntarios”. Con lo cual sigue siendo verdad que la mayor riqueza no está en lo que tenemos sino en lo que somos. La gran a
portación del voluntariado hace realidad el hecho de que la gratuidad es uno de los valores básicos de nuestra A
cción Social. En una sociedad en la que impera la lógica mercantilista, tener espacios que encarnan la lógica del don es una fuerza de humanización a
la vez que un motivo para la esperanza.
Precisamente esta presencia del voluntariado, su labor callada y efectiva en el a
compañamiento a
las personas, debe ser uno de los elementos a
valorar y ser reconocido desde la A
dministración. Entendemos que no hay A
dministración y Gobierno que pueda ofrecer este inmenso capital humano que supone el voluntariado y menos desde la perspectiva de la gratuidad y el desinterés.
• Capacitación técnica
Junto a
l voluntariado, el Tercer Sector y Cáritas disponen de un determinado número de personas contratadas, técnicos especializados en la a
cción social. Solo con la buena voluntad no puede uno introducirse en la delicada tarea de a
tender y a
yudar a
las personas que vienen a
nosotros buscando y reclamando a
yuda. En todas las a
ctividades, pero más que en ningún otro lado en la intervención social, hace falta competencia y conocimientos específicos. Es grande la responsabilidad que contraemos a
l intervenir con personas. No hay que olvidar que trabajamos con y para personas que tienen muchas heridas. Cuando interactuamos con personas que sufren tanto, debemos ser conscientes de que “pisamos tierra sagrada”. Hay que ir descalzos y con el mayor de los respetos a
la tierra del sufrimiento. Por otro lado no hay ninguna persona por mal que esté que no tenga a
lguna cualidad o capacidad que pueda a
ctivarse y revivir. Nadie es tan pobre que no tenga ningún a
ctivo de valor. Por ello la intervención social necesita de personas capacitadas para hacer a
florar esas capacidades y competencias que a
nidan en cada ser humano. Tal vez baste un poco de a
utoestima a
ctivada desde el a
fecto de una buena a
cogida y a
compañamiento para que la persona empobrecida se empodere de nuevo y pueda transitar con buen pie por el camino de la vida. Podemos a
firmar que en la simbiosis de la a
tención técnica a
certada y la calidez del encuentro humano, reside el a
cierto y la excelencia de la a
cción social. Siendo como deben ser protagonistas las personas, en Cáritas defendemos el modelo siguiente: “técnicos de la a
cción social con a
lma de voluntario y voluntarios con capacitación técnica”.
• Las tres grandes tareas : as
istencia, promoción humana y transformación social
La a
cción social que realizan las Entidades del Tercer Sector tienen en general tres grandes tareas: tareas de as
istencia, tareas de promoción y tareas de transformación social.
Desde la perspectiva de Cáritas en las tres tareas resulta más importante la incidencia cualitativa que cuantitativa.
Sabemos que el imaginario colectivo todavía vincula la a
cción de Cáritas con una imagen un tanto as
istencialista y paternalista. Es preciso reconocer que as
í ha podido ser en el pasado y que todavía quedan vestigios importantes de esta tendencia, a
gudizada tal vez un poco en estos tiempos de Crisis que provocan que la a
tención esté depositada en la a
yuda as
istencial y a
yuda material en especies: a
limento, ropa, etc. No obstante es preciso reconocer que la a
cción de Cáritas desde la fidelidad a
los principios de su Modelo de A
cción Social a
puesta sobre todo por la promoción humana, por las a
cciones significativas que favorecen los procesos de humanización y por las buenas prácticas que se orientan hacia la transformación social.
Evidentemente somos conscientes de que es preciso responder a
las necesidades básicas como la subsistencia y la vivienda a
portando los recursos económicos necesarios. Vivimos situaciones de verdadera precariedad y las más de 50.000 personas que el a
ño pasado a
cudieron a
Cáritas en la Comunidad A
utónoma demandaban con urgencia a
yudas puntuales para lograr la subsistencia o el pago de la vivienda. Pero también en estos casos entendemos la a
yuda as
istencial como parte integrante de un proceso de promoción humana e integración social que haga posible una vida a
utónoma y digna. Sabemos que la mera a
yuda as
istencial si no tiene otro horizonte, retiene a
las personas en la dependencia y la cronificación. Por ello la a
portación de Cáritas estará siempre en la línea de fortalecer a
l sujeto que es cada persona desde el respeto y la confianza que conlleva la dignidad humana.
No obstante y desde nuestra opción por los últimos y no a
tendidos, constatamos que en nuestra tarea de a
yudar a
personas que sufren un gran deterioro personal, no siempre el horizonte de la integración socio-laboral es a
bordable. Pero nuestra experiencia y nuestra voluntad de seguir a
yudando en la situación más a
dversa, nos demuestra que, a
ún en las situaciones más difíciles, es posible dar pasos que humanicen y ofrezcan posibilidades de contención a
l deterioro. Nunca hay que cerrar la puerta a
la esperanza. De hecho Tenemos en marcha a
lgunos proyectos dirigidos a
las personas más cronificadas del colectivo “sin hogar” con unos resultados verdaderamente positivos.
Cáritas trabaja por la justicia. Este es un lema a
cuñado que quiere resaltar el compromiso de Cáritas por una transformación real de la sociedad. Somos conscientes de que el modelo de sociedad hegemónico en nuestro mundo, el modelo neo-liberal, lejos de cohesionar la sociedad y promover una vida más digna para todos, a
honda en la desigualdad y hace todavía más escandalosa e inadmisible la pobreza en el mundo. Las prioridades dentro de esta tarea de transformación social conllevan la necesaria denuncia de las injusticias para ir a
tajando las causas estructurales. Junto a
ello es primordial seguir siendo a
ltavoces de las voces silenciadas y reprimidas para sensibilizar y concienciar a
l conjunto de la población que a
menudo vive a
jena a
los dramas humanos que se dan entre nosotros y en el a
ncho mundo. De cara a
una mayor eficiencia en la labor, Cáritas a
puesta por el trabajo en Red con otras entidades y movimientos sociales de cara a
la construcción de un nuevo modelo social.
La a
portación de Cáritas en este momento histórico que nos toca vivir pasa por la construcción de ese modelo social a
lternativo en clave de derechos sociales, defendiendo y promoviendo un modelo de desarrollo humano más a
llá del mero crecimiento económico, construido desde la centralidad de la persona (de todas las personas) y de la referencia permanente a
la ética social. El a
ctual modelo socio-económico es como el imponente trasatlántico que va deprisa a
lo suyo sin reparar en los náufragos que están siendo expulsados del sistema sin ninguna consideración. El a
ctual sistema económico, privado de la ética, viciado por la codicia, lejos de recuperar e integrar a
las personas, las va a
rrollando. Es verdad que las gentes e iniciativas del Tercer Sector no va n a
poder parar ni cambiar ni reconducir e esa enorme trasatlántico pero es preciso intentarlo y en todo caso siempre serán como las pequeñas barcas que pueden ver, a
cercarse y recoger a
esos náufragos excluidos por el sistema y tal vez iniciar nuevas singladuras y caminos a
lternativos.
Y termino. Primero con una llamada de a
dvertencia e interpelación. Es la as
everación de Levinas cuando dice que “casi siempre llegamos tarde a
la cita con el prójimo”. Y en segundo lugar con una llamada a
la esperanza, con una esperanza a
ctiva y comprometida. La que nos dirige García Roca cuando a
firma que García Roca “la contracultura de la solidaridad nos ubica en el horizonte del futuro”.
El Tercer Sector es una expresión viva y cargada de nobleza humana. Surge de la sensibilidad de muchas personas. Sabemos que no habrá verdadera transformación social si no parte de la vida de cada uno. En este empeño que es una carrera de fondo, valen mucho los pequeños pasos de la vida cotidiana. En el mundo de la pobreza y el sufrimiento, lo a
parentemente pequeño tiene otra dimensión, sobre todo cuando va envuelto en entrega y a
fecto. Es bueno recordar a
quello de que “en muchos lugares pequeños, mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, lograron cambiar el mundo”.
Creemos, pues, en esa tarea urgente e insoslayable de contribuir a
una sociedad con valores a
lternativos, siendo pequeña sociedad de contraste para poder experimentar que la utopía es realizable y se puede materializar primero en uno mismo y también a
través del valor de a
cciones significativas y con el progresivo empoderamiento de las personas a
nuladas y excluidas. Para ello resulta vital la a
portación de todos, para seguir construyendo sobre roca, la roca del propio testimonio, la roca de la congruencia y la honestidad, tal vez empezando por nosotros mismos y en la línea de la interpelación que Cáritas ha lanzado a
todos en la última campaña: “Vive sencillamente, para que otros, sencillamente puedan vivir”.
ANEXO
Probable escenario de un futuro inmediato
Hipótesis más probables según el Observatorio de la Realidad Social de Cáritas Española:
• “…se producirá un endurecimiento en los requisitos o en las dificultades en el a
cceso a
las carteras de servicios y prestaciones de los sistemas públicos de a
tención social”. (8,24)
• “…se producirá un incremento en el número de personas que a
cuden a
Cáritas solicitando a
yuda”. (8,19)
• “…se continuarán produciendo recortes económicos en los presupuestos públicos destinados a
los á
mbitos de pobreza y exclusión”. (8,06)
• “…se cerrarán o disminuirán prestaciones, programas, centros o servicios en el Tercer Sector”. (8,06)
• “…se producirá un incremento en el número de personas en situación de pobreza y exclusión social”. (8)
PROBABILIDAD MEDIA:
• “…se priorizará la reivindicación de la concreción de más y nuevos derechos subjetivos en las diversas legislaciones y desarrollos normativos frente a
otras reivindicaciones”. (6,85)
• “…aumentará la labor de denuncia social de las organizaciones del Tercer Sector”. (6,76)
• “…la a
tención de las organizaciones del Tercer Sector a
las personas en situación de exclusión y vulnerabilidad, puede contribuir a
un debilitamiento de los derechos sociales reconocidos por la legislación a
ctual”. (6,27)
• “…se producirá un reforzamiento de la unión de las organizaciones del Tercer Sector en defensa de los derechos sociales”. (6,10)
PROBABILIDAD BAJA:
• “…se promulgará una Ley de á
mbito Estatal que establecerá cuáles deben ser los derechos, servicios y prestaciones, de carácter ‘mínimo’, en el á
mbito de los servicios sociales”. (3,41)
• “…se homogeneizarán en todo el Estado los sistemas de rentas mínimas/básicas (igualdad de derecho y cantidad económica)”. (3,12)