4.1. Informe extraordinario sobre Infancias vulnerables
Este informe representa dos características que lo hacen un tanto diferente a
otros informes extraordinarios. Para empezar, ha sido elaborado íntegramente con recursos propios del A
rarteko, en concreto, por el personal del A
rarteko integrado en la Oficina de A
tención a
la Infancia y la A
dolescencia. Por otro lado, no es tanto el fruto de una investigación nueva o puntual, como el resultado de un trabajo continuado de seguimiento llevado a
cabo en el A
rarteko durante muchos a
ños y sobre diferentes situaciones. Situaciones que tienen, todas ellas, un denominador común, una característica compartida: a
fectan a
la infancia y, especialmente, a
a
quellos niños, niñas y a
dolescentes más vulnerables en cuanto a
sus derechos. De a
hí su título: "Infancias vulnerables".
Todos los niños, las niñas, las personas a
dolescentes, por sus propias características, constituyen un sector de la población especialmente vulnerable. En nuestro caso, las 158.000 chicas y los 167.000 chicos que constituyen, en números redondos, la población menor de 18 a
ños de la Comunidad A
utónoma del País Vasco. Todas, y por el simple hecho de serlo. Sin embargo, dentro de ese conjunto se puede y debe diferenciar grupos o sectores en situaciones de especial riesgo.
Durante estos a
ños, la institución del A
rarteko ha venido dedicando una a
tención prioritaria a
estos sectores de niños, niñas y a
dolescentes en situaciones desfavorecidas o con necesidades especiales: menores en riesgo o desamparo, a
cogidos por los servicios sociales de protección (cerca de 2.000 en los últimos a
ños); menores extranjeros no a
compañados (últimamente, más de 1.000 cada a
ño); a
dolescentes infractores (en torno a
1.000-1.200 en los últimos a
ños); a
lumnado con necesidades educativas especiales ligadas a
discapacidad (cerca de 12.000 en la a
ctualidad), a
lumnado con necesidades educativas específicas as
ociadas a
la situación socioeconómica familiar (más difícil de cuantificar), o a
su origen (más de 20.000 inmigrantes) o a
su etnia (unos 4.000 del pueblo gitano)…; menores con problemas de salud mental (cerca de 10.000 a
tendidos cada a
ño); a
dolescentes con consumos problemáticos de drogas (con cifras muy variables según la edad, el sexo o las diferentes sustancias); menores objeto de a
coso escolar (también con cifras muy variables, pero que a
fectan a
varios miles de escolares)…
Resulta evidente que las problemáticas que a
fectan a
niños y niñas no se terminan a
quí, que existen otras situaciones igualmente importantes a
las que el A
rarteko ha podido dedicar una a
tención no tan sistemática pero sí significativa: la situación de los menores de orientación homosexual (lesbianas y gays) o bisexual y de identidad transgénero o transexual, la infancia maltratada en situaciones de violencia de género, los riesgos derivados del mal uso o a
buso de las nuevas tecnologías, el tratamiento de los menores en los medios de comunicación... De estos sectores, de estas situaciones se hace también eco este informe, a
unque no habiendo sido objeto de seguimiento sistematizado a
lo largo de los a
ños, ponemos el a
cento en visibilizarlas y presentarlas con preocupación a
la a
tención pública.
Como se decía a
l inicio, la diferencia fundamental respecto a
informes extraordinarios a
nteriores en materia de infancia es que en éste se pretende ofrecer una visión más sintética, más global, menos exhaustiva a
cerca de cada sector; una visión evolutiva (no puntual) que permita destacar los a
vances experimentados, los posibles retrocesos, o los as
pectos todavía necesitados de mejora… Quiere también analizar las relaciones que se dan entre las diferentes situaciones, los problemas que pueden ser comunes a
muchas de ellas.
Se trata, pues, de un informe síntesis, en el que se hacen continuas referencias a
, prácticamente, todos los informes extraordinarios del A
rarteko publicados hasta la fecha sobre la infancia o con a
partados específicos dedicados a
ella, y en el que hemos buscado a
provechar la información obtenida, los seguimientos efectuados sobre cada uno de ellos a
ño tras a
ño.
Esta opción tiene sus riesgos y también sus limitaciones. As
í, por ejemplo, esta vez hemos preferido sacrificar la extensión, la profundidad, la exhaustividad propia de informes monográficos a
nteriores, en a
ras de una mayor claridad y concisión, e incluso, tal vez, un mayor valor divulgativo. También hemos querido reducir en lo posible las fuentes de información utilizadas. Básicamente, nos hemos limitado a
las fuentes disponibles en la propia institución. Cabe citar en este punto que la información a
nalizada a
lcanza como límite temporal diciembre de 2009, ya que el informe se elabora a
lo largo de 2010. Este a
punte tiene su importancia, ya que a
lgunas realidades han evolucionado desde entonces muy rápidamente y no siempre en el sentido que las tendencias a
puntaban en a
quel momento.
Aquí, en el contexto de la presentación de las a
ctuaciones de la Oficina de Infancia y A
dolescencia, se va a
realizar un pequeño repaso a
cada uno de los sectores, para destacar a
lgunos datos básicos, a
lgunos problemas esenciales, a
lgunas de las recomendaciones o propuestas de mejora para, en segundo lugar, ofrecer una visión más global, tanto de los problemas como de las posibles soluciones comunes que ofrece el informe.
Entre los datos más significativos respecto a
menores en grave riesgo o desamparo, el número de expedientes a
nuales a
biertos por los servicios sociales de a
tención secundaria de infancia se ha visto multiplicado por tres en los últimos quince a
ños. Entre los problemas o as
pectos más necesitados de mejora en este á
mbito, desde la perspectiva del A
rarteko, son especialmente significativos cuatro:
alternativas
ala institucionalización.
ámbitos locales y forales).
atención
ala problemática de los "centros especiales", cada vez más numerosos, destinados
a
adolescentes con graves problemas de conducta o de salud.
Las recomendaciones (9 específicas en este capítulo) van dirigidas a
lograr esas mejoras, a
unque también a
puntan a
otras cuestiones como la figura del tutor de referencia, la calidad técnica de los informes sociales, la elaboración o mejora de procedimientos, etc.
Dentro de la población menor de edad en grave riesgo o desamparo debemos dedicar una a
tención especial a
los menores extranjeros no a
compañados, un sector prácticamente inexistente hace tan solo unos a
ños y que en poco tiempo ha a
lterado la configuración de la red de recursos residenciales para menores en desprotección.
Así y todo, este es, sin duda, el sector de la población en riesgo que ha exigido una mayor dedicación del A
rarteko en los últimos a
ños. El informe reconoce que el esfuerzo institucional en cuanto a
la creación de recursos de a
cogida ha sido notable, si bien con importantes diferencias entre los territorios. Sigue habiendo, sin embargo, muchos problemas por resolver. A
nalizadas las intervenciones llevadas a
cabo desde el A
rarteko en los a
ños 2008 y 2009, éstas estuvieron relacionadas con las pruebas de determinación de la edad, con sus derechos a
la educación, a
la defensa o a
ser oídos, con los rechazos a
la ubicación de determinados centros, con los traslados entre Comunidades, con el incumplimiento del deber de as
unción de tutelas…
En cuanto a
las recomendaciones específicas el estudio insiste en tres. La necesidad de:
Alcanzar un
acuerdo básico entre todas las
administraciones en materia de
acogida de menas.
acogida común para los tres territorios históricos, con especial incidencia en el procedimiento de determinación de la edad.
Respecto a
la población a
dolescente que comete a
lgún delito y es objeto de medidas judiciales, según los datos recogidos en el informe en el período de 12 a
ños se han pasado de 140 medidas (en 1998) a
más de 400 en 2001, a
ño en el que entró en vigor la nueva Ley de Responsabilidad del menor, y a
más de 1.200 en el 2009. Las medidas en medio a
bierto superan el 70% del total; las medidas de internamiento vienen a
ser una de cada cuatro. Ese incremento ha exigido, lógicamente, la a
mpliación de la red de recursos de a
tención.
Entre los as
pectos más preocupantes en este á
mbito se destacan:
alta proporción de menores que provienen de los sistemas de protección.
acompañados o quienes cometen delitos en la familia (violencia filio-parental).
asociadas
aproblemas de salud mental y/o toxicomanías.
alto porcentaje de víctimas de esos delitos que son,
asu vez, también menores.
Para la mejora del sistema de justicia juvenil se efectúan siete recomendaciones específicas que van desde las más generales (como a
plicar en todas sus potencialidades el a
ctual marco normativo o mejorar la colaboración entre servicios) a
otras muy concretas, como mejorar el turno de oficio, establecer dependencias policiales específicas para menores, o mejorar el uso y control de la medicación.
Respecto a
l alumnado con necesidades educativas especiales o específicas, el informe dedica nada menos que cinco subcapítulos: uno a
las necesidades ligadas a
a
lguna discapacidad; otro a
las de a
lumnado socialmente desfavorecido, otro a
l a
lumnado del pueblo gitano, otro a
la población temporera y otro a
la población inmigrante. Cada uno de ellos con sus características específicas, pero a
nalizados todos desde una perspectiva común: compensar las desigualdades de partida; favorecer a
l máximo su inclusión. Estamos hablando de no menos de 35.000 a
lumnos y a
lumnas –lo que supone a
proximadamente un 10-11% de la población total escolarizada, sin contar ese colectivo más difuso que en el informe a
parece como "socialmente desfavorecido", con un reparto muy desigual entre centros.
Afortunadamente, el sistema educativo vasco hizo ya hace muchos a
ños una a
puesta decidida por la integración escolar o, si se prefiere, por la inclusión. Y ha dedicado y dedica a
ello numerosos recursos y programas. Los datos de escolarización y los datos de éxito y fracaso escolar, sin embargo, muestran todavía signos evidentes de inequidad que, a
juicio de esta institución, es preciso superar. Para ello y sin entrar en la casuística de cada sector, el informe efectúa 8 recomendaciones específicas que tienen que ver con medidas compensatorias, detección e intervención temprana, colaboración con las familias, evaluación, diversidad también en los equipos de profesionales, superación definitiva de las barreras a
rquitectónicas.
En materia de salud mental infanto juvenil y de a
cuerdo con las quejas y con los seguimientos efectuados, en el informe se destacan tres cuestiones consideradas esenciales:
atención temprana de los problemas,
antes de su
agravamiento.
años) o determinadas necesidades.
Y, consecuentemente, volvemos a
insistir en a
lgunas recomendaciones dirigidas a
l sistema sanitario para garantizar el consentimiento informado de los y las menores, dar prioridad a
la a
tención infantil, mejorar la coordinación entre el sistema sanitario y los demás sistemas, mejorar la respuesta a
los problemas de salud mental de la población menor de edad y utilizar determinados indicadores de salud como elementos de seguimiento para "medir" el grado de a
plicación del derecho a
la salud de las personas menores.
En relación con la convivencia en el á
mbito escolar el seguimiento efectuado muestra tanto luces (por ejemplo, respecto a
l marco normativo o a
la existencia de protocolos) como sombras (por ejemplo, respecto a
los datos de a
coso escolar o maltrato entre iguales que se mantienen a
ño tras a
ño). En este sentido, se insiste en seis recomendaciones para:
aplicación de las normas de convivencia.
alumnado.
aplicación del Decreto de derechos y deberes.
aplicación de los protocolos existentes (por ejemplo, del maltrato entre iguales por
abuso de poder o bullying).
Finalmente, el informe dedica un a
partado específico a
una realidad poco conocida: la problemática de los y las a
dolescentes homosexuales (lesbianas y gays), transexuales y bisexuales. Junto a
datos que hablan todavía de intolerancia, rechazo y homofonía, el Foro organizado por el A
rarteko en 2008 puso de manifiesto que la educación a
fectivo-sexual sigue siendo una gran as
ignatura pendiente de nuestro sistema escolar, y también de otros, lo que favorece la discriminación y el desconocimiento general y dificulta la a
ceptación de la diversidad sexual. Para superar esta situación, se efectúan tres recomendaciones específicas dirigidas a
l sistema educativo que van de lo más general a
lo particular: un Plan sobre diversidad a
fectivo-sexual que ordene y sistematice el a
bordaje; a
ctuaciones concretas para visibilizar la diversidad y erradicar la homofobia; tutorías a
los niños, niñas y a
dolescentes lgtb.
Hasta a
quí el pequeño repaso a
a
lgunos de los sectores o situaciones a
nalizadas en el informe, necesariamente breve y limitado a
poner a
lgunos a
centos. Este modo de a
bordar la cuestión, sector por sector o situación por situación, presenta, sin embargo, una serie de limitaciones o de riesgos que conviene no olvidar: no favorece una visión global, que descubra y ponga de relieve las relaciones que existen entre las diferentes situaciones, la continuidad que a
veces se da entre ellas, los problemas que, en mayor o menor grado, comparten. Incluso puede inducir a
pensar que se trata de situaciones inconexas, de diferentes grupos de menores sin ninguna relación entre sí. Pero no es as
í. En muchos casos, la misma niña o el mismo a
dolescente que hoy encontramos en un centro de a
cogida, o que vemos desescolarizado o fracasando en la escuela, lo encontramos mañana en un centro de internamiento, o la podemos encontrar de nuevo, dentro de un tiempo, en otra situación de especial riesgo. Esto viene a
poner de manifiesto la existencia de a
uténticos circuitos o itinerarios de exclusión, ligados muchos de ellos a
la inexistencia, falta de competencia o simplemente fracaso de la familia como elemento esencial de soporte y a
poyo a
l crecimiento y necesidades del menor.
La cuestión que el estudio pretende responder con esta "mirada" es: ¿Existen a
lgunos problemas comunes, que se repiten en unas y otras situaciones? A
lgo as
í como una serie de elementos transversales que a
fectan a
todos o a
muchos de los sectores a
nalizados y que están condicionando la respuesta que se ofrece a
sus necesidades. Destaca as
í elementos de preocupación que se repiteny que constituyen una especie de denominadores comunes de la intervención con menores en estas situaciones; cuestiones preocupantes desde una perspectiva garantista, necesitadas de mejora y que constituyen a
uténticos retos, tanto en la defensa de los derechos de estas personas como si queremos lograr una intervención más eficaz.
Se trata de debilidades o limitaciones en la respuesta de los sistemas públicos a
las necesidades de los y las menores en situación de especial vulnerabilidad, a
unque no obvia la trascendencia de otros elementos tan importantes en esta cuestión como el entorno familiar –clave en tantas de las situaciones a
nalizadas–, o determinados factores estructurales que, en muchísimos casos, están en la raíz de las situaciones de vulnerabilidad. Las once debilidades que consideramos especialmente significativas son:
asistenciales ordinarias.
adiferentes
administraciones o departamentos.
ausencia o insuficiencia de marcos normativos que delimiten con claridad las responsabilidades de todos los elementos intervinientes y establezcan los procedimientos o los requisitos que deben reunir los recursos.
adecuadas
anecesidades emergentes o que crecen rápidamente.
atomar medidas tanto compensatorias (que busquen la equidad) como preventivas (que eviten la
aparición o consolidación de guetos).
atención temprana.
ausencia de criterios claros o de mecanismos que garanticen la confidencialidad en el tratamiento de la información.
ausencia de una cultura de los derechos de la infancia, que se extienda
atoda la población.
actuales instrumentos de defensa y garantía de los derechos de las personas menores.
Si este a
nálisis de causas o debilidades es válido:
atajar, de raíz, las causas que están en el origen de tales situaciones (mejorar, por tanto, la prevención).
administraciones y servicios que intervienen
ante este tipo de situaciones.
adecuación, la respuesta que se da
alas situaciones "novedosas".
adoptar medidas compensatorias para las situaciones más desfavorecidas.
adopción de medidas) y en las fases finales, que facilitan la emancipación o la inserción social.
actuación de quienes intervienen con menores en situaciones de especial vulnerabilidad, ofreciendo unas mejores condiciones
al trabajo de los/las profesionales.
Y son estos problemas o disfunciones los que las recomendaciones de carácter más global del informe intentan a
bordar:
aparticipar,
aser oído.
Apoyar
alas familias para el correcto desarrollo de sus funciones respecto
asus miembros menores de edad.
atención
ala infancia.
Analizar periódicamente las diferentes situaciones de vulnerabilidad y su evolución.
Este informe fue entregado a
la presidenta del Parlamento el 3 de mayo de 2011 y, a
partir de esa fecha, fue distribuido entre la red de contactos habitual de la institución del A
rarteko y, específicamente, entre las organizaciones/entidades que trabajan en el á
mbito de la infancia. A
bundando en ello, en el mes de mayo se invitó a
las organizaciones sociales con representación en el Consejo Sectorial de Infancia del Consejo Vasco de Servicios Sociales a
una reunión de presentación y contraste del diagnóstico y las recomendaciones del informe. Fruto de ello fueron interesantes a
portaciones tenidas en cuenta en la elaboración de los contenidos del capítulo II de este documento.