La actividad desarrollada por la Oficina de la Infancia y la Adolescencia del Ararteko a lo largo de 2011 se orienta c
onforme a los principales ejes estratégicos de la institución, así c
omo a las líneas de actuación dibujadas para la Oficina en el horizonte temporal 2010-2014. Estas opciones de la planificación estratégica suceden en un c
ontexto social y normativo al que intenta responder y que, a su vez, limita y c
ondiciona la forma c
oncreta en que lo hace. Es por ello que, antes de adentrarnos c
on detalle en el relato de lo realizado en el ámbito de las personas menores, dedicaremos las siguientes páginas a recordar las principales apuestas de trabajo de la Oficina de la Infancia y la Adolescencia, así c
omo a ofrecer los principales datos que, a nuestro parecer, son significativos en relación c
on la situación de la infancia y la adolescencia, y las leyes, decretos y reglamentos que c
onstituyen el c
ontexto normativo de actuación.
1.1. El marco de actuación 2010-2014
En el Marco de Actuación 2010-2014 de la Oficina de la Infancia y la Adolescencia presentado en el informe anual del año pasado se explicaban c
on c
ierto detalle las principales líneas de intervención de ésta. Así, de manera similar al resto de las áreas de la organización, la Oficina atiende e investiga las quejas y demandas presentadas por las y los menores, directamente o a través de sus representantes legales, o aquellas otras en las que se encuentran c
oncernidos. Este trabajo, en c
ierta manera "reactivo" ante lo que alguien (una persona, un c
olectivo) o algo (una posible vulneración de derechos de la que se tiene c
onocimiento a través de los medios de c
omunicación u otras vías) nos presenta, viene c
ompletado por otras líneas de trabajo más proactivas, en las que se enmarcan actuaciones dirigidas al fomento del trabajo en red, c
olectivo y c
olaborativo, a la difusión de la c
ultura de los derechos de la infancia y, de manera muy especial, al fomento de las posibilidades de que las propias personas menores de edad puedan participar y hacer oír su voz.
Como c
onsecuencia del modelo "matricial" adoptado por la institución del Ararteko en el que las áreas sectoriales, especializadas en ámbitos materiales, son c
ompletadas por miradas transversales, en este c
aso la de los derechos de niños, niñas y adolescentes, persiguiendo un enriquecimiento mutuo y un trabajo c
oherente y sinérgico, la Oficina de la Infancia y la Adolescencia se estructura c
on una mínima dotación de personal propio y la asistencia de las personas asesoras de las áreas temáticas que c
on mayor frecuencia afectan a niños, niñas y adolescentes. Todas ellas, junto c
on el Ararteko, la adjunta, la directora de relaciones sociales, estudios y modernización y el Secretario General, c
omponen el Consejo de Asesores de la Oficina de la Infancia y la Adolescencia, c
on un papel destacado en la definición y c
ompromiso c
on los planes de trabajo elaborados anualmente a partir de este marco de actuación general.
El Plan de Actuación 2011 c
oncreta las líneas de trabajo anteriormente c
itadas en el espacio temporal que nos ocupa, actuando c
omo hoja de ruta que nos permita avanzar en el c
amino apuntado unificando esfuerzos y generando las necesarias sinergias para alcanzar de la manera más eficiente posible nuestros objetivos. A este plan responden las actuaciones de las que se dan c
uenta en los c
apítulos siguientes.
El objeto de este apartado es ofrecer una visión general sobre la situación de la infancia y la adolescencia en la C
APV a través de los datos (procedentes de fuentes secundarias) más actuales disponibles y, en algunos c
asos, atendiendo a su evolución histórica.
Señalábamos ya el año pasado la necesidad c
onstatada por buena parte de los agentes, tanto sociales c
omo institucionales, del ámbito de la infancia de c
ontar c
on un sistema de información sobre la realidad de la infancia y la adolescencia c
on parámetros, c
riterios e indicadores c
ompartidos que pusiera remedio a una extensa información que adolece todavía de lagunas en torno a temas o realidades c
oncretas, insuficiente utilidad de los datos existentes por desagregación inadecuada o no c
oincidente entre operaciones estadísticas, lo que dificulta la c
omparabilidad de los datos, e insuficiente recogida y sistematización. Podemos decir que en 2011 se ha dado un avance importante en este c
amino c
on la elaboración por parte del Observatorio de Infancia y Adolescencia del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco del Sistema de indicadores para el seguimiento de la realidad de la infancia y la adolescencia en la C
APV, sistema c
on el que se podrá estar más o menos de acuerdo respecto a su c
onfiguración c
oncreta, pero que tiene el valor indudable de ofrecernos fotografías de la realidad analizada c
ompuestas siempre por los mismos elementos, c
ompletas y replicables en el tiempo, que permite a su vez realizar un seguimiento del bienestar infantil y evaluar los progresos realizados c
omo vía para la mejora de las políticas en materia de infancia y adolescencia.
En todo c
aso, nuestra intención ahora no es tanto ofrecer un panorama detallado sobre la situación de la infancia y la adolescencia en la C
APV a través de este c
onjunto de datos, sino destacar algunos que nos permitan una mínima c
aracterización del c
olectivo al que nos vamos a referir una y otra vez en este documento. Para ello, dada su actualidad, extractamos la información c
ontenida en el Diagnóstico sobre la realidad de la infancia y la adolescencia elaborado por el Observatorio antes c
itado, c
ompletándola c
on algunos datos recogidos en el estudio La infancia en c
ifras 2009, publicado por el Observatorio de Infancia del Ministerio de Sanidad y Política Social en el otoño de 2011.
1.2.1. Estructura demográfica
En 2010 se c
ontabilizan en la C
omunidad Autónoma del País Vasco 339.048 c
hicos y c
hicas menores de 18 años, c
on una distribución por sexo bastante equilibrada (48,6% c
hicas y 51,4% c
hicos). Aunque en términos absolutos el número de menores ha aumentado respecto al de hace una década, su peso sobre el c
onjunto de la población desciende c
asi dos puntos porcentuales respecto al de entonces, representando en la actualidad el 15,6% del total de la población, algo menor al porcentaje de menores de edad del c
onjunto del estado español (17,5%). C
entrando la atención en la dinámica evolutiva, no obstante, se puede observar que la progresiva reducción de los menores de 18 años en la población hasta fechas muy recientes y la nueva y, de momento, c
orta estabilidad de su peso en los últimos años, es similar a la dinámica que puede apreciarse en el entorno europeo.
La población menor extranjera supone el 7,4% de estos c
hicos y c
hicas, habiéndose incrementado en los últimos años (5,5% en el 2007). Aun así, la C
APV se sitúa a c
inco puntos por debajo del 12% de población menor de edad extranjera registrado en el estado español.
Las proyecciones de población a c
orto plazo elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística apuntan a una estabilización de la población menor de 18 años c
on una muy leve recuperación para el año 2018. La diferencia apenas supondrá un punto, de c
umplirse las previsiones, por lo que c
abe esperar que el panorama en c
uanto a efectivos y estructura de esta población no varíe sustancialmente.
El peso reducido de la población menor de 18 años tiene una c
lara relación c
on las bajas tasas de fecundidad (1,33 hijos por mujer en la C
APV) que, pese a una ligera recuperación en los últimos años, siguen manteniéndose a más de medio punto del denominado "índice de reemplazo". Esta baja fecundidad tiene una c
lara relación c
on el retraso en el c
alendario de la maternidad, donde la C
omunidad Autónoma del País Vasco se situaba en 2008 c
omo la de edad media más tardía, algo por encima de los 32 años, siendo un fenómeno generalizado en el c
onjunto del estado español (la edad media está por encima de los 30 años) y no muy diferente de la experiencia europea.
A fecha de 2008 un 16% del total de las familias de la C
APV, desde la c
onsideración de los distintos modelos de familia, c
uenta entre sus miembros c
on menores de 16 años (127.895 hogares). Por otro lado, el 99% de las personas menores de 18 años vive en familia y, c
onforme a los resultados de diversos estudios c
ualitativos c
onsultados, se muestran mayoritariamente satisfechas c
on la relación que mantienen c
on su familia, que es vivida c
omo un espacio que aporta seguridad y c
onfianza. La familia c
ontinúa siendo un elemento c
entral en el desarrollo y en la participación social de la infancia, aun c
uando haya perdido c
ierto peso en la transmisión de valores a favor de otros agentes socializadores.
Según esos mismos estudios, si se mantiene la alta valoración de la familia es, ante todo, por la c
apacidad de adaptación que ha demostrado y, entre otros factores, por la flexibilización de los c
omportamientos internos y el incremento de los niveles de libertad, de democracia interna y de igualdad entre hijos e hijas. Sin embargo y a pesar de esta ruptura progresiva c
on la familia típica tradicional c
aracterizada por la jerarquía rígida entre hombre y mujer, padres-madres e hijos-hijas, en papeles polarizados para lo masculino y lo femenino, las mujeres siguen c
onstituyendo la figura de referencia en la organización del espacio doméstico y el c
ontexto familiar refuerza la diferenciación de género, otorgando actividades diferentes a las mujeres y a los hombres dentro de la estructura familiar, siendo el principal eslabón del proceso de tipificación sexual.
Por otra parte, la flexibilización y democratización de la familia ha hecho surgir algunas dificultades en la c
rianza que guardan relación c
on el establecimiento de límites y normas. Las c
otas de poder adquiridas por las niñas, niños y adolescentes dentro de la organización familiar, donde son c
onsultados y toman parte del proceso de toma de decisiones, junto al intento de padres y madres por alejarse de modelos autoritarios ha incorporado dificultades para encontrar el equilibrio entre las relaciones familiares c
ercanas y el establecimiento de normas y límites (pérdida de autoridad).
Para finalizar, el diagnóstico realizado en la C
APV al que venimos haciendo referencia recoge que existe un discurso c
ompartido por profesorado y madres y padres sobre el modelo proteccionista que se está trasladando a la infancia y la adolescencia y la sobreprotección que se ejerce sobre ella y que se relaciona c
on la satisfacción inmediata de sus necesidades y el deseo de evitar c
ualquier tipo de sufrimiento a niños, niñas y adolescentes, que genera c
ierto grado de infantilización del c
olectivo. Esta situación reduce su autonomía, sus habilidades, su c
ultura del esfuerzo y las estrategias de superación, lo que podría c
ontribuir a explicar la poca tolerancia a la frustración.
1.2.3. Salud
La mayor parte de los indicadores disponibles en el ámbito de la salud se refieren a la expresión más grave de la ausencia de salud: la mortalidad. Se c
uenta c
on algunos datos relativos a la morbilidad, pero no permiten tener una visión c
ompleta de la dimensión y c
aracterísticas del fenómeno. C
on todo, está c
lara la inserción de la sociedad vasca en un patrón de salud moderno, en el que los problemas más importantes se relacionan c
on la morbilidad y no tanto c
on la mortalidad que, afortunadamente, es realmente baja, especialmente entre los más jóvenes.
La infancia en la C
APV goza, c
omo decíamos, de un estado de salud excelente, que ha ido mejorando en los últimos años. Un exponente de ello es la tasa de mortalidad infantil, que se sitúa por debajo de la tasa europea (4,7‰) y española (3,31‰) ya que por c
ada 1.000 personas nacidas vivas se producen 2,91 defunciones de menores de un año.
El análisis de la estructura de la mortalidad según las principales c
ausas de muerte en los menores de 18 años identifica diferencias sustanciales según las etapas de vida. Así, mientras que a los 0 años el 80,8% de las defunciones están relacionadas c
on enfermedades del período perinatal y malformaciones c
ongénitas, a partir del año c
omienzan a ganar presencia las c
ausas externas de mortalidad (accidentes y traumatismos) que suponen ya más de la mitad de las muertes (55,9%) en la franja de 15 a 17 años.
Las c
aracterísticas de la morbilidad c
onfirman, en buena medida, las tendencias vistas en la mortalidad, si bien hay que c
onsiderar la importancia de las enfermedades del sistema respiratorio y del sistema digestivo c
omo responsables de buena parte de los problemas de salud de niños y niñas.
En c
uanto a hábitos saludables, podemos decir que los hábitos alimenticios parecen ser, en general, saludables, c
on porcentajes de obesidad (5,1%) c
laramente inferiores a los de otras c
omunidades autónomas y a la media estatal, que se sitúa en un 9%. Respecto a la realización de deporte y ejercicio físico, un 11% de la población vasca de 1 a 15 años no realiza ningún tipo de ejercicio físico en su tiempo libre, una realidad algo más acentuada entre las c
hicas y que aumenta según nos adentramos en la adolescencia.
Los datos recogidos anualmente por el Gobierno Vasco respecto a los c
onsumos de sustancias psicoactivas dan c
uenta de que el c
onsumo de alcohol, tabaco y otras sustancias ilegales es una realidad extendida en la adolescencia. El alcohol es la sustancia más accesible y más c
onsumida (un 20% de la población vasca de 11 a 17 años c
onsume alcohol todas las semanas y el porcentaje aumenta a medida que aumenta la edad, alcanzando a un 52% de quienes tienen entre 17 y 18 años), además de ser c
onsiderada menos grave que el resto. El 12,3% de las c
hicas y el 6,4% de los c
hicos de 11 a 17 años fuman diariamente, aun c
uando el tabaco es ya c
onsiderado c
omo grave o muy grave por el 60% de los adolescentes. Por último, un 71% c
reen que el c
onsumo de c
annabis es grave o muy grave, porcentaje que se ha incrementado en los últimos años, de manera que los y las adolescentes actuales parecen ser más c
onscientes de sus riesgos.
El 30,2% de los y las jóvenes vascas de 14 a 17 años ha mantenido relaciones sexuales c
ompletas y la edad media de la primera relación sexual c
ompleta es de 15 años. Parece que, en general, los y las adolescentes c
onocen los métodos anticonceptivos, principalmente el preservativo, aunque algunos estudios apuntan que lo habitual es que su utilización se relacione c
on evitar un embarazo no deseado y no tanto c
on protegerse de las enfermedades de transmisión sexual, c
uya incidencia no suelen tener tan presente. Un 92% de los y las jóvenes vascas que han mantenido relaciones sexuales han utilizado un método anticonceptivo seguro, sin embargo, no debe obviarse que un 2,4% de los y las jóvenes de 14 a 17 años de la C
APV señalan haber estado embarazadas o haber dejado a alguien embarazada.
1.2.4. Educación
En los últimos años la tasa de escolarización de los jóvenes de entre 16 y 17 años ha c
recido de forma notable, habiéndose generalizado la educación obligatoria hasta los 16 años, lo que ha incrementado el nivel medio de formación de la población.
La C
APV muestra niveles de rendimiento mejores a los de otros territorios del entorno en materias c
omo la c
iencia, las matemáticas y la lectura, ya que sus porcentajes de inadecuación rondan el 15% en la prueba PISA, mientras que a nivel estatal y europeo es superior. Sin embargo, existen aún retos que deben abordarse.
En 2008 el porcentaje de jóvenes que abandonaron prematuramente los estudios se situaba en un 14,7%, siendo mayor en c
hicos (18% frente al 11% de las c
hicas). Aunque no alcanza el objetivo establecido a nivel europeo para 2010 –10% de abandono prematuro– es la c
omunidad autónoma que más se acerca a dicho objetivo, ya que la media estatal se sitúa en un 31% de abandonos prematuros.
En el c
aso de la educación primaria el porcentaje de finalización de la etapa a la edad teórica es de un 88%, porcentaje superior entre quienes estudian en c
entros privados y quienes estudian en modelo D (91% en ambos c
asos). En la etapa de la ESO el porcentaje es de un 84% y es aquí donde c
omienzan a advertirse las diferencias por sexo, siendo mayor el número de c
hicas que superan la etapa a la edad teórica (69% frente a 59%). En bachillerato desciende a 6 de c
ada 10 el alumnado que finaliza a la edad teórica y se advierten diferencias notables en función del sexo (70% de c
hicas que aprueban en la edad teórica frente al 55% de los c
hicos).
Un 15% del alumnado vasco de 11 a 17 años manifiesta que no le gusta nada la escuela y la diferencia es realmente significativa en función del sexo, ya que el porcentaje de c
hicos a los que no les gusta nada la escuela es de un 21% mientras que entre las c
hicas desciende a un 8%. La edad también es un factor determinante de manera que a medida que aumenta la edad incrementa la insatisfacción c
on la escuela. Así, un 7,8% de los y las menores de 11 a 12 años señala que no le gusta nada la escuela, pero el porcentaje incrementa a un 21% entre quienes tienen 15 y 16 años.
En los últimos diez años se ha incrementado en los tres territorios vascos la proporción de alumnado c
onsiderado sujetos de necesidades educativas especiales, de manera que en el c
onjunto de la C
APV un 3,4% del alumnado escolarizado es tipificado c
omo alumnado c
on este tipo de necesidades educativas especiales y/o específicas.
Aunque niños, niñas y adolescentes muestran una elevada satisfacción c
on las relaciones que mantienen c
on sus iguales en el c
entro escolar, existen c
onflictos que, en los c
asos más extremos, se traducen en acoso escolar o bullying. Según los datos aportados por nuestro propio informe extraordinario Infancias vulnerables, en el c
urso 2008/2009 de un total de 77 denuncias se identificaron 40 c
asos de maltrato. El informe resalta la c
oncentración de este tipo de c
asos en Educación Secundaria, donde las agresiones físicas directas son una parte significativa de la agresión, el descenso en la edad de c
omienzo del acoso (incluso en primaria) y un porcentaje algo superior entre los c
hicos (18%) que entre las c
hicas (15%). C
abe apuntar también, que en la etapa adolescente las tecnologías de la información y c
omunicación se han c
onvertido en una nueva herramienta de acoso entre iguales.
1.2.5. Recursos económicos; incidencia de la pobreza
El riesgo de no poder disponer de ingresos económicos potencialmente suficientes para hacer frente a la c
obertura de las necesidades más elementales estaba presente en el 6% de la población menor de 15 años en 2008, algo superior a la de 2004 (5,3%) y por encima del riesgo de pobreza para el c
onjunto de la población, que se sitúa en un 4,1%.
En 2008 c
asi 2 de c
ada 10 menores se encuentran en riesgo de ausencia de bienestar (insuficiencia de recursos económicos para hacer frente, en el c
orto plazo, a los gastos habituales que son c
onsiderados c
omo necesarios para mantener los niveles mínimos de bienestar y c
omodidad esperados en una determinada sociedad), un porcentaje algo superior a los datos del 2004 (17,70%). Sin embargo, esta incidencia se c
ifra en un 14% para la población vasca en general, por lo que se vuelve a c
orroborar la mayor incidencia de la pobreza en la población infantil.
Para c
ompletar esta visión, se hace necesario tener en c
uenta los indicadores de pobreza de las familias c
on prole dependiente. Así, según la encuesta de hogares, en 2008 un 34% de los hogares vascos c
on prole dependiente c
uenta c
on ingresos insuficientes para hacer frente a gastos extraordinarios. Otro 12% c
arece de ingresos suficientes para hacer frente al pago de los estudios de sus hijos e hijas y también son un 12% los hogares vascos c
on prole dependiente que c
arecen de ingresos suficientes para c
ontratar a una persona para el c
uidado de sus c
riaturas. Todas estas situaciones de insuficiencia de ingresos afectan, en mayor medida, a las familias monoparentales. En los c
asos más extremos, los hogares vascos c
on prole dependiente muestran problemas para la c
obertura de necesidades básicas en un porcentaje que duplica al existente en 2004 –5,35% en 2008 frente al 2,79% en 2004–.
La c
oyuntura económica y de empleo se han agravado c
onsiderablemente desde el año 2008 al que se refieren estos datos hasta la actualidad, c
omo muestra el ascenso de la tasa de desempleo recogida por la EPA (incremento del 8,32 en el IV trimestre de 2008 al 12,17 en el III trimestre de 2011). Esto no puede indicarnos otra c
osa que no sea el c
onsecuente aumento de las situaciones de pobreza infantil en nuestro territorio.
1.2.6. Ocio
Parece que el ocio de niños, niñas y adolescentes hoy es más pasivo y tienen más peso las actividades sedentarias que no se desarrollan al aire libre c
on respecto a otras generaciones, especialmente entre aquellos y aquellas que viven en zonas urbanas. Por otro lado, parece c
lara la tendencia a un ocio organizado y dirigido, regulado por norma y bajo la supervisión o el c
ontrol de alguna persona adulta (las extraescolares, los c
ampamentos, las ludotecas…), fuertemente c
ondicionado por las exigencias del mercado laboral y las dificultades de c
onciliación de la vida laboral y personal-familiar.
Por otro lado, el tiempo libre de los y las menores está c
ada vez más repleto de actividades vinculadas al estudio (media de 1,64 horas diarias a hacer los deberes fuera del horario escolar en c
hicos y c
hicas entre 11 y 17 años) y de extraescolares relacionadas c
on el apoyo a las tareas escolares o el aprendizaje de idiomas o música, en ocasiones impuestas por padres y madres por los malos resultados académicos o para mejorar sus aprendizajes.
Los juegos individuales están c
ada vez más presentes (los niños y niñas pasan más tiempo solos que en épocas anteriores) y c
asi 2 de c
ada 10 menores de 11 a 17 años se dedica a jugar c
on el ordenador o la c
onsola alrededor de 2 horas al día o más entre semana. La televisión ha ido perdiendo peso frente al uso del ordenador, pese a lo c
ual todavía más de la mitad (55,7%) de la población vasca de 11 a 17 años ve la televisión (incluyendo vídeos y DVDs) alrededor de 2 horas al día o más entre semana.
El reconocimiento de derechos a la infancia y adolescencia es reciente. Su c
onsideración c
omo personas sujetos de derechos ha sido posterior, aunque paralela al reconocimiento de los derechos humanos por parte del derecho internacional humanitario y a su protección en los ordenamientos jurídicos estatales.
En diciembre del año 1990 España ratificó la Convención de los Derechos de la Infancia (CDN), adoptada unánimemente por la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 20 de Noviembre de 1989. La C
DN c
onstituye el c
atálogo universalmente aceptado de derechos de los niños y niñas, estableciendo a su vez las obligaciones de los Estados de respetarlos, garantizarlos y hacerlos efectivos.
La C
onvención establece en sus primeros artículos los dos principios fundamentales que deben orientar todas las acciones institucionales en materia de infancia: el principio de no discriminación y el interés superior del menor.
color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional, étnico o social, por posición económica, impedimentos físicos, nacimiento o
cualquier otra
condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales. Este principio incorpora, además, la igualdad de oportunidades de niñas y niños, de extranjeros y autóctonos, de aquellos que tienen una discapacidad respecto a los que no la tienen, etc.
concernientes a los niños y niñas que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, la
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del menor".
A partir del artículo 6 desgrana los tres grandes grupos de derechos que se podrían expresar a través de las tres "p", a saber: Provisión, refiriéndose al derecho a poseer, recibir o tener acceso a c
iertos recursos y servicios, a la distribución de los recursos entre la población infantil y adulta; Protección, que c
onsiste en el derecho a recibir c
uidado parental y profesional, y a ser preservado de actos y prácticas abusivas; y Participación, que expresa el derecho a hacer c
osas, expresarse por sí mismo y tener voz, individual y c
olectivamente.
Deben c
onsiderarse, además, otras dos premisas: la indivisibilidad de los distintos derechos y su interrelación, y la responsabilidad c
ompartida de padres y madres, entorno familiar, instituciones y sociedad en su c
onjunto de velar por el bienestar de todos los niños y niñas.
En el ámbito internacional, además de la C
onvención de las Naciones Unidas c
itada anteriormente, y que c
onstituye el marco universal de la defensa de los derechos de la infancia y la adolescencia, c
onviene tener presente la existencia de diversos tratados internacionales ratificados por España –impulsados por organizaciones internacionales c
omo Naciones Unidas, Organización Internacional del Trabajo, C
onsejo de Europa, la Conferencia de la Haya de Derecho Internacional Privado, entre otras– en materias sectoriales que afectan a los menores: trabajo infantil, sustracción de menores, explotación sexual, adopción internacional, etc. Además es de destacar, c
omo vinculación y c
ompromiso del Estado español c
on los c
orrespondientes foros internacionales, su participación en la Sesión Especial de Naciones Unidas sobre Infancia (celebrada en Mayo 2002) y la adopción de la Declaración y el Plan de Acción c
ontenido en el documento "Un mundo apropiado para los Niños y Niñas".
En el marco de la Unión Europea existe también normativa referida expresamente a los derechos de niños y niñas. De entre ella destacamos la Resolución del Parlamento Europeo sobre una C
arta Europea de los Derechos del Niño, de 8 de julio de 1992 (Resolución A-3-0172/92) que propone: la figura del defensor de los derechos del niños y la niña, tanto a nivel estatal c
omo europeo, que reciba sus solicitudes y quejas, vele por la aplicación de las leyes que les protegen e informe y oriente la acción de los poderes públicos a favor de los derechos de niños y niñas; la elaboración de una C
arta c
omunitaria de derechos de la infancia c
on un c
ontenido mínimo que propone.
Es digna de mención también la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (parte del Tratado de Lisboa) que, en lo tocante a menores c
onsagra el derecho del menor a ser oído, la c
onsideración del interés superior del menor y el derecho a mantener c
ontactos c
on sus progenitores. En su desarrollo, en 2006 la C
omisión Europea sentó una base para promover y proteger los derechos del niño en sus políticas internas y externas mediante su C
omunicación «Hacia una Estrategia de la Unión Europea sobre los Derechos de la Infancia», en la que estableció estructuras para reforzar la c
apacidad de las instituciones de la UE para afrontar los problemas de los derechos del niño y sentó los c
imientos de unas políticas basadas en hechos c
on objeto de acelerar la interacción c
on los interesados.
En 2011, esta misma C
omisión c
onsidera llegado el momento de dar un nuevo impulso a estos derechos y plasmar los objetivos políticos en medidas, para lo que dirige una C
omunicación al Parlamento Europeo, al C
onsejo, al C
omité Económico y Social Europeo y al C
omité de las Regiones en la que aboga por una «Agenda de la UE en pro de los Derechos del Niño» que c
orrobore el firme c
ompromiso de todas las instituciones de la UE y de todos los Estados miembros de promover, proteger y respetar los derechos del niño en todas las políticas pertinentes de la UE y plasmarlo en resultados c
oncretos. La Agenda de la UE en pro de los Derechos del Niño expone los principios generales que deben garantizar la ejemplaridad de la acción de la UE a la hora de velar por el respeto de las disposiciones de la C
arta y de la C
DN relativas a los derechos del niño. Además, se c
entra en un determinado número de medidas c
oncretas en ámbitos en los que la UE puede aportar un auténtico valor añadido, tales c
omo la justicia accesible a los niños, protegiendo a los niños que se hallan en situaciones vulnerables y luchando c
ontra la violencia que afecta a los niños dentro y fuera de la Unión Europea.
En todo c
aso, los principios de la C
onvención de los Derechos de la Infancia expuestos más arriba forman ya parte del ordenamiento jurídico del estado español en la medida en que han sido incorporados a la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, de Modificación Parcial del C
ódigo C
ivil y de la Ley de Enjuiciamiento C
ivil. Esta ley c
onstituye a nivel estatal el marco jurídico de protección que vincula a todos los poderes públicos, las instituciones específicamente relacionadas c
on la infancia, los padres, madres y familiares y la c
iudadanía en general. En ella se recoge el ámbito de aplicación de la ley y de los derechos de la infancia en la línea, c
omo decíamos, de la normativa internacional, haciendo especial referencia a la C
onvención de Derechos de la Infancia de Naciones Unidas establecen los principios rectores de la actuación de las administraciones públicas, y se especifican las actuaciones en situaciones de desprotección social del niño o niña y las instituciones de protección de los y las niñas.
Transcurridos quince años desde la aprobación de esta ley, en 2011 se ha iniciado un proceso de actualización de la legislación sobre protección de menores que, c
onforme al anteproyecto sometido a información pública (Anteproyecto de Ley Orgánica de actualización de la legislación sobre protección a la infancia), propone c
ambios a la Ley Orgánica 1/1996 c
itada, así c
omo al C
ódigo C
ivil y la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento C
ivil. Las modificaciones propuestas se orientan mayoritariamente a procurar mejoras y garantizar los derechos en la atención a niños y niñas en situación de desprotección, por lo que nos referiremos a ellas en el c
apítulo II, al detenernos en la problemática de la infancia en desprotección. Excepción a esta afirmación es el artículo que establece los c
riterios mínimos que se deberán tener en c
uenta para interpretar y aplicar el interés superior del menor, dado que, tal y c
omo se expresa en la exposición de motivos del anteproyecto, se trata de un c
oncepto jurídico indeterminado que es necesario delimitar y c
oncretar en c
ada c
aso individual en que se vaya a aplicar, lo que supone una valoración y determinación no siempre fácil ni sencilla, tal y c
omo la experiencia ha demostrado.
De c
onformidad c
on la estructura territorial y administrativa del Estado español, la C
omunidad Autónoma del País Vasco, dotada de potestad legislativa, desarrolla la legislación autonómica en materia de protección y promoción de los derechos de los y las menores al aprobar la Ley 3/2005, de 18 de febrero, de Atención y Protección a la Infancia y la Adolescencia, en c
uyo Título segundo "De los derechos de los niños, niñas y adolescentes y de su ejercicio" se desgranan los derechos emanados de la C
onvención de los Derechos de la Infancia. El resto de la ley se dedica a regular la protección de los niños y niñas en situación de desprotección y desamparo, por lo que será c
itada de nuevo al referirnos a la normativa sectorial.
Constatar, por último, que la c
oncreción a nivel interno de los derechos de las personas menores de edad y de los c
ompromisos asumidos en su protección y atención es prolija, ya que afecta a la salud, a la educación, a la protección social y a las situaciones de riesgo y desamparo, a su reinserción social, a la protección de su integridad… Es por ello que se encuentra referida en un buen número de leyes, decretos y demás desarrollos, c
onfigurando un marco normativo extenso del que destacamos los principales elementos en el anexo I de este documento.