class="Ningnestilodeprrafo">La incidencia de la LAAD en el c
olectivo de personas c
on enfermedad mental ha sido escasa, no habiéndose detectado un incremento significativo en el acceso a los servicios o prestaciones.
class="Ningnestilodeprrafo">Administración y tejido social c
oinciden en que el baremo de valoración de la dependencia (BVD), no c
oncebido en origen para la enfermedad mental, infravalora la situación de dependencia de las personas que la padecen, por no tener en c
uenta debidamente los apoyos que éstas precisan para su autonomía personal –más relacionados c
on los problemas de iniciativa y motivación que c
on los funcionales–; las adaptaciones que c
ontempla el BVD para la enfermedad mental no resultan eficientes para valorar la necesidad de apoyo externo o dependencia de terceras personas. C
onvienen también en que los recursos asignados son escasos, en la necesidad de impulsar la c
reación de nuevos recursos de alojamiento e integración social y laboral para este c
olectivo, dada su actual insuficiencia, y en la preocupante situación de las personas mayores de 60 años c
on enfermedad mental.
class="Ningnestilodeprrafo">Se registran diferencias territoriales en c
uanto a la implantación de recursos para atender a las personas c
on enfermedad mental en situación de dependencia (generalmente de c
arácter sociosanitario) y la participación en la financiación de los mismos.
class="Ningnestilodeprrafo">Por otro lado, la Administración sanitaria advierte que si no se da una c
orrecta c
oordinación entre los servicios sociales y sanitarios, el plan individualizado de tratamiento (PIT) –instrumento utilizado en la red de salud mental que incide, entre otras c
uestiones, en c
uáles deberían ser los recursos adecuados que se asignen a la persona– puede no resultar acorde c
on el Programa Individual de Atención trazado en sede de servicios sociales.
class="Ningnestilodeprrafo">Percibimos una insuficiente oferta de recursos residenciales y de integración socio-laboral dirigida a este c
olectivo.