36. Impulsar la participación en la elaboración y aplicación de las normas de c
onvivencia
En las c
omunidades educativas, la c
onvivencia suele estar regulada mediante una serie de normas que afectan a todos sus miembros. La implicación de estos, sin embargo, no siempre es similar o equilibrada, dependiendo mucho de c
uál sea su función o estatus en la organización escolar.
Desde la perspectiva adoptada en este informe y en aplicación del derecho a la participación de los menores en aquellos asuntos que les afectan, hay que insistir aquí en potenciar al máximo la participación del alumnado en todas las fases relacionadas c
on las normas de c
onvivencia: en su elaboración; en su aprobación; en su aplicación; en su revisión…
37. Mejorar la c
olaboración c
on las familias del alumnado
Tanto las quejas recibidas en esta institución en relación c
on la c
onvivencia en los c
entros (prácticamente todas, planteadas por padres o madres de alumnos), c
omo las investigaciones e informes llevados a c
abo, muestran un problema que c
onsideramos c
lave: algunas familias están en desacuerdo y mantienen una posición muy c
rítica c
on las actuaciones (o inhibiciones) del c
entro escolar o, más c
oncretamente, del profesorado o de los equipos directivos.
La queja o malestar, c
uando se manifiesta, se suele extender a muchas c
uestiones: el grado de participación que se les permite en la toma de decisiones; el nivel de información que reciben; la variabilidad de c
riterios en la aplicación de las normas según los c
asos y las personas que intervienen; la posición defensiva que, en su opinión, adopta c
on frecuencia la dirección del c
entro; la intervención de otros agentes c
omo la inspección…
Evidentemente, que las familias discrepen o c
ritiquen la actuación de los profesionales respecto a sus hijos no significa que éstos se equivoquen y aquéllas acierten. No se trata de eso. Pero sí de reconocer la importancia de la familia en este y otros aspectos y, c
onsecuentemente, favorecer al máximo su participación y c
olaboración en todo lo que c
oncierne a sus hijos o hijas.
38. Reconocimiento y difusión de buenas prácticas
Gracias al desarrollo normativo y a la atención prioritaria c
oncedida a la c
onvivencia escolar durante los últimos años, hoy son muchas las actuaciones que han supuesto mejoras significativas en el c
lima de c
onvivencia del c
entro y en las formas de afrontar o gestionar los c
onflictos.
Todos los c
entros educativos de nuestra C
omunidad, obligatoriamente, disponen de una serie de normas o instrumentos (planes de c
onvivencia; c
omisiones u órganos en los que se aprueban normas y se analizan c
onflictos; normas escritas…), pero no en todos los c
entros tales recursos son utilizados o son valorados del mismo modo.
Lo que aquí se propone es que se reconozcan y se difundan aquellas prácticas que, en materia de c
onvivencia escolar, sean valoradas c
omo especialmente útiles y exitosas (por los niveles de participación alcanzados; por su c
apacidad para prevenir y gestionar c
onflictos; por la formación y el desarrollo de c
ompetencias que supone para sus miembros; por su reflejo en la organización escolar; por la utilización de instrumentos valiosos y poco utilizados, c
omo las tutorías individuales, la mediación entre iguales, los c
ontratos, etc.)
39. Evitar la burocratización de los planes de c
onvivencia y otros instrumentos generalizados
La extensión generalizada de determinados instrumentos, c
omo los planes de c
onvivencia, y su c
arácter obligatorio y reiterado, año tras año, c
onlleva un riesgo de burocratización que es preciso evitar en lo posible.
Así, lo importante no será c
ontrolar si existe en c
ada c
entro un documento escrito denominado "Plan de c
onvivencia" –u otro c
ualquiera– sino averiguar y valorar hasta qué punto se trata de un instrumento real, aprobado democráticamente, aplicado sistemáticamente, revisado c
ada c
ierto tiempo, evaluado en sus resultados…
No se trata de garantizar la existencia de los documentos que la normativa exige; se trata de garantizar que tales instrumentos reúnen todas las c
ondiciones necesarias, son utilizados de manera eficaz, y sirven realmente para mejorar la c
onvivencia en el c
entro.
40. Efectuar un seguimiento sistemático de la aplicación del Decreto de derechos y deberes del alumnado
Durante muchos años esta institución insistió en la necesidad de disponer de un nuevo decreto de derechos y deberes del alumnado, que superase las limitaciones puestas de esta norma por el anterior decreto (en la participación, en la c
eleridad, en el c
arácter educativo de las sanciones…). La aprobación del Decreto 201/2008 quiso dar respuesta a tal situación.
Dada la importancia de las c
uestiones en juego (derechos de las personas menores), la dispersión y diversidad propia del sistema educativo, y el grado de incidencia y aplicación de esta norma en la vida de los c
entros, parece necesario efectuar un seguimiento sistemático sobre su aplicación, que sirva para valorar su utilidad y adecuación, así c
omo las garantías de los procedimientos.
41. Efectuar un seguimiento sistemático de la aplicación de los protocolos existentes
Al igual que en el c
aso del Decreto de derechos y deberes del alumnado, en los últimos años se han ido aprobando también una serie de guías, c
riterios o protocolos específicos sobre c
ómo afrontar determinadas situaciones: el maltrato entre iguales por abuso de poder o bullying; las agresiones del alumnado al profesorado; la utilización de nuevas tecnologías para el acoso entre iguales, o ciberbullying…
Para prevenir y orientar la intervención ante algunas de estas situaciones, incluso la propia institución del Ararteko ha difundido en los c
entros una serie de materiales y guías de actuación.
El seguimiento efectuado hasta ahora sobre la aplicación de los protocolos (resumido en el apartado 3.11 de este mismo informe) pone de manifiesto las limitaciones que presentan los datos disponibles, recogidos y aportados en este c
aso por la inspección de educación.
Parece necesario, pues, mejorar el seguimiento sobre la aplicación de estos protocolos, no sólo mediante la recogida sistemática de datos sobre los c
asos en que han sido aplicados, sino también mediante la valoración de su utilidad por parte de las personas que han intervenido en ellos, lo c
ual facilitaría su revisión.
En esta misma línea, c
omo elemento de seguimiento y para c
onocer mejor la evolución de determinados fenómenos, c
omo el bullying, resulta de enorme interés poder disponer de estudios y series de datos c
omo los que viene aportando periódicamente el IVEI-ISEI (cfr. El maltrato entre iguales en Euskadi, 2005, 2008 y 2010).