POLÍTICOS REPRESENTADOS EN EL PARLAMENTO EUROPEO
Izaskun Bilbao (EAJ-PNV).
IZASKUN BILBAO
(EAJ-PNV)
Como ser humano, como persona, me rebelo frente a las respuestas que se están ofreciendo desde los Estados europeos a la crisis de los refugiados. La preponderancia del Consejo sobre la Comisión Europea y el Parlamento Europeo está en el origen de unas decisiones que nos avergüenzan a todos los que compartimos los valores fundacionales de la Unión y conocemos la historia reciente de Europa. Como grupo en el Parlamento Europeo y como EAJ-PNV hemos publicado posicionamientos y propuestas coherentes con estos principios:
https://aldeadle.box.com/shared/static/qkc4gx8nj1rl4ftvrshl2fxyopxe1ezp.pdf
http://www.eaj-pnv.eus/noticias/declaracian-del-ebb-ante-crisis_42018.html
-Las disposiciones adoptadas para abordar la crisis de los refugiados ni cumplen el derecho internacional ni la Directiva europea de asilo. Este texto legal en vigor obliga a todos los Estados miembros a considerar como refugiados a todas las personas que escapan de zonas en conflicto y reconocerles los derechos correspondientes.
-Los Estados miembros están bloqueando la aplicación de las soluciones que a nivel europeo proponen Comisión y Parlamento. Hace más de una década problemas pol
íticos y hambrunas en el este y centro de África generaron movimientos de refugiados que provocaron las primeras crisis. Las respuestas fueron entonces insuficientes. Todos los especialistas pronosticaban un crecimiento del problema por la inestabilidad de la zona y los posibles contagios. Se cumplió. En 2012 y 2013, tras las tragedias de Lampedusa, la entonces Comisaria de Interior, Cecilia Malmstrom, planteó medidas concretas de cooperación basadas en la gestión común de las fronteras exteriores y la aplicación de la Directiva de Asilo. Solo la actual dimensión del problema ha convencido a los Estados que rechazaron esta propuesta del carácter global del desafío. Ello no ha impedido que algunos de ellos no acepten un sistema de cuotas de acogida o adopten medidas unilaterales que han puesto en peligro la sostenibilidad del principio de libre circulación que consagra el acuerdo de Schengen.
-La mayor parte de las personas que llegan a Europa huyen de la guerra y el terror. Otros flujos procedentes del norte de África provienen de países en los que se producen igualmente graves conflictos que imposibilitan el desarrollo y un asentamiento estable y seguro. Por ese motivo se están activando ahora metodologías y presupuestos destinados a la cooperación. Hace una década todos los especialistas reclamaban estas medidas.
-Las autoridades europeas dicen que el acuerdo con Turquía es la “solución menos mala y más posibilista” ante un estado de cosas insostenible. El tiempo está demostrando que si bien en la zona del Egeo se reducen los flujos de refugiados, se han abierto nuevas rutas más al oeste porque los problemas de fondo persisten. Las cifras de rescates en el Mediterráneo certifican que Turquía no es un país seguro de acogida.
Por estas razones la solución debe ser europea e integral. Hay que ordenar todo el proceso de reconocimiento de derechos y asentamiento desde las instituciones europeas. Ninguno de los Estados miembros puede, en solitario, afrontar la dimensión del desafío que esto supone. Las medidas a corto plazo son:
1.Reformar el mecanismo de Dublín. Solicitudes de asilo centralizadas y cupos obligatorios.
2.Procedimientos específicos de solicitud de asilo para menores no acompañados.
3.Campaña de información en los países de origen sobre las vías legales de entrada en la UE. Sensibilizar a la ciudadanía europea contra el populismo con que se aborda el debate sobre refugiados en muchos Estados miembros.
4.Crear reglas seguras para las demandas de asilo expidiendo visas en las embajadas y oficinas consulares de la Unión Europea. Estas visas permitirían una entrada temporal en la UE, una tramitación segura y el fin de las “devoluciones en caliente”, intentos de entrada ilegal, etc.
5.Implicación de las autoridades locales y regionales en todo el proceso de decisión que son las que finalmente ejecutan las medidas de reasentamiento, proveen de servicios, etc. Sus apuestas por la solidaridad son mucho más activas y realistas que las que sostienen los Estados miembros en el Consejo Europeo.
6.Cambio del funcionamiento de los llamados puntos críticos para convertirlos en lugares de tránsito destinados a distinguir inmigrantes económicos de refugiados, identificación, evaluación de seguridad, etc.
7.Medidas de especial protección para mujeres y menores que por serlo se convierten en poblaciones de especial riesgo en las rutas de inmigración y los campos de refugiados.
8.Corredores seguros para refugiados para acabar con los traficantes de personas. Estas mafias vulneran todo tipo de derechos y han “facturado” 8.000 millones de euros, 2.000 más de lo que cuesta el acuerdo con Turquía.
9.Reflexión sobre la ecuación personas refugiadas-zonas despobladas europeas. ¿Voluntarios para aprovechar una oportunidad?
10.Invertir los fondos que financian el acuerdo con Turquía en ayudas a las ONG para mejorar las condiciones de vida en los campos de refugiados y en ayudas financieras directas para sufragar gastos de primera necesidad o propiciar el asentamiento.
11.Cambio de reglas para la inmigración económica. Pol
ítica global de inmigración relacionada con las necesidades demográficas y laborales reales de la UE.
12.Coordinación entre las agencias Frontex, EMSA (seguridad marítima) y EFCA (control de pesca) para optimizar los recursos disponibles para evitar nuevas tragedias en el mar. Cuerpo Europeo de Guardafronteras. Gestión común de las fronteras exteriores.
13.Homogeneizar la formación de las organizaciones dedicadas a la custodia de fronteras. Impedir las acciones unilaterales Estado a Estado limitando la libertad de movimientos en el espacio Schengen.
14.Intervención global en los países de origen basada en la cooperación y en una pol
ítica común de promoción de la paz y la seguridad. Establecer estructuras fijas de asistencia frente a las crisis bélicas y humanitarias y colaborar en la salida de la pobreza. Coordinación para combatir conjuntamente las mafias y los traficantes de personas.
Para profundizar:
http://www.izaskunbilbao.eus/2013/10/lampedusa-y-el-lado-oscuro/
http://www.izaskunbilbao.eus/2015/09/apoyando-el-plan-para-reubicar-120-000-refugiados/
http://www.izaskunbilbao.eus/2015/09/humanidad-responsabilidad-y-solidaridad/
Ramón Jáuregui (PSOE)
RAMÓN JÁUREGUI
(PSOE)
Resumen
La UE se enfrenta en la actualidad a una crisis migratoria sin precedentes, en la que cientos de miles de personas se embarcan en peligrosos trayectos para llegar a las fronteras europeas. En las siguientes páginas se plantean posibles respuestas, algunas basadas en la legislación ya en vigor y otras que exigen una reforma profunda del sistema actual.
Se alega que el llamado sistema de Dublín –por el que se define el Estado miembro competente en cada uno de los casos para estudiar las solicitudes de protección internacional– ha provocado la sobrecarga de aquellos Estados miembros que se encuentran en las fronteras exteriores del sur de la UE. Entretanto, las distintas normas en materia de asilo en la UE han tenido como resultado que un gran número de solicitantes de asilo viajen a aquellos Estados miembros con las mejores condiciones de acogida. Por tanto, las soluciones propuestas se centran, por una parte, en la armonización de las normas nacionales en materia de asilo y, por otra, en un reparto más equitativo de los solicitantes de asilo en toda la UE.
Los puntos a resaltar y las respuestas aquí planteadas pasan primeramente por un ordenado y efectivo control de las fronteras exteriores de Europa. Manteniendo un control efectivo que contemple tanto la seguridad de los propios refugiados como que actúe en mantener la seguridad de los países de recepción, teniendo en cuenta el actual contexto de inseguridad terrorista, entre otras cuestiones. Después, un control claro y aplicado al asilo y al refugio por una normativa europea y respaldada por los acuerdos internacionales, respetando el sistema de cuotas y el compromiso con su aplicación, así como de los acuerdos internacionales. Seguidamente, consolidar el Estatuto de Asilo, estableciendo líneas claras para la creación formal de una agencia de asilo independiente. A continuación, repensando y reformulando el actual sistema de Dublín. Y por último, pensar en medidas conjuntas, humanas y eficaces para la integración sostenible y justa de estas personas.
La solución de este tema es vital para nuestra propia supervivencia. No hay Europa sin valores y sin fronteras, y la situación actual está destruyendo nuestros principios de solidaridad y está rompiendo Schengen y la superación de la frontera interior. Es vital también por nuestra seguridad. ¿Qué imagen de Europa quedará en la memoria histórica de millones de jóvenes árabes que huyen de la guerra? ¿Quién los captará si no los integramos en Europa? Es vital también para la demografía europea, que necesita más de 20 millones de personas inmigrantes en los próximos 30 años para asegurar la población activa que necesita nuestro sistema de pensiones.
En cualquier caso, mi tesis es que Europa debe organizar un sistema legal de acogida y reparto de aproximadamente medio millón de inmigrantes por año en los próximos ocho o diez años. Esta será la única forma de ordenar y desahogar la presión importante que sufrimos y, sobre todo, de dar solución a las vidas de millones de personas que huyeron de la guerra en los diferentes conflictos de Oriente Medio y África.
I. Introducción
La Unión Europea está viviendo, especialmente en su frontera sur oriental, una situación extrema: millones de personas intentan acceder al territorio europeo, huyendo de conflictos que han destrozado sus países y sus posibilidades de futuro en ellos. Europa, a pesar de sus recursos y de su propia historia, se ha visto superada, arrollada por las circunstancias y con insuperables dificultades para, hasta ahora, coordinar una respuesta común europea. Desde la crisis inicialmente financiera, luego económica, desde la crisis de la deuda privada a la deuda soberana, de la crisis social a la pol
ítica, del evitado Grexit y del actual Brexit. Ninguna de estas crisis ha golpeado tan profundamente a la Unión Europea como la crisis de los refugiados. Ninguna atañe tan directamente a los valores y principios básicos que cimientan este proyecto.
La crisis migratoria que vive Europa, agudizada desde 2015 (con 4 veces más cruces irregulares de fronteras que en 2014), tiene como desencadenante múltiples y diversas causas. El escenario geopolítico y económico mundial ha generado el mayor desplazamiento de seres humanos desde la Segunda Guerra Mundial. Las cifras de refugiados, demandantes de asilo e inmigrantes económicos, se elevan a cantidades nunca antes vistas por la UE.
Dentro de la UE, esta crisis ha puesto en tela de juicio principios y valores fundamentales y fundacionales europeos, ha abierto brechas entre los distintos Estados y ha hecho que el espacio Schengen se tambalee por momentos. Es por tanto fundamental lograr un acuerdo común en busca de una solución estable y duradera, que sirva tanto para paliar los efectos catastróficos de esta crisis humanitaria como los efectos derivados de la presión sobre las fronteras exteriores de la Unión, no solo durante esta crisis actual, sino también para el futuro
II. Algunos datos sobre estos flujos migratorios
La crisis económica del mundo occidental, las desigualdades entre Europa, África del norte y África subsahariana, el empobrecimiento súbito de muchos países sometidos a pol
íticas de ajuste estructural, la extensión del caos en Oriente Medio, con regiones muy próximas, incluso vecinas, que han vivido épocas de gran inestabilidad (como Libia, Yemen, Afganistán y Palestina), junto con la destrucción del Estado iraquí en 2003 y la descomposición de Siria desde 2011, son algunas de las causas que han provocado la huida inevitable de un grandísimo flujo de personas.
Naciones Unidas, así como las principales organizaciones humanitarias –Cruz Roja y Médicos sin fronteras (MSF) – habían alertado insistentemente y desde tiempo atrás de la complicada situación en esas regiones. Ya en verano de 2013, ACNUR calificaba de “escalofriantes” las cifras de refugiados generadas en el conflicto sirio, inéditas desde el genocidio de Ruanda. Lo denominaron “hemorragia de población”.
Es la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, pero se trata de una situación que no es nueva. El contexto mundial actual ha afectado en mayor medida a las regiones más desfavorecidas del mundo. La crisis de los refugiados africanos –por darle una denominación al uso– supera cualquier otra. Es en ese continente donde se concentra el mayor número de personas que huyen de la guerra, del hambre, de la falta de libertad y de la violación de los derechos humanos. Así, Somalia, Sudán del Sur, Nigeria, Eritrea y la República Centroafricana son países que, entre otros muchos retos y desafíos, plantean desde hace años la salida masiva de ciudadanos hacia otros países. África supera cada año los 3 millones de solicitudes de asilo y refugio. Además, actualmente hay 5 millones y medio de desplazados internos. Si a estas cifras le sumamos los apátridas y los retornados, 11 millones de africanos se encuentran en estos momentos bajo la protección de ACNUR.
III. La crisis de 2015: estalla el sistema
La crisis de los refugiados de 2015 –una crisis perfectamente previsible– estalla en un marco previo de debilidad de la pol
ítica común de asilo y de la estructura europea de asuntos de Interior, un ámbito en el que los Estados se reservan no pocas competencias y prerrogativas. Las resistencias a la comunitarización de las pol
íticas de asilo –y las de inmigración– han sido el hilo conductor de las actuaciones nacionales en sede comunitaria. La incapacidad europea ante esta crisis es la de sus Estados, aunque sea habitual que estos la atribuyan a “Europa” y usen la supuesta incapacidad de las instituciones comunitarias –a las que se impide operar– como argumento para el repliegue nacional justificado por una demanda ciudadana.
El sistema de asilo europeo –si podemos denominarlo así– no da una respuesta adecuada ni efectiva a las personas que necesitan llegar a la Unión Europea para ponerse bajo su protección, ni a las que ya han conseguido llegar a alguno de nuestros Estados miembros. Es tal la cantidad y la importancia pol
ítica y jurídica de la normas, tanto europeas como de Derecho Internacional, que se han incumplido flagrantemente en nuestra respuesta a esta crisis, que hemos puesto en peligro la propia fundamentación de la Unión Europea y, por supuesto, nuestra credibilidad ante el resto del mundo.
Por otro lado, el reglamento de Dublín, encargado de determinar qué país es responsable de tomar la decisión acerca de cada solicitud de asilo, ha sido un fracaso. Los procedimientos de asilo de los Estados miembros de la UE no siguen los mismos estándares, por lo que el nivel de protección varía de forma significativa entre unos países y otros. Esto hace que el sistema sea injusto tanto para las personas solicitantes como para algunos Estados miembros.
De esa manera, los gobiernos europeos postergaron su apoyo a las propuestas –de mínimos– presentadas por la Comisión y que mayoritaria y repetidamente han sido apoyadas por el Parlamento Europeo. Los gobiernos aceptaron finalmente, en 2015 –con notables objeciones–, el esperado sistema de cuotas para distribuir de forma más o menos equitativa la población acumulada en Italia y Grecia.
Pero ni las cuotas por países miembros ni los planes de ayuda a Turquía, Líbano y Jordania –los mayores receptores de refugiados sirios– han logrado controlar los flujos y canalizar las demandas de asilo desde los países de tránsito o en Grecia, el principal punto de entrada de la UE. Países como Hungría han vallado fronteras; Austria restringe el paso desde Eslovenia y traslada a los refugiados a la frontera con Alemania. La agencia europea Frontex sugería la creación de “centros cerrados para solicitantes de asilo”, con el fin de impedir que circulen entre los países europeos. Más allá de los límites éticos y legales, los centros o campamentos son, según varios estudios, la solución más cara y menos efectiva. La historia de los refugiados húngaros en 1956 y vietnamitas en 1970 muestra que la solución de éxito pasa por una respuesta global y la pronta integración de los que llegan
IV. El Sistema Europeo Común de Asilo (SECA)
La convención de la ONU sobre los refugiados ofrece una legislación específica para las medidas de asilo. Las pol
íticas sobre inmigración quedan bajo las leyes de cada país; los Estados miembros son los últimos responsables.
Al mismo tiempo, la Unión Europea incorporó en 1998 en sus tratados el derecho a la libre circulación de personas. El Acuerdo de Schegen, firmado en 1985 (y que entró en vigor en 1995), permitió a los Estados europeos desmantelar las fronteras entre los Estados signatarios, garantizando así el libre tránsito dentro del espacio interior.
Por tanto, unas fronteras comunes requieren también, obviamente, una pol
ítica común de extranjería para determinar quién y en qué condiciones se podría acceder al territorio de la Unión. Este marco común es claro en relación con las pol
íticas de entrada para estancias de corta duración, pero es mucho menos claro para la residencia de ciudadanos de terceros países.
La institución de asilo es, de tal manera, reconocida por todos los Estados europeos firmantes de la Convención de Ginebra de 1951 –en cuyo origen están algunas de las tragedias y desastres del siglo XX–, pero tanto las cifras de acogida como las garantías que se ofrecen a los refugiados han variado mucho de un Estado a otro. El Sistema Común de Asilo pretendía reducir estas diferencias y facilitar así el ejercicio equitativo de la responsabilidad de acoger y proteger dignamente a quienes responden a la definición de refugiado, tal como la recoge en Derecho.
La otra pieza clave en el sistema es el Reglamento de Dublín, que consagra el principio de territorialidad del asilo, haciendo responsable de cada caso al primer Estado miembro al que llega el solicitante. Esto obliga a los países de frontera no solo al rescate y acogida, sino también, ajustándose a la norma, al procesamiento de sus peticiones y a su protección efectiva si estas son fundamentadas o, en el caso contrario, a proceder a su expulsión.
Si analizamos esta estructura normativa, vemos que, en realidad, no configura un espacio europeo de asilo con unas normas internas de funcionamiento, sino distintos sistemas de asilo nacionales que deben funcionar aplicando criterios comunes. Es decir, la llegada al territorio de la Unión no abre una puerta a un sistema europeo de asilo que decide posteriormente cómo ejercer la protección efectiva, sino que abre la puerta a la posibilidad de ser protegido en un Estado miembro y solo este, cerrando, en el momento en que se ingresa la solicitud, las puertas de todos los demás Estados de la Unión.
Por tanto, claramente no existe un estatuto de asilo para toda la UE, aunque el Tratado de Lisboa establecía una base jurídica para un sistema europeo común de asilo que incluyera, entre otros aspectos, “un estatuto uniforme de asilo para nacionales de terceros países, valido en toda la Unión”. El sistema vigente de asilo de la UE se limita a asignar la responsabilidad de la tramitación de las solicitudes de asilo a cada uno de los Estados miembros, lo que también incluye la obligación de facilitar protección al refugiado en cuestión cuando dicha decisión sea favorable.
Con el fin de evitar que los solicitantes de asilo se trasladen por los Estados miembros y de impedir la “compra de asilo” –mediante la cual los solicitantes de asilo eligen el Estado miembro de la UE con las mejores condiciones de protección para presentar su solicitud–, el SECA pretende suprimir las diferencias de criterios para la concesión del estatuto de asilo en toda la UE y el trato diferente a los solicitantes de asilo en los distintos Estados miembros. Por tanto, el SECA se basa en dos aspectos: (1) la tramitación única de las solicitudes de asilo por parte de un Estado miembro y (2) la armonización de las condiciones nacionales de asilo para impedir los desplazamientos por la UE de los solicitantes de asilo y de los refugiados.
V. Medidas aportadas por la UE
1. El acuerdo UE-Turquía
La Unión Europea y el gobierno turco alcanzaron un acuerdo para intentar aliviar el constante flujo de refugiados entre Grecia y Alemania, principalmente siguiendo la ruta de los Balcanes. Los términos del acuerdo comprendieron un grandioso beneficio económico para Turquía a cambio de la recepción de un gran flujo de solicitantes de asilo. Turquía ha tenido un claro papel preferencial como país de paso obligatorio entre las zonas de conflicto y la Unión Europea. Su acción por omisión ha permitido en numerosas ocasiones la llegada de más y más refugiados a las costas griegas y a las islas del Egeo. De ahora en adelante, las personas que lleguen a Grecia, ya sean refugiados o inmigrantes irregulares, serán, por tanto, entregadas a Turquía por las autoridades fronterizas de la Unión Europea.
A cambio, el ejecutivo turco ha obtenido de las negociaciones el compromiso de los Estados miembros de realojar a un refugiado en la Unión Europea por cada uno que sea devuelto de Grecia a Turquía. Es decir; todos los países de Europa deben organizar un programa de acogida de asilo para aquellos que lo sigan solicitando, pero directamente desde Turquía, asegurando la estabilidad de sus fronteras. El objetivo principal será desincentivar el viaje por el Egeo, dado que aquellos refugiados que lo hagan y sean devueltos a Turquía se pondrán los últimos a la cola de las solicitudes de asilo en la UE.
Las bases legales del acuerdo son cuestionables, pues las devoluciones de solicitantes de asilo a un tercer país que no les ofrezca igual protección no son admisibles según la Convención de Ginebra, más aún a un Estado que no es miembro pleno de la misma. De forma paralela, la propia Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en su artículo 19, estipula que las expulsiones colectivas están prohibidas en el interior de la Unión Europea. Turquía recibirá una financiación de 3.000 millones de euros iniciales, junto con otros 3.000 millones posteriores para gestionar esta situación. Por otro lado, los ciudadanos turcos no requerirán de visado para acceder al espacio Schengen a partir de junio de 2016.
El acuerdo constituye un cambio monumental en la pol
ítica de protección internacional de la UE. Por primera vez en la historia, se ha celebrado un acuerdo entre la UE y un país tercero que se dirige, expresamente, a impedir que las personas que buscan protección accedan a las fronteras exteriores de la UE. Sin embargo, las negociaciones y la conclusión del acuerdo tuvieron lugar sin previa consulta al Parlamento Europeo.
El acuerdo nos plantea muchas dudas. Las principales son:
2. Agenda Europea de Migración
Fue concebida para crear protocolos y precedentes que permitan afianzar modelos de reacción de la UE a futuras crisis, avanzando en estos ámbitos a corto, medio y largo plazo, con el objetivo de reforzar la cooperación europea en el ámbito de la migración. Sus medidas principales son:
3. Plan de Acción de la UE contra el tráfico ilícito de migrantes 2015-2020
Establece la lucha contra el tráfico ilícito de migrantes como prioridad, para impedir la explotación de los mismos por redes delictivas y reducir los incentivos a la migración irregular. Asimismo, en la Agenda Europea de Seguridad, se destacó la cooperación contra el tráfico ilícito de migrantes, en el interior de la UE y con terceros países, como una prioridad en la lucha contra las redes de delincuencia organizada.
4. Creación de la Guardia Europea de Fronteras y Costas
Creada para garantizar una gestión rigurosa y compartida de las fronteras exteriores, esta guardia engloba a la Agencia Europea de Guardia de Fronteras y Costas, formada a partir de Frontex, y a las autoridades responsables de la gestión de fronteras en los Estados miembros, que seguirán ejerciendo la gestión cotidiana de las fronteras exteriores.
5. Medidas anunciadas por la Comisión Europea
La Comisión Europea ha presentado en junio de 2016 un plan de acción para apoyar a los Estados miembros en la integración de los nacionales de terceros países y a su contribución económica y social a la UE.
El plan se centra en la integración de los terceros países y a su contribución económica y social a la UE, así como una propuesta jurídica para reformar la normativa sobre migrantes altamente cualificados que llegan a la UE para trabajar, lo que ayudará a las empresas europeas a atraer a personas cualificadas y con talento de todo el mundo. Estas iniciativas responden al compromiso asumido en las orientaciones pol
íticas del presidente Juncker, que establecen la migración legal como una prioridad.
VI. Nuestras propuestas
La mayoría de los ciudadanos europeos comprende la necesidad de unidad y cohesión cuando se trata de afrontar estos desafíos y esperan rápidas y efectivas soluciones europeas. Gestionar la migración de una manera humana y garantizando la seguridad, al mismo tiempo, es un interés vital común europeo. Se necesita un esfuerzo para encontrar soluciones europeas concretas. Proponemos por tanto, unos puntos que pueden servir de ideas para posibles respuestas.
1. Un control efectivo de las fronteras exteriores (Frontex)
Debe ser necesario asegurar que las operaciones coordinadas de Frontex también sirvan para apoyar activamente la búsqueda y el rescate, impartiendo entre los integrantes de la agencia formación sobre temas de Derecho Internacional, de la UE y de los derechos fundamentales. Es importante manifestar también la importancia de que Eurosur (Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras) permita a la UE compartir informaciones diversas sobre flujos migratorios, garantizando así una mayor coordinación en la ayuda a migrantes en peligro. Es importante también revisar la legislación que penaliza a quienes asisten a los migrantes que están en peligro en el mar.
2. Una pol
ítica común de asilo
El objetivo consiste en desarrollar una pol
ítica común en materia de asilo, protección subsidiaria y protección temporal, destinada a ofrecer un estatuto apropiado a todo nacional de un tercer país que necesite protección internacional, garantizando el respeto del principio de no devolución. Este sistema debe comprender los siguientes elementos: un estatuto uniforme de asilo, un estatuto uniforme de protección subsidiaria, un sistema común de protección temporal, procedimientos comunes para conceder o retirar el estatuto uniforme de asilo o la protección subsidiaria, criterios y mecanismos para determinar el Estado miembro responsable de examinar una solicitud, las normas relativas a las condiciones de acogida, asociación y cooperación con terceros países.
3. Un compromiso para la aplicación de cuotas por países
Las claves del reparto podrían basarse en la población, en la riqueza económica, en la integración anterior de los refugiados y en las tasas de desempleo, estableciendo un nuevo mecanismo permanente para la reubicación de los refugiados, asignando así a los refugiados hacia los Estados miembros de acuerdo con cuotas establecidas de forma vinculante y que reflejen variables socioeconómicas de manera objetiva. Los Estados miembros estarán obligados a aceptar estas cuotas bajo amenaza de sanción.
4. La consolidación de un estatuto y una agencia de asilo
Con el fin de garantizar de forma eficaz un estatuto válido en toda la UE, se propone la creación de una agencia europea centralizada que se encargue de tramitar las solicitudes de asilo y decidir las responsabilidades en toda la Unión. Dicha agencia podría ser similar al Banco Central Europeo y recibir financiación directamente a través del presupuesto de la UE o mediante contribuciones de los Estados miembros, que serían proporcionales a su PIB.
5. La reforma del sistema de Dublín
Las normas de la UE para determinar qué Estado miembro tiene la responsabilidad de tratar cada solicitud de asilo (el llamado «sistema de Dublín») no estaban diseñadas para garantizar un reparto sostenible de responsabilidades en la UE y una tramitación a tiempo de las solicitudes. La propuesta, por tanto, propone que el sistema de Dublín sea más transparente y así aumente su eficacia, además de proporcionar un mecanismo para hacer frente a las situaciones de presión desproporcionada sobre los sistemas de asilo de los Estados miembros. Un sistema más equitativo, pero también más sólido para soportar mejor la presión, garantizando la rápida determinación del Estado miembro responsable de examinar una solicitud de asilo, protegiendo a las personas necesitadas y disuadiendo los movimientos secundarios («asilo a la carta»).
La propuesta engloba las siguientes ideas:
6. La creación de visados humanitarios
Los visados humanitarios constituyen otro instrumento que podría utilizarse para proporcionar una vía para la entrada legal y segura a la UE de personas que necesitan protección internacional. El Derecho de la UE no prevé un procedimiento independiente para el visado humanitario.
7. La creación de medidas de integración sostenibles
Los procedimientos de asilo suponen un determinado coste organizativo y financiero para los Estados miembros, al que se añaden los gastos de subsistencia hasta que el beneficiario de la protección internacional es autosuficiente. Con el fin de permitir a la UE y los gobiernos nacionales actuar de manera adecuada, se necesita una nueva estrategia financiera y fiscal. La acción del sector público ahora va a generar efectos económicos, sociales y pol
íticos positivos, mientras que los efectos de la no-acción pueden ser devastadores. El actual mecanismo de protección civil de la Unión no está adecuadamente equipado para hacer frente a las necesidades estructurales y humanitarias tan amplias que resultan de una llegada masiva de solicitantes de asilo.
8. El fortalecimiento de la cooperación con terceros países
Es necesario aumentar la cooperación con terceros países, especialmente aquellos países de origen o tránsito de los solicitantes de asilo, ya que ello constituye una herramienta esencial para abordar las causas primarias de la migración irregular, combatir e impedir el paso y el tráfico ilícito de migrantes y proporcionar pol
íticas eficaces de retorno, readmisión y reintegración para aquellos que no pueden obtener la protección.
Si se desea gestionar los flujos migratorios, la UE debe abordar las causas subyacentes de carácter pol
ítico y económico de la inmigración en los países de origen. La UE debe dar prioridad al desarrollo social, humano y económico, al fortalecimiento institucional, a la democratización y a la consolidación de los derechos humanos. Apuntamos a las siguientes ideas:
política exterior y de seguridad común debe desempeñar su función en la lucha contra los conflictos violentos, la inestabilidad
política, al corrupción y la promoción de la seguridad, la estabilidad y la resolución de conflictos.
política de desarrollo y la creación de capacidades pueden ayudar a los países en el camino hacia el crecimiento social y económico.
políticas de ampliación y de vecindad oriental y meridional constituyen un instrumento fundamental para evitar la necesidad de emigrar.
política de visados de la UE debe convertirse en una herramienta para gestionar la movilidad y para apoyar la democratización y la prosperidad en terceros países.
política comercial de la UE también resulta un punto clave en este contexto.
9. La creación formal de un servicio de voluntariado europeo
Retomar la idea de promover el alineamiento de nuestra ayuda oficial al desarrollo con un programa único europeo, creando un servicio europeo del voluntariado, que pueda dar apoyo en este tipo de situaciones.
10. La inclusión de las siguientes propuestas en el ámbito de educación, empleo, inclusión social y de la financiación de la gestión de la crisis de los refugiados
políticas y procedimientos, teniendo en cuenta las necesidades de las mujeres que solicitan protección internacional y los desafíos específicos en materia de integración en el mercado laboral.
VII. Conclusión
En un contexto de austeridad económica, siendo testigos de una reticencia cada vez mayor a la aceptación de inmigrantes por parte de algunas formaciones pol
íticas como excusa habitualmente utilizada para poner en peligro grandes logros europeos –como el espacio Schengen y la libre circulación de personas–, es necesario aplicar más medidas comunes y europeas.
La UE y sus Estados miembros deben aceptar que Europa es un continente de inmigración y que redunda en el interés de Europa no solo el permitir la migración gestionada, sino también garantizar la integración de los migrantes.
Las pol
íticas en materia de inmigración y asilo de la UE deben ser consideradas parte de un contexto más amplio y deben coordinarse con otras pol
íticas que abarcan desde pol
ítica exterior y de seguridad, comercio, desarrollo, ampliación y vecindad y derechos humanos hasta empleo, educación y presupuesto.
Dichas pol
íticas deben dar prioridad a las personas, su dignidad, su seguridad y su protección en todas las actuaciones europeas, centrándose en un sólido dialogo pol
ítico y en la asociación con los países de origen y con los países de tránsito, el apoyo a los procesos de democratización, el fortalecimiento de las instituciones, el desarrollo, la gestión conjunta de las fronteras, la lucha contra el tráfico y contrabando de seres humanos y la protección conjunta de la personas en peligro, incluida la apertura de canales legales para la movilidad controlada hacia la UE.
Ahora no es el momento de dudas: las autoridades pol
íticas a escala europea, nacional, regional y local deben actuar con urgencia para adoptar medidas que reflejen la estrategia multidisciplinar europea y progresista. Una pol
ítica coordinada en materia de migración redundará en el interés superior de los ciudadanos actuales y futuros de la UE.
Iosu Juaristi (EH Bildu)
IOSU JUARISTI
(EH Bildu)
Egun on, denoi.
Ez dut hor bertan egoteko aukerarik, baino era batera edo bestera parte hartu nahi nuen eztabaidan eta ikastaro hauetan, eta horregatik espero dut bideoa ondo jasoko duzuela eta ondo entzungo duzuela. Nere iritzia behintzat eman nahi nuen gai honetaz.
Pertsona migratzaile eta errefuxiatuen egoerak sekulako garrantzia du neretzat eta Euskal Herria Bildurentzat. Horregatik, Europako Parlamentuan sartu bezain pronto, ezkerreko taldean lantalde bat sortu genuen eta lehenengo aukeran errefuxiatuen etorrera bideak eta kanpamenduak ikuskatzera izan nuen aukerari heldu eta bidaiatzen hasi nintzen. Lanpedusan eta Sizilian lehenengo, Jordaniako kanpamenduetan horren ondoren, Balkanetako ibilbide osoan, Idomenitik gora jarraian, eta gero Lesbos eta Atenasen berriro. Kalen ere izan nintzen, eta azkenik, orain dela hilabete pare bat, Turkian, alde batetik, iparraldeko atxiloketa gunetan, eta bestetik, Siriako mugan. Lehen ere Jordaniara joan nintzenean, Siriako mugan egon nintzen eta orain berdin, baino Turkiako aldean ikusteko han bertan zein den egoera eta, sinetsidazue, egoera beldurgarria da benetan.
Leku hauetan guztietan esango nuke egon den Europar diputatu bakarra naizela eta egia esan nere aurtengo eta hurrengo partean (bi urte egin ditut dagoeneko Europako Parlamentuan) eta izan da benetan beharbada lanik aberasgarriena, gogorrena baina baita aberasgarrienetakoa ere.
Gauza asko ikusi ditut bidaia hauetan, gauza gogorrak, eta testigantza beldurgarriak ere entzun ditut ehunka errefuxiatuekin hitz egin eta gero. Oso garbi eduki behar dugu ezinbestean datoztela pertsona migratzaile eta errefuxiatu guzti hauek. Inork ez du bere herria utzi nahi eta jende askorekin hitz egin dut, esan bezala, eta denek berdina esaten dute: beste erremediorik, beste aukerarik ez dutelako ateratzen dira beraien herrialdeetatik eta Europa da gure hegoaldetik eta ekialdetik datoztenen aukera bakarra.
Ez datoz guri lana kentzera, ez datoz gure diru-laguntzak edo subentzioak jasotzera; bizitza duin bat izateko eta bizi irauteko duten aukera bakarra dutelako etortzen dira Europa aldera beraien herrialdeak utzita. Eta beraien tokian jartzen ez garen bitartean esango nuke ezingo dugula pertsona hauen benetako egoera eta errealitatea ulertu.
Imaginatu ezazue zuek zaretela. Imagina ezazu zu zarela hiru edo lau seme-alabekin datorrena bere bizitza jokoan jarriz. Imagina ezazu zu zarela hamabost urteko mutil hori Afganistanetik beharbada bakar-bakarrik datorrena eta horrelako milaka eta milaka etorri dira eta etorriko dira. Eta imagina ezazu bizitza jokoan jarri behar duzula, zurea eta zure seme-alabena Europara iristeko eta gero Europan begira askotan eta askotan zein den ongietorria. Hori baita gertatu dena eta hori baita gertatzen ari dena, etorrera ez baita geratu, Europar Batasuneko Estatu kideek ateak ixtea erabaki arren. Eta hau ez da ezinbestean gertatzen den zerbait. Esto no es algo inevitable.
La decisión de huir de estos países de África, Oriente Medio o Asia quizás no sea responsabilidad directa de la Unión Europea –alguien podrá decir que es una decisión personal–, pero sus Estados miembros sí son responsables del drama pol
ítico y militar, social y económico de estos países, directa o indirectamente. Y, por supuesto, son directamente responsables de que deban jugarse la vida tanto en el mar Egeo como en la zona central del mar Mediterráneo.
Lo que sucedió el año pasado en la zona de Lesbos y otras islas del Egeo es buena prueba de ello, en mi opinión. Incluso las personas refugiadas sirias, cuya entrada en territorio de la Unión Europea había sido o era aceptada, debían pagar miles de euros y jugarse la vida en embarcaciones absolutamente precarias –y créanme, porque he visto muchas de estas embarcaciones–, cuando podían haber entrado por la frontera terrestre de Grecia o usando los ferris que conectan Turquía con Grecia, con las islas griegas. Es decir, ha habido una decisión consciente y premeditada de que los refugiados y las refugiadas se jueguen la vida para llegar a Europa.
Y el argumento de las mafias, que por supuesto existen, es solo una parte, una parte interesada para explicar esta situación. Cada vez que los Estados miembros han tomado decisiones para cerrar un poco más la puerta, las mafias se han frotado las manos y esto lo conozco de primera mano.
Este argumento es tan falaz como el que sostiene que para mantener la libre circulación de personas dentro de la Unión Europea es preciso controlar _–lo cual es un eufemismo de cerrar– las fronteras exteriores de la Unión. Es el viejo dilema, en mi opinión tramposo e interesado, entre seguridad y libertad.
Todo esto forma parte de una lucha ideológica prolongada que nos está imponiendo un modelo de sociedad basado en nosotros y los otros, nosotras y las otras, basado en el miedo al diferente, que alimenta y fomenta la xenofobia y el racismo, y entierra la justicia, la responsabilidad y la solidaridad. Y EH Bildu defiende justamente un modelo de sociedad basado en la justicia social, la responsabilidad y la solidaridad, una sociedad en la que todas las personas gocen de todos los derechos. Todas las personas. Por supuesto, también las personas migrantes y refugiadas.
Como os decía, he viajado prácticamente a todas las rutas de entrada a la Unión Europea y a muchos de los campos de refugiados que rodean o están dentro de la Unión Europea y quiero aprovechar este momento, esta oportunidad de participar en este debate, para rendir homenaje a todas las voluntarias y activistas que están dando lo mejor cada día para ayudar a estas personas y también para tener una sociedad distinta.
Quería acabar con un par de apuntes en relación con la situación que actualmente se vive en Siria, en Irak y, por supuesto, también en Turquía.
En Siria, como todos sabéis, la matanza ha sido brutal, la economía y el sistema sanitario están absolutamente destruidos, la esperanza de vida ha descendido veinte años en apenas un lustro y es una sociedad que ya ni siquiera podría calificarse de tal. El número de desplazados, es decir, de personas que han tenido que huir de sus pueblos, de sus casas, pero siguen aún en Siria, se acerca ya a los siete millones de personas. Hay veinticinco mil heridos al mes tratados en los hospitales de Siria y al menos un millón de personas atrapadas en zonas aisladas o sitiadas en las que no hay acceso, en las que están pasando hambre, adonde no pueden llegar las medicinas y el material médico más básico, y el cerco de civiles y el hambre se han convertido en instrumentos de guerra.
Es verdad que de Siria se habla mucho, es verdad que no se habla mucho de esos cientos de miles de desplazados que están en tierra de nadie, que no pueden ni tan siquiera acceder a Turquía o no pueden acceder a Jordania, pero no se habla mucho de la situación en Irak, una situación que se está deteriorando y que va a seguir originando un flujo de personas refugiadas que van a querer, que van a necesitar seguir entrando o intentar entrar en la Unión Europea.
Y de Turquía me gustaría deciros que el acuerdo, la declaración de intenciones o lo que sea, porque no es un tratado internacional y no tiene un valor jurídico como tal, lo pactado entre la Unión Europea y Turquía, en nuestra opinión, es injusto, es ilegal y es profundamente inhumano. En Turquía el derecho a huir de la guerra no está garantizado, porque con la aquiescencia o porque la Unión Europea está cerrando los ojos, Turquía está levantando un auténtico muro en la frontera sur con Siria y esos cientos de miles de personas de las que os hablaba no pueden acceder ahora a Turquía y no pueden tener una oportunidad para sobrevivir, para salvar la vida en muchos casos, porque se encuentran –y esto lo recogimos en testimonios directos en Kilis, en la misma frontera turca con Siria, de personas que hacía un mes habían conseguido huir poco antes de que empezaran a erigir ese muro– sabemos perfectamente que hay cientos de miles de personas en el lado sirio entre Alepo y Kilis en campamentos sin techo, sin comida, sin servicios médico obviamente. Porque son unas poquitas, muy poquitas ONG las que pueden trabajar allí, están en una situación absolutamente desesperada, más desesperada cuando saben perfectamente que es imposible o prácticamente imposible superar ese muro que les separa de Turquía.
A Turquía hay que reconocerle, a la sociedad y al gobierno, que están ayudando a estas personas refugiadas, pero de igual modo hay que reconocer que Turquía no es un país seguro y que la situación para estas personas es muy, muy complicada. Turquía no es un país seguro ni tan siquiera para los refugiados y mucho menos para buena parte de la ciudadanía que vive bajo su Administración. Yo he viajado un par de veces a la zona de Kurdistán, he estado en Diyarbakir y he visto las fotos del distrito sur de Diyarbakir después de los bombardeos del ejército turco. Esas imágenes se asemejan mucho a lo que ha pasado y a la situación actual después de los bombardeos israelíes en Gaza. Es una destrucción absoluta y de eso no se habla. Pero tampoco la situación de las personas refugiadas es la ideal. De los dos con siete millones de personas refugiadas sirias que están Turquía, solo un diez por ciento vive en campos, lo cual quiere decir que en esos campamentos tienen un acceso mejor, por ejemplo, a servicios básicos de salud y quizás también de educación, pero el resto, ese noventa por ciento restante, vive, o malvive, o sobrevive como puede en las ciudades turcas con un acceso a servicios públicos o básicos muy complicado.
Es mucho peor la situación de los cerca de cuatrocientos mil refugiados no sirios que intentan sobrevivir como pueden en Turquía. Muchos de ellos o algunos centenares de ellos, varios miles se encuentran en centros de detención, en régimen de cárcel absoluto, en unas once cárceles o centros de detención diseminados en Turquía. Pudimos entrar una delegación de GUE/NGL –y es la primera vez que sucede–, pudimos entrar en dos de esas cárceles. La situación o el régimen es absolutamente de prisión. Hay mujeres con niños que viven en ese régimen de prisión y sin ningún futuro, a pesar de que en el acuerdo con la Unión Europea internacional pueden acogerse a asilo. Pero un representante del gobierno turco nos dijo expresamente que su objetivo es deportar al cien por cien de esas personas, porque consideran que esas personas que han sido expulsadas de Grecia han podido pedir asilo, protección internacional en Grecia, algo que tampoco en muchos casos ha podido suceder.
En fin. Esta es la situación, esto es lo que yo en mis viajes en este último año desde Lampedusa a Turquía he podido ver y he podido comprobar. La situación es terrible, la situación de estas personas es terrible y estas personas van a seguir entrando. Lo que está en juego no es solo la Unión Europea., Lo que está en juego es el tipo de sociedad, el modelo de sociedad que queremos tener y esa es la clave, en mi opinión.
Muchas gracias por vuestra atención.
Espero dut ikastaro eta eztabaida aberasgarria izango duzuela. Berriro sentitzen dut hor bertan egoteko aukerarik ez edukitzea eta espero dut hurrengo batean bertan parte hartzeko aukera izango dudala.
Eskerrik asko.
Carlos Iturgaiz (PP)
CARLOS ITURGAIZ
(PP)
Esta intervención pretende hacer un recorrido sobre los aspectos más destacados que rodean a la crisis de refugiados. Las causas y consecuencias de esta crisis son analizadas en la primera parte de la intervención. Posteriormente se describe cuál ha sido la reacción de la UE, así como qué pol
íticas está definiendo para hacer frente a este desafío. Finalmente se exponen de forma breve las líneas generales de la posición que está adoptando la Delegación Española del PP en el Parlamento Europeo para hacer frente a esta crisis.
Esta no es una crisis migratoria cualquiera. Es una crisis en la que se ven implicados refugiados. Personas que huyen de la guerra y el fanatismo. Esto imprime un carácter especial a la situación, tal y como podrá observarse a lo largo de mi intervención.
Migrantes y refugiados. ¿Qué los diferencia?
El Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) define los refugiados como aquellas personas que huyen “para salvar sus vidas o preservar su libertad”. Los refugiados, a diferencia de los migrantes por razones económicas, tienen derecho a pedir asilo siempre y cuando puedan demostrar que provienen de un país en conflicto donde las circunstancias le obligan a buscar refugio fuera de sus fronteras, o donde existen “fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones pol
íticas”, según establece el Estatuto del Refugiado de la ONU de 1951, modificado en 1967. Los que van en búsqueda de un trabajo en el exterior no pueden, por lo tanto, considerarse refugiados. Son considerados migrantes económicos.
Por tanto, antes de empezar con esta intervención es importante que todos tengamos claro que el derecho al asilo es un derecho humano que está protegido por el derecho internacional, y que los Estados miembros de la UE tiene la obligación de hacerlo cumplir.
¿Cuál es la realidad que se vive en la UE?
En primer lugar es conveniente que conozcamos las dimensiones de esta crisis. Los datos que a continuación se recogen ayudan a vislumbrar que nos encontramos ante un enorme desafío. No hay respuestas sencillas para un reto de estas características. Es importante que reconozcamos que ante esta situación, las respuestas son complejas:
políticas activadas desde la UE.
¿Cuáles son las causas principales de los movimientos migratorios?
El fenómeno migratorio no es nuevo, pero a lo largo de los últimos meses ha desbordado cualquier tipo de previsión, desembocando en una crisis. La causa principal es la Guerra en Siria.
Esta guerra se inició a principios de 2011. Un conflicto que se ha visto agravado con la irrupción en el campo de batalla del Estado Islámico. Sus consecuencias han sido devastadoras. Se han contabilizado más de 230.000 muertos y millones de desplazados. En concreto, se habla de más de 12 millones de desplazados. Más de 4 millones de personas han tenido que abandonar su país a causa de la guerra. Los países vecinos están sobrepasados: Turquía (2,5 millones), Líbano (1,1 millones) y Jordania (629.266), Irak (250.000) y Egipto (132.000). La capacidad de estos estados para proteger a los asilados está desbordada y han comenzado a restringir el paso a refugiados sirios.
En el marco de esta conferencia no es posible dejar de mencionar la situación en Libia. El progresivo desmoronamiento de este país ha provocado la entrada de flujos migratorios desde este territorio hasta la UE. La práctica ausencia de Estado en Libia ha favorecido la expansión de las mafias que trafican con inmigrantes, especialmente con subsaharianos. Además, mientras permanezcan activos los conflictos de Libia y Siria, miles de personas tratarán de huir de sus países. La mayoría de estas personas tiene el estatus de refugiados. Son personas que huyen de la guerra y el fanatismo.
Por otra parte, la presión demográfica proveniente de África sigue presente. Los acuerdos firmados por España con Marruecos y Mauritania redujeron los flujos hacia nuestro país, pero ha aumentado la presión sobre Grecia e Italia. Esta es una presión constante que genera importantes flujos migratorios que parten desde el norte de África.
¿Cómo ha reaccionado la UE?
Tal y como ya he apuntado, durante el año 2015, se detectaron 1,8 millones de cruces ilegales en las fronteras exteriores de la UE. Se presentaron más de 1 millón de solicitudes de asilo. Las previsiones se han desbordado. Esto hace que la UE se enfrente a una situación extremadamente compleja.
Desde un primer momento se observó una disparidad de posiciones de los Estados miembros en relación a esta cuestión. Alemania se puso a la cabeza de aquellos Estados miembros que adoptaron una posición de apertura en relación a la llegada de solicitantes de asilo. En el lado contrario se situaron fundamentalmente algunos países de Europa de Este. Se observa además una brecha entre los países del norte y los países del sur. Los países del sur soportan una fuerte presión migratoria en sus fronteras y los países del norte soportan el grueso de las solicitudes de asilo. Esto ha generado una continua fricción entre los distintos bloques que han venido defendiendo sus intereses particulares sin abordar el fenómeno desde una óptica global. Una fricción que ha dañado en cierto modo las estructuras del proyecto europeo.
A lo largo de los últimos meses se ha podido percibir que la UE no era capaz de ofrecer una respuesta homogénea frente a este desafío. Muchos Estados miembros han mostrado recelos ante las propuestas que llegaban desde Bruselas. Han aflorado egoísmos y posiciones antagónicas.
Durante la presente crisis de refugiados han sido varios los países que han suspendido temporalmente la libre circulación de personas. Esto supone una amenaza para un pilar básico del proyecto Europeo. La UE ha venido adoptando medidas para la preservación de Schengen.
A todo esto hay que sumar el surgimiento en gran parte de los Estados miembros de la UE de movimiento populistas que tienen una posición radical en contra de la inmigración. Hablamos de partidos como el Frente Nacional en Francia, UKIP en Reino Unido, el Partido de la Libertad en Holanda, la extrema derecha en los países nórdicos, o el extraordinario crecimiento de los últimos meses del partido pol
ítico Alternativa para Alemania. No hay duda de que el alarmante crecimiento de estas opciones pol
íticas puede condicionar la pol
ítica migratoria de numerosos Estados miembros.
Prueba del éxito que está teniendo el populismo antiinmigración que ha surgido en los últimos años es la victoria del Brexit en el referéndum que se celebró en Reino Unido el pasado 23 de junio. Los partidarios de la salida del Reino Unido de la UE, con UKIP a la cabeza, han centrado gran parte de su campaña en el odio al extranjero y la demonización de los inmigrantes como causa de todos los males de su país. Su victoria es la constatación de que vivimos una etapa convulsa en el que el nacionalismo y el populismo trata de romper el proyecto europeo. La UE debe mantenerse firme en torno a sus principios y valores, y combatir a estos movimientos desde la racionalidad y la moderación.
Esta crisis no va a encontrar soluciones desde planteamiento nacionales. Esta crisis debe ser abordada desde una óptica global. La UE tiene una enorme responsabilidad en este sentido. Debe trabajar en el desarrollo de una pol
ítica común en materia de asilo y migración. Y debemos ser justos. La UE, a través de sus instituciones, ha tratado de ofrecer respuestas comunes que en numerosas ocasiones se han encontrado con el rechazo de los Estados miembros. Ante esta situación, es fundamental que luchemos por alcanzar acuerdos de mínimos. Acuerdos que congreguen el máximo consenso posible y que nos permitan hacer frente al reto migratorio desde una óptica global.
¿Qué acuerdos se han alcanzado en el seno de la UE a lo largo del último año?
En el último año se han adoptado dos acuerdos que permiten albergar ciertas esperanzas de que la UE sea capaz de abordar este desafío desde una perspectiva global. No hay duda de que ambos acuerdos pueden ser mejorables. También es cierto que ambos acuerdos podrían ser más ambiciosos, pero ambos contienen un elemento común y positivo: estos acuerdos han contado con el respaldo del conjunto de la UE.
El primero de ellos llegó en septiembre de 2015. Se llegó a un acuerdo en el seno de la UE para recolocar a 160.000 refugiados entre los distintos Estados miembros. A primeros de abril de 2016, únicamente habían sido recolocados 1.145 refugiados. Es necesario que los Estados miembros hagan los esfuerzos necesarios para cumplir con sus compromisos. Es allí donde la UE debe seguir presionando. Debemos exigir que se cumplan estos compromisos. España está colaborando intensamente con los programas europeos de reubicación y de reasentamiento.
El segundo es el acuerdo que alcanzó la UE con Turquía en marzo de 2016. Este acuerdo llevaba a efecto una estrategia que desde el Gobierno de España y el PP consideramos clave para hacer frente a los retos migratorios. Se trata del establecimiento de una relación de cooperación y diálogo continuo con los países de origen y tránsito. Esta es la piedra angular en la pol
ítica migratoria del siglo XXI.
Acuerdo UE-Turquía
El 19 de marzo, los 28 Estados miembros y el primer ministros turco, Ahmet Davutoglu, cerraron un acuerdo que permitía a la Unión Europea retornar a Turquía a todo migrante –incluidos los refugiados– que arribasen a las islas griegas. El texto final reforzaba las garantías legales al explicitar que no habría “expulsiones colectivas” y que todo el proceso se haría con la colaboración de ACNUR. A cambio, por cada sirio retornado a Turquía otro sería reasentado legalmente en la UE. En el Acuerdo final, la Unión solo se compromete a dar cobijo a 72.000 personas por este mecanismo. Otros de los incentivos que presentó la UE son la liberalización de visados, el desembolso de 6.000 millones de euros para ayuda a los refugiados y la apertura de un nuevo capítulo en el proceso de adhesión a la UE.
La firma de este acuerdo levantó una importante pol
vareda en parte de la opinión pública europea que denunciaba que la propuesta podía vulnerar la legalidad imperante en la UE. El Gobierno de España y el PP siempre defendimos que solo respaldaríamos un acuerdo que respetase la legalidad española y europea y excluyese cualquier forma de expulsión colectiva. En el acuerdo final se hace referencia expresa a la tramitación individualizada de los expedientes de solicitud de asilo.
Este acuerdo pretende en parte disuadir a los refugiados de que pongan en peligro su vida en la travesía por mar hasta las islas griegas, así como frenar la actuación de las mafias que trafican con sus vidas. Además ofrece a las personas susceptibles de protección internacional una vía legal y segura para solicitar asilo en la Unión a través de un proceso de reasentamiento. La realidad es que este acuerdo está funcionando y los flujos de personas que llegan a las islas griegas desde Turquía están disminuyendo de manera sustancial.
Además, es necesario destacar un aspecto muy positivo. Tras multitud de desencuentros entre los Estados miembros, este acuerdo es una muestra de un compromiso de mínimos para que la UE afronte desde una perspectiva común el fenómeno de los refugiados. A lo largo de los últimos meses, tal y como ya he apuntado anteriormente, han surgido tensiones entre los distintos Gobiernos. Han aflorado egoísmos y posiciones antagónicas. Este es un acuerdo de base que nos permite retomar la senda de la unidad europea, imprescindible para afrontar los retos que se presentan. Esta acuerdo fue apoyado por los Gobiernos de los 28 Estados miembros (ahora 27). Fue aprobado por Gobiernos de distinto color pol
ítico (socialistas, liberales, populares, e incluso el Gobierno de Syriza).
¿Qué medidas tiene pendiente adoptar la UE en este año 2016?
En la actualidad, en el seno de la UE se están adoptando medidas para hacer frente al desafío migratorio. A continuación se recogen algunas de las propuestas legislativas que hay sobre la mesa en el Parlamento Europeo y que pretenden servir para afrontar desde una perspectiva común el fenómeno migratorio:
Todas estas propuestas que están en proceso de aprobación son una muestra de que la UE está trabajando para adoptar medidas que permitan afrontar este desafío desde una perspectiva global.
Conclusiones
¿Qué proponemos desde la Delegación Española del PP para hacer frente a este desafío?
policiales de terceros países.
política de integración (cursos obligatorios de lengua, instrucción en los valores de la UE, inclusión social, etc.).
Maite Pagazaurtundua (UPyD)
MAITE PAGAZAURTUNDUA
(UPyD)
No quiero olvidar el artículo 14 de la Declaración de DDHH de la ONU:
“En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y disfrutar de él en cualquier país”.
Son millones las personas las que escapan de las guerras y del fanatismo violento en todo el mundo. El éxodo de estas personas ha obligado a las instituciones europeas a confrontarse con su verdadera cara ante el espejo. La imagen no es respetable, porque los Estados no son capaces de mantener las palabras de las que presumían y presumen en los discursos oficiales. El artículo 3 de la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados prohíbe discriminación alguna por motivos de raza, religión o país de origen. La imagen no es digna, porque en realidad no han deseado materializar, salvo algunos países, durante algún tiempo, la pol
ítica de acogida de refugiados de las guerras y la persecución.
Durante el último año y medio hemos asistido a la devaluación de la coherencia entre las pol
íticas expuestas y enunciadas por el Consejo y la Comisión con respecto a su ejecución.
El Parlamento Europeo ha impulsado la redacción de planes integrales de actuación, incluyendo vías seguras para que los refugiados de guerra no tuvieran que jugarse la vida en su necesidad de escapar de la muerte e intentar llegar a nuestras fronteras. Se puede comprobar a través del informe que se aprobó en fecha 12 de abril sobre la situación en el mar Mediterráneo y necesidad de un enfoque integral de la Unión sobre la migración. En el informe se apelaba a la solidaridad, exigiendo el empleo de las agencias de la Unión y mostrando algo más que preocupación por el sistema de reubicación y reasentamiento. Sin embargo, el trabajo del Parlamento ha sido desoído y manipulado por el Consejo y la Comisión. Es una dura afirmación, pero necesaria, porque enuncia una frustrante y peligrosa realidad.
Como peligrosa realidad es la del egoísmo de los gobiernos enmascarados tras el Consejo. Peligrosa realidad es la tibieza de la Comisión, subordinándose a las incoherencias del Consejo. Peligrosa realidad, la debilidad del Parlamento que ha jugado el papel del cándido en un juego de tahúres. Todo ello debe ser señalado, porque forma parte de la crisis de valores que lleva al ascenso de los populismos egoístas y xenófobos.
La subcontratación de servicios a Turquía para taponar la llegada de refugiados y migrantes a Grecia ha sido un error desde todos los puntos de vista.
La aplicación del acuerdo con Turquía, lejos de solucionar el problema, ha servido para activar una ruta más peligrosa por el Mediterráneo central, como ya advertían las organizaciones humanitarias. Era previsible. De hecho, la Comisión ha reconocido que se espera el doble de fallecidos por ahogamiento en el mar en 2016. Más de la mitad de quienes intentan llegar a nuestras costas son mujeres y niños. Turquía amenaza a las instituciones con abrir de nuevo la espita de llegadas a Grecia.
Por otra parte, se ha presionado a Grecia para que aplique el injusto Reglamento de Dublín que le obliga, por otra parte, a impedir la salida de los refugiados y migrantes de Grecia, por lo que los centros de registro se han convertido en cárceles a cielo abierto y hay casi 50.000 personas en una situación insoportable y atrapadas allá.
El ejemplo paradigmático, reflejo de nuestra (falta de) pol
ítica de asilo, fue el impropio campo de refugiados de Idomeni.
Tras Eslovenia, Croacia y Serbia, Macedonia fue el cuarto país que cerró sus fronteras. Lo hizo el 8 de marzo, cortando así el acceso conocido como la “vía de los Balcanes”. Dejó a 13.000 personas atrapadas en Idomeni. Tras el colapso Grecia, decidió desalojar el campo de refugiados el 24 de mayo de madrugada, asegurándose de que no hubiera testigos de prensa. Solo 5 miembros de Médicos Sin Fronteras pudieron comprobar cómo se desalojó a los 8.400 refugiados que entonces había allí, sin darles ninguna indicación acerca de su futuro asentamiento. Los refugiados acabaron en campos que ACNUR califica como “muy por debajo de los estándares mínimos”.
Médicos sin Fronteras ha renunciado el 17 de junio a los fondos europeos porque no quiere ser cómplice en una pol
ítica que no puede denominarse de asilo. El embajador de la UE ante Turquía ha dimitido el 14 de junio para calmar a Erdogan en su chantaje creciente a la UE. La Comisión no responde a los diputados que le demandan el nombre y número de los Estados que se niegan a colaborar en las pol
íticas aprobadas para la reubicación y reasentamiento de refugiados. La Comisión ya ha anunciado el 7 de mayo que estudiará la creación de macro-cárceles flotantes para la primera criba de migrantes y refugiados, sin pisar siquiera tierra firme, a salvo de miradas indiscretas, de testigos incómodos.
Si no acogemos al número de refugiados que nos permiten nuestras estructuras locales, regionales y nacionales, apartando ya las mentiras y las excusas burocráticas, y si no lo hacemos con la dignidad que les corresponde y con los valores recogidos en nuestro Tratado, será difícil frenar la escalada xenófoba y violenta que están sufriendo dentro de nuestras fronteras. Según el Informe sobre Derechos Fundamentales de 2016 de la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA), los ataques de la extrema derecha contra inmigrantes han aumentado escandalosamente. En Alemania, por ejemplo, los incidentes respecto a los lugares de acogida han pasado de 199 en 2014 a 1.031 en 2015; de 29 ataques violentos a 177. Respecto a incidentes directamente relacionados con los refugiados y solicitantes de asilo, se pasó de 62 en 2012 a 1.610. Hubo al menos 140 ataques violentos.
Lo peor es cómo se percibe socialmente el perfil de estos atacantes. La primera encuesta del FRA sobre la discriminación contra los inmigrantes y las minorías (EU-MIDIS), publicada en 2009, revela que los encuestados opinan que entre el 32% y el 71% de los agresores son parte de la población mayoritaria. Gran parte de la población no asocia tanto los ataques a la extrema derecha (entre 1% y 13%) como a la gente normal. Y esto es muy grave, pues corremos el riesgo de normalizarlo socialmente. La tolerante Europa puede estar perdiendo buena parte de su alma.
Lo confirma el FRA cuando emite su Opinión en el Informe sobre derechos fundamentales 2016. Aunque, por una parte, dice que “los Estados miembros y las instituciones de la UE mantuvieron sus esfuerzos para contrarrestar los delitos por motivos de odio, el racismo y la discriminación étnica”, acaba concluyendo que:
“En 2015, los sentimientos xenófobos pasaron a ocupar un primer plano en varios Estados miembros de la UE, alimentados en gran medida por la llegada en gran número de solicitantes de asilo e inmigrantes, así como por los atentados terroristas en París y Copenhague y las tramas frustradas en diversos Estados miembros”.
Desgraciadamente, esta es una realidad que muchos líderes europeos están alimentando. En julio de 2015 escuchamos al ministro de Estonia para la Protección Social rechazando a los refugiados musulmanes, señalando que, “después de todo, somos un país que pertenece a cultura cristiana”. Y hay declaraciones en una línea similar del portavoz del presidente checo, del ministro del Interior eslovaco, del de Chipre o del primer ministro de Hungría: “Los que lleguen se han formado en otra religión, y representan una cultura radicalmente diferente. La mayoría de ellos no son cristianos, sino musulmanes. Esta es una cuestión importante, porque Europa y la identidad europea tiene sus raíces en el cristianismo.”.
Palabras como estas demuestran que la Unión Europea está olvidando que su primera piedra fue la laicidad, como sinónimo de tolerancia del pluralismo ideológico o religioso. Este valor se apuntala desde los hechos (cumpliendo con nuestras obligaciones con el derecho humanitario y con los compromisos que nosotros mismos hemos contraído), pero también desde los discursos institucionales, desde los programas de educación infantil que, aunque quizás tarde, por fin están promoviendo varios países europeos (entre ellos España, donde el Observatorio Español contra el Racismo y la Xenofobia publicó, para los profesores, el Manual para la prevención y detección del racismo, la xenofobia y otras formas de la intolerancia en las escuelas) o con programas de integración real para que los refugiados puedan acceder a nuestros mercados de trabajo y no quedar socialmente excluidos.
El papel del Parlamento Europeo ha sido ignorado y confirma, por un lado, que la toma de decisiones de manera intergubernamental está contaminando el papel de las instituciones europeas, y por otro, que los intereses nacionales prevalecen sobre los valores europeos. Es una triste realidad para la democracia europea.
Nos estamos jugando el futuro de Europa, porque en tiempos de globalización no es posible salvarnos solos y porque no es posible la convivencia en la UE si renunciamos a nuestros valores, dado que el populismo lo intoxicará todo y perderemos el futuro.
Por solidaridad, por egoísmo, es necesario aplicar pol
íticas de asilo dignas de tal nombre.