EUSKAL ERREALITATEA / LA REALIDAD VASCA Emancipación y empleo: situación de la juventud en Euskadi(Nieves Corcuera - Bilbao Gazteriaren Euskal Bulegoa. Eusko Jaurlaritzaren Hezkuntza, Hizkuntza Politika eta Kultura Saila / Observatorio Vasco de la Juventud. Dirección de Juventud y Deportes, Gobierno Vasco)
El análisis de la emancipación ha centrado las últimas investigaciones realizadas y publicadas por el Observatorio Vasco de la Juventud (OVJ). A partir fundamentalmente de los resultados obtenidos en cuatro estudios realizados en 2013 y 2014 nos acercaremos a los datos que definen la situación de la juventud en relación al empleo y la vivienda y analizaremos las dificultades que obstaculizan el acceso a la emancipación.
El estudio de la emancipación de la juventud nos enfrenta con dos preguntas iniciales: ¿hasta qué edad se es joven? y ¿cuándo se considera que una persona está emancipada?
La emancipación es un concepto complejo que necesariamente tenemos que simplificar si pretendemos diseñar indicadores que nos permitan hacer un seguimiento de la situación de la juventud y valorar si mejora o no. Consideramos que una persona está emancipada cuando deja de residir en la casa de su familia de origen. Es cierto que es posible residir en una vivienda distinta y no tener independencia económica y también se puede residir en la casa del padre o la madre pero hacerse cargo de los gastos del hogar. Las combinaciones posibles son muchas pero utilizaremos como criterio el tener un hogar independiente.
Para la mayoría de los diagnósticos de la situación que realizamos en el OVJ consideramos jóvenes a las personas que tienen entre 15 y 29 años. Sin embargo la juventud en Euskadi se emancipa tarde, de media a los 30 años según la última Encuesta Demográfica del Instituto Vasco de Estadística, superando en 6 los 24 años que es considerada por la propia juventud la edad ideal para salir del hogar de la familia de origen, y en 4 años la edad media de emancipación en la Unión Europea, que es de 26 años. La realidad europea encierra grandes diferencias, desde los 20 años a los que se emancipa de media la juventud de Suecia, los 21 de Dinamarca o 22 de Finlandia a los 31 de Eslovaquia y 33 de Croacia.
Las tasas de emancipación son bajas en Euskadi y sólo empiezan a ser significativas al pasar la barrera de los 30 años. Entre los menores de 25 años únicamente vive fuera del hogar familiar un 6% y entre los 25 y 29 años un 46,1%. Por encima de los 30 y hasta los 34 años la tasa alcanza el 75,4%.
Las mujeres se emancipan a una edad algo más temprana que los hombres. La edad media de emancipación de las mujeres en Euskadi se sitúa en los 29 años mientras que la de los hombres está en los 31 años.
¿Cuáles son las principales dificultades para la emancipación? Sin duda la falta de ingresos estables y suficientes y la carestía de la vivienda.
El empleo y unos ingresos suficientes y mínimamente estables son condiciones básicas para poder plantearse la emancipación residencial. Sin embargo desde el inicio de la crisis se ha producido una caída importante del porcentaje de juventud que trabaja que ha dado lugar no sólo a un aumento del paro sino también del porcentaje de jóvenes que estudian como ocupación principal. Así nos encontramos con que el 48% de la juventud de 16 a 29 años está estudiando, otro 18% está en paro (la gran mayoría sin cobrar prestación por desempleo) y tan solo un 31% está trabajando.
El empleo de las personas menores de 30 años se caracteriza por la inestabilidad, con un 44% de contratación temporal, y la precariedad, con un 32% de empleo a tiempo parcial (principalmente por no haber encontrado un trabajo a jornada completa) y un sueldo medio que no llega a los 1000 euros. El porcentaje de jóvenes de 16 a 29 años que consideran que reciben un sueldo adecuado a su trabajo ha descendido diez puntos en una década, del 57,7% de 2004 al 47,5% en 2013. Las mujeres, más afectadas por la contratación a tiempo parcial, reciben salarios menores.
Otro indicador que refleja la inestabilidad y precariedad del mercado laboral es el que denominamos “Riesgo de pérdida o precarización del empleo” que establece tres niveles de riesgo. El riesgo alto implica que se considera muy o bastante probable perder el empleo en el plazo de un año, el riesgo medio indica que es muy o bastante probable que empeoren las condiciones laborales; por último, el nivel bajo supone baja o nula probabilidad de una cosa u otra. Casi la mitad de la juventud de 16 a 29 años que trabaja (47%) teme perder el empleo o que empeoren sus condiciones laborales en el plazo de un año.
Como ya hemos dicho, el empleo como fuente de ingresos juega un papel fundamental en el proceso de emancipación pero no exclusivo; hay otros factores que pueden ayudar o dificultar la emancipación, como son el precio de la vivienda, las condiciones de financiación de la compra de la vivienda, la disponibilidad de vivienda en alquiler o la oferta de vivienda protegida, entre otros.
Para el estudio de las condiciones del acceso a la vivienda y de las características de la emancipación, tomamos como población de referencia el grupo de edad de 18 a 34 años por dos razones: por un lado, porque la emancipación antes de los 18 años es prácticamente inexistente y porque, como ya hemos señalado, es a los 30 años cuando se produce de media la salida del hogar familiar; y por otro, porque en el grupo de edad de 30 a 34 años la precariedad y la presencia de dificultades para vivir de forma autónoma siguen estando muy presentes.
Los costes de acceso al mercado libre de vivienda en propiedad y en alquiler son indicadores que reflejan el esfuerzo que debería hacer una persona joven asalariada de entre 18 a 34 años para hacer frente en solitario al pago de la primera cuota de una hipoteca, en el caso de la propiedad, o de la mensualidad inicial, en el caso del alquiler. Se construyen poniendo en relación los salarios netos medios de la juventud de 18 a 34 años con los precios medios de escrituración de las viviendas libres o las rentas medias de alquiler. Para el cálculo del coste de acceso a la vivienda libre en propiedad se tienen en cuenta, además, los tipos medios de interés y la duración media de los nuevos créditos hipotecarios contratados.
Pese a que estos costes han experimentado un claro descenso desde el inicio de la crisis, debido a la bajada del precio de las viviendas, continúan suponiendo un porcentaje muy elevado del salario neto mensual de una persona joven asalariada de entre 18 y 34 años en Euskadi: el pago de la primera mensualidad de una hipoteca supondría el 62,8 % (en 2007 era del 98,9%) y el pago de la renta de alquiler el 59% del sueldo (69,2% en 2007).
Si el 30% es el límite máximo de endeudamiento aconsejable, tanto el coste de acceso a la vivienda libre en propiedad como al alquiler libre están lejos del alcance de la mayoría de la juventud asalariada.
Ante esta situación no es extraño que la emancipación en solitario sea muy minoritaria y que el porcentaje de la juventud emancipada que vive en pareja sea del 70,4%.
La inestabilidad del empleo también ha provocado un aumento de la emancipación en alquiler que ha llegado a superar a la propiedad como régimen de tenencia de la vivienda entre la juventud emancipada. La principal razón dada por quienes se emancipan en alquiler es no querer hipotecarse en un crédito aunque un 20% lo considera una solución temporal y preferiría una vivienda en propiedad.
Hay que destacar, por otro lado, un factor que ha ayudado, sin duda, a mantener la emancipación juvenil durante este periodo de crisis: la vivienda protegida.
La apuesta pública por la vivienda protegida, con un ritmo sostenido de producción y compraventa de vivienda protegida entre 2007 y 2012, ha hecho posible el acceso a la vivienda de muchas personas jóvenes.
En 2013 el 15,8% de la juventud emancipada lo está en una vivienda protegida, 6 puntos por encima del dato de 2011. Además el mayor incremento se produce en la emancipación en alquiler social que pasa del 3% al 7,7%.
El 21,4% de la juventud de 18 a 34 años emancipada dedica más del 40% de los ingresos del hogar al pago de la hipoteca o el alquiler, lo que Eurostat considera sobreesfuerzo económico y constituye un indicador de precariedad. Entre quienes residen en una vivienda libre este porcentaje asciende al 25,5%, esto es, una cuarta parte de la juventud emancipada en vivienda libre está realizando un sobreesfuerzo económico para poder pagarla.
Además, el 26,5% de las personas jóvenes emancipadas dice que tiene dificultades para pagar gastos de la vivienda que incluyen, además de la hipoteca o renta de alquiler, el agua, la comunidad, la luz o la calefacción; muy por encima del dato del conjunto de la población vasca (12%). Entre la juventud de origen extranjero este porcentaje sube hasta el 37%.
Otro dato que refleja las dificultades que acompañan a la emancipación es el Riesgo de pobreza en hogares encabezados por personas menores de 35 años que, según datos proporcionados por el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco, es del 20,2% y ha sufrido un aumento claro desde el inicio de la crisis. El riesgo de pobreza supone que los ingresos del hogar son potencialmente insuficientes para hacer frente a la cobertura de las necesidades más básicas, particularmente las relacionadas con los gastos regulares de alimentación, vivienda, vestido y calzado. Entre las personas que viven en hogares encabezados por jóvenes este riesgo es más del doble que el del conjunto de la población. Si la persona principal del hogar es una mujer menor de 35 años, el riesgo sube hasta el 21,6%.
Si quienes tienen trabajo encuentran dificultades para la emancipación la juventud que está en paro o estudiando, queda directamente excluida del mercado de la vivienda. En definitiva, la falta de empleo, el empleo precario y la carestía del mercado inmobiliario dificultan la emancipación de manera que la juventud vasca sale del hogar familiar a una edad tardía, tanto en relación a algunos países de Europa, como a la edad que la propia juventud establece como edad ideal para marcharse de casa de sus progenitores.
Sin embargo, es cierto que la tasa de emancipación no se ha deteriorado con la crisis económica en Euskadi y que su evolución ha sido más positiva que la del conjunto de España. Hay distintas variables que están ayudando a que esto sea así: la incidencia del desempleo es menor, los salarios medios son los más altos del Estado, se ha producido un fuerte descenso de los precios de la vivienda, ha aumentado la emancipación en alquiler y hay mayor volumen de vivienda protegida.
De cara al futuro, el impulso del alquiler social junto con la inversión en políticas activas de empleo podrían ser elementos favorecedores de la emancipación, tal y como se constata en otros países de la Unión Europea donde la juventud abandona antes el hogar familiar.
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¿Quién se ha llevado “nuestro” queso?Juventud vasca, derechos de ciudadanía y biografía truncada (Xabier Aierdi Urraza - Eusko Jaurlaritzaren Enplegu eta Gizarte Politiketako Saila / Departamento de Empleo y Políticas Sociales, Gobierno Vasco)
Este escrito tiene dos partes. En la primera se tendrá en cuenta la exposición oral realizada en San Sebastián durante el curso de verano, que representa el punto de vista del ponente, y que solo en parte respondía a la petición realizada por los organizadores al Departamento y, en la segunda, a forma de anexo informativo y no necesariamente en congruencia con la primera parte, se catalogarán las políticas de empleo dirigidas a la juventud por parte del Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco. Finalmente, se añadirá un breve comentario aclaratorio sobre la escasa congruencia de las dos partes.
1.
Mi acercamiento al tema de las dificultades de la juventud para el ejercicio efectivo de sus derechos de ciudadanía, especialmente los ligados a la construcción de su proyecto de vida autónoma, es sociológico y en parte similar al anticipado en la sesión anterior Joan Subirats(21).
Entrando en harina, recuerdo el título de aquel libro de Spencer Johnson(22) que se hizo tan famoso ¿Quién se ha llevado mi queso?, que por subtítulo llevaba el de Cómo adaptarnos a un mundo en constante cambio. Parafraseando, hoy nos podríamos preguntar quién se ha llevado nuestro queso. Algunos sectores se han llevado buenos trozos y el resto, una gran mayoría, mientras tanto, permanece en estado de shock. Muestra de ello, aporto una cita que explica perfectamente la lógica del marco desde el que debemos intentar comprender la cuestión de la juventud vasca, sus derechos de ciudadanía y las biografías truncadas:
«lo que los sociólogos llaman conquistas sociales y lo que los juristas llaman derechos sociales, nosotros lo llamamos distorsiones del mercado de trabajo. Esto es lo que son en lenguaje económico»(23).
Es una declaración que deja pocas dudas. El dilema está claro hasta para el mayor despistado: o conquistas sociales o distorsiones del mercado de trabajo. Esto es lo que hay. Esta es la lógica, y no otra. No ha lugar para el emprendizaje y otras zarandajas culpabilizadoras, que no hacen sino ocultar y despistar desde dónde se están imponiendo las nuevas reglas de juego. Esta situación recuerda al chiste que menciona Zizek(24) y que todos conocemos, sobre aquel borracho que buscaba la llave de casa bajo el farol porque, aunque se le había perdido en una zona más alejada de sombra, era el único lugar donde había luz. Según Zizek es lo que hacen los populistas, pero también lo que hacemos frecuentemente: buscar soluciones donde hay luz, mientras que los problemas y sus causas permanecen en la oscuridad alejados de la farola. No estamos acertando ni vamos a acertar a dar respuestas porque no estamos haciendo ni las preguntas adecuadas ni estamos analizando los contextos pertinentes.
Ayer mismo (18-6-2015), el papa Francisco, en su Encíclica sobre ecología, Laudatio si, apuntó propuestas muy interesantes que no suelen ser habituales en sectores progresistas. Sobre los jóvenes dijo: «Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en el sufrimientos de los excluidos»(25). Luego la pregunta radical que cabe hacer es la siguiente: si el mundo tiene límites físicos, ecológicos, ¿debemos nosotros poseer límites morales? En caso de respuesta afirmativa, el reto es dónde encontramos estos límites morales, desde dónde los acotamos, porque no es un problema de la juventud, sino de la sociedad en su totalidad.
Con base en los problemas constatables que actualmente tiene la juventud para desarrollar una biografía autodeterminada, ¿puede sostenerse que la población joven no puede desarrollar ni una ciudadanía integral ni disponer de capacidad para poder desarrollar un proyecto vital emancipado? La emancipación sí está realmente dificultada, pero no están en peligro los derechos de ciudadanía de la juventud. Experimenta una ciudadanía demediada, pero esta va a ser sine die la estructura sobre y en la que desarrollará su biografía en el futuro. Estos son los nuevos parámetros sociales que se están imponiendo. Debemos ratificar sin temor que esta situación no va a cambiar, es el nuevo terreno de juego nuevo, no va a cambiar a mejor y es más que probable que se agrave. Una visión de los derechos sociales que se basa en la forma en que han ido estableciéndose históricamente, nos lleva a la equivocada visión de pensar que los derechos siempre se acumulan de forma progresiva. Pero la ciudadanía no es un status inamovible, sino el resultado de un proceso histórico de fuerzas en lucha. Es progreso, pero puede ser retroceso, como estamos viendo en lo que se ha venido en llamar edad de Bronce del Estado de Bienestar.
En consecuencia, ¿está en riesgo la ciudadanía social de la juventud? No. ¿La política? Tampoco. ¿La civil? En absoluto. ¿La económica o la que deriva de la económica? Probablemente, en parte. Pero la suma de las distintas ciudadanías no nos da pie para afirmar su declive. No debemos exagerar, porque de las lecturas exageradas de la realidad únicamente se encuentran e imponen soluciones muy desacertadas para afrontar los problemas. Es un imperativo académico y categórico controlar la exageración o la deformación de la realidad, práctica cada vez más extendida en sectores sociales progresistas interesados en añadir a la agenda temática viejos y nuevos temas(26).
En cambio, sí es posible decir que la ciudadanía se está transformando, se está dando una cierta rearistocratización intra-social de la sociedad una vez que ha acabado la movilidad ascendente de los sectores populares que hoy pueblan las clases medias y clases medias-altas que han accedido a un alto nivel de capital intelectual, y a las ventajas que tal capital reporta en los ámbitos social y económico, como indica toda la obra de Bourdieu(27).
Los sectores económicos dominantes y las ideologías neoliberales preponderantes han impuesto unas nuevas estructuras económica y simbólica que dificultan la universalización de la ciudadanía social. Si a nivel mundial ya se había decretado la imposibilidad de la ciudadanía social universalizable como ya afirmó Bush padre diciendo que «el modo de vida americano era innegociable», ahora esta propuesta se ha instalado intrasocialmente en nuestro propio entorno. La ciudadanía aristocrática que antes enfrentaba -y sigue enfrentando- a países contra países, al Norte social rico contra el Sur social pobre, está llegando al interior de los países, y, por ejemplo, empezamos a tener sin ir más lejos una neo-estratificación interna también con base en la edad, y la vamos a seguir teniendo, y nuestra juventud es objetivamente perdedora con base este criterio clasificador(28).
Luego, ¿cómo hay que entender la crisis, como causa o excusa? Le llaman crisis, pero es lucha de clases abierta. En este marco de desposesión(29), la juventud se encuentra en la obligación de participar socialmente de modo poslineal, pues le declinan la ciudadanía laboral y los mecanismos de inclusión(30). La sociología lleva tiempo sugiriendo que la biografía en el futuro y sobre todo la de los jóvenes va a ser poslineal. La linealidad de nuestros padres o de gran parte de los de mi generación no va a darse en el caso de la juventud, lo que de ninguna forma es un fracaso, aunque así tienda a ser presentado. La ingente e imparable innovación tecnológica hace innecesaria la participación laboral y el empleo de una porción cada vez mayor de la población mundial y, en consecuencia, si deseamos una salida progresista, hay que abordar cómo repartimos el trabajo socialmente necesario para la reproducción de una vida social digna. Es lo que explica y exige la economía feminista(31).
Este contexto hostil al empleo, no nos exime del hecho de que deban arbitrarse todo tipo de medidas e instrumentos para el empleo de la juventud, como haremos mostrando el catálogo de medidas en la segunda parte, pero hoy por hoy estamos ante un tema de mucho más calado, y la precariedad nos va a caracterizar, va a ser estructural, es ineludible y, con base en la visión de Sennett, la juventud va a padecer una prematura y permanente corrosión del carácter(32), que le va acompañar a lo largo de su vida. La lógica del «todo a corto plazo» que ha aquejado a las poblaciones laborales adultas, en el caso de la juventud es constitutiva e instituyente de toda su trayectoria vital. Bauman lo adelanto diciendo que «no hay lugares donde arrojar los desperdicios humanos»(33), cuando afirmaba que en una dinámica en la que a los ejércitos de reserva le sustituyen los excedentes laborales, hay mucha gente que sobra, pero no sólo en la cumbre de la edad laboral, sino porque no conseguirá incorporarse por su base. El ejército de reserva debe esperar para saltar a primera fila; el excedente, en cambio, como su propio nombre indica está de sobra.
Frente a los nuevos ejércitos de reserva, constituidos por jóvenes, una y otra vez, como un mantra tan repetido como inocuo, se les dice que deben formarse, porque la formación es indispensable a estas alturas de la evolución humana. Por el contrario, estos jóvenes tienen el derecho, y la obligación, de preguntar «pero, ¿formarme en qué, cuando no habrá empleo asalariado para tanta población laboral potencial?”. Deberíamos ir buscando al menos nuevas farolas.
Aquí nos encontramos en otro proceso que la sociología ha descrito con enorme claridad y rotundidad, y que desde que Beck la formulase a finales de los noventa, lo ha confirmado el resto de los grandes autores, y que se refiere a la obligación que hoy tenemos de “buscar soluciones biográficas a contradicciones sistémicas». A esta perversidad sistémica se le añade además, por si fuera ya poco escarnio, la autoculpabilización de las víctimas. Hay que neutralizar todos los Coelhos del mundo, toda la literatura de autoayuda, que además de desenfocar la lente de la correcta visión de los problemas, le acusa a la víctima de ser la culpable de su situación. No hay introspección creativa, ni auto-formación permanente, que haga frente a la ausencia de oportunidades laborales. Ni el problema ni la solución está en el interior de las personas sino en un contexto laboral hostil. Como dijo Barbara Ehreinch(34), al menos, acéptenme lo siguiente: «no me parece que el cáncer sea un don». Padecerlo es suficiente, pero de ahí a vivirlo positivamente como una obligación va un trecho.
¿Quién ha traicionado la promesa? Cuando al parado de larga duración o al joven que no consigue incorporarse al empleo salarizado se le dice que sea emprendedor, ¿quién está traicionando lo prometido? La juventud ha cumplido todas las exigencias que se le han requerido y ha llevado a cabo todo lo que le han exigido que hiciera: ha estudiado, ha cursado másteres, ha aprendido idiomas, está preparado para la movilidad y ante su pregunta ¿de la promesa -de lo mío- qué?, le responden que está sobre-cualificado.
Este es un problema que supera con mucho al de la ciudadanía o al de la juventud, porque estamos ante un problema sistémico que requiere soluciones sistémicas, no biográficas, ni la mercancía averiada que estamos adquiriendo en estado de shock. De esta forma, el éxito de la humanidad, consistente en deshacerse del trabajo físico y pesado, lo estamos interiorizando como problema. Hace treinta años hablábamos de sociedad del ocio, de la informatización de la sociedad que nos liberaría del trabajo forzado. Hablábamos del reparto de trabajo, de la autoformación permanente, como soluciones que nos permitirían disponer de un tiempo libre de socialidad, destinado a un conjunto de objetivos de carácter comunitario que hoy permanecen absolutamente olvidados.
La mercancía averiada comenzó con las propuestas de Margaret Tathcher a las que luego ha seguido Cameron, por ejemplo. La primera dijo que no había sociedad, sino únicamente individuos y familias y el segundo ha hablado de la gran sociedad. Lo que están diciendo es muy claro: resolver socialmente y a través de vuestros grupos cercanos lo que el Estado no va ni a intentarlo, que nos lo hemos apropiado para nosotros, ni tampoco van a contribuir las clases que se están llevando el queso. Es lo que se ha llamado Secesión de los Triunfadores(35). El reciente libro de Owen Jones, El Establishment. La casta al desnudo narra perfectamente este proceso. Este interesante y joven autor publicó hace un par de años un libro todavía más interesante, Los Chavs. La demonización de la clase obrera, análisis certero de una actitud tan real como creciente(36).
Este contexto fue anunciado hace más de veinte años por Ulrick Beck cuando habló de la generalización inevitable de «la brasileñización de Occidente». Beck anticipó nuevos riesgos. No estamos ante algo original, sino ante algo que se venía cociendo, que se acelera y se intensifica, y que se concreta en la informalización del trabajo. A esta dinámica profunda del «nada a largo plazo» le ayudamos con la placidez individual del carpe diem, lo que como resultado da la prescindibilidad de sectores cada vez más crecientes.
Beck se percató de que no sería Occidente quien exportaría sus modelos de regulación laboral al tercer mundo, sino que las pautas de éste constituirían el modelo que se generalizaría en Occidente. Luego es desde este escenario virtual, y posiblemente muy real, desde donde debemos pensar el futuro de la realidad laboral y, por ende, de la juventud, porque no va a haber una vuelta atrás. Puede haber un descanso con la sustitución de la actual población activa por otra de menor tamaño en los próximos años, pero no deja de ser un pequeño remanso temporal.
Es probable, que terminada la crisis estemos ya en el nuevo escenario. Si reparamos por ejemplo en los movimientos migratorios, las poblaciones o colectivos poscrisis llegaron a Gipuzkoa ya en 2010, compuestas básicamente por personas de orígenes centroamericanos, especialmente por mujeres nicaragüenses, que han reducido su agenda básica reivindicativa (papeles y trabajo) al trabajo.
De la misma forma que se han acomodado a la nueva situación trabajando en el sector doméstico como internas por 600 euros, también una gran mayoría nos hemos acomodado a la nueva fase. ¿Inconscientemente? Probablemente, sí. Se avista una rearistocratización del mundo y se han cercenado las posibilidades para esas carreras ascendentes que han permitido que cualquiera de los presentes hayamos accedido a un estatus social impensable e insoñable por nuestros ascendientes. Nuestros abuelos eran campesinos, los padres trabajadores de la industria y nuestra generación es universitaria. Esa concatenación meritocrática ya se está revisando con las carreras de 3+2. Se garantizan tres; luego hay añadir dos más que serán muy costosas, y no al alcance de todos y todas.
El escenario está perfectamente diseñado, pero ante él mostramos contradictoriamente una actitud y un proceso: como actitud, la fatiga de la solidaridad y como proceso la estructura del desamparo, respectivamente.
Tenemos datos muy preocupantes sobre esta fatiga. Ante la pregunta «¿usted recibe más, menos o tanto como contribuye?», sólo un 4% de la sociedad vasca dice que recibe más que lo que aporta. Alrededor de un 20% dice que tanto como lo que contribuye, y un 66% que menos. La gran mayoría se auto percibe como aportadora neta, lo que da lugar a una situación de desamparo porque piensa que al menos debería percibir tanto como lo que aporta. Esta fatiga de la solidaridad nos auto-legitima en la idea de que no debemos o tenemos porqué contribuir en el bienestar de la colectividad, y en caso de hacerlo para empatar.
Un texto muy interesante dirigido y coordinado por Imanol Zubero para el Informe Foessa de 2014(37), se cuestionaba qué tipo de sociedad iba a salir de la crisis actual. En este texto se describen seis círculos que retroalimentan esta fatiga y debilitan la moralidad común porque un parte creciente de la sociedad tiende a sentirse desamparada por diferentes motivos, lo que le impide fijarse en las causas de su situación, mira en la farola equivocada, y termina precisando de un chivo expiatorio o de un culpable de la situación. Mostramos el gráfico y pasamos a describirlo.
1. El círculo de la desconfianza. La corrupción real o percibida (consecuencia en ocasiones de la propia lucha contra la corrupción y las noticias que genera), refuerza la desafección institucional, el desapego político y el relativismo ético, lo que favorece el desarrollo de la corrupción. La consecuencia es el debilitamiento de la cultura cívica y su sustitución por una cultura cínica.
2. El círculo del resentimiento: El asalariado medio, el que tiene nómina, siente que está perfectamente controlado por Hacienda; sin embargo, considera que otras personas, menos controladas que él (profesionales liberales, autónomos, rentas más altas), defraudan; lo que le provoca un profundo malestar, que le lleva a relacionarse con los impuestos en términos exclusivamente de coerción; por lo que exigirá permanentemente recibir servicios que supongan un «retorno» equivalente a los impuestos que paga. El resultado en la conversión del ciudadano en cliente, lo que dificulta la fundamentación normativa de la fiscalidad, su consideración como deber de solidaridad, para quedar reducida a mera exacción o, en el mejor de los casos, a inversión privada a la espera de contraprestación en forma de servicios provistos públicamente pero consumidos individualmente.
3. El círculo de la impotencia política: Quienes creen que el poder político está condicionado por los intereses del poder económico se muestran menos satisfechos con la democracia, confían menos en la capacidad de la política para reducir las desigualdades económicas y evalúan más negativamente la calidad de los servicios públicos. El resultado es el crecimiento de la desafección política y, como consecuencia, un mayor debilitamiento de la política democrática.
Es el caso de lo que está ocurriendo en Grecia, a la que le aplicarán unas medidas no decididas por la ciudadanía griega y que constituye el triunfo de lo que algunos autores han llamado las instituciones contramayoritarias. Según Ignacio Sánchez Cuenca son todas aquellas “que toman decisiones de calado político sin estar sometidas al control electoral; entran aquí los bancos centrales independientes, los tribunales constitucionales, las agencias reguladoras, la Comisión Europea, organizaciones supranacionales como el Fondo Monetario Internacional y otras similares”(38).
4. El círculo de la exclusión: La exclusión social y el abstencionismo electoral se solapan, generando una radical exclusión política de las personas y los colectivos más vulnerables y más necesitados de la existencia de un estado de bienestar consolidado. El resultado es el desempoderamiento de las personas y los colectivos que objetivamente más partidarios deberían ser de un estado de bienestar universalista.
5. El círculo de la precarización laboral: La dualidad del mercado de trabajo en España hace que el estado de bienestar sea poco redistributivo, ya que un mercado de trabajo excesivamente dualizado que hace que el sistema de protección social beneficie más a los trabajadores estables (insiders) que a los desempleados o a los trabajadores precarios (outsiders). Como consecuencia, aunque los grupos sociales con menos recursos económicos son más partidarios de las políticas redistributivas (que favorezcan a los más pobres), no son tan partidarios de una expansión del estado del bienestar que implique un aumento de impuestos. El resultado es un reforzamiento de la ambivalencia ciudadana ante el estado de bienestar. salista.
6. El círculo del sentimiento de desamparo: Aunque, como hemos visto, son las clases bajas y la clase profesional de cualificación media las que más están perdiendo con la crisis, la recomposición del discurso ciudadano sobre el estado de bienestar (valoración de los servicios sociales, cultura fiscal) en España parece estar siendo impulsada por unas clases medias que se sienten maltratadas por el poder político y agraviadas frente a otros colectivos sociales que, en su opinión, reciben mucha más ayuda y protección del Estado. El resultado es la ruptura de la universalidad y la conversión del espacio de las políticas sociales en un campo de lucha entre grupos de interés.
Todo ello contribuye a la ruptura de la universalidad, a la fatiga de la solidaridad, y si de alguna manera la solidaridad se alimenta de las relaciones cara a cara, es cierto que cuando ésta se transfiere al Estado de Bienestar, que es una maquinaria neutra, burocrática e in-afectiva, tenemos un grave problema para la transferencia automática de solidaridad. En ausencia de relaciones cara a cara -cuando das pero no ves a quién beneficias-, se corroen los materiales solidarios y se nos plantea el problema consistente en saber desde dónde podemos retomar y retroalimentar las bases de la solidaridad, o desde dónde se puede remoralizar la sociedad. Esta pregunta es importante, porque el Estado de Bienestar, en calidad de instrumento burocrático, asignará adecuada y justamente los recursos, pero no genera cariño.
A modo de hipótesis, como hemos adelantado, es probable que en diez años, como consecuencia de la dinámica del relevo generacional de la población activa, se reduzca notablemente el paro, pero tras esta etapa de adaptación de poblaciones activas, volverá a surgir el problema y nos volveremos a plantear si las crisis son causa o excusa. Volveré a estar de acuerdo con Zubero(39) cuando, hablando de la campaña xenófoba de Javier Maroto, afirmaba que en la sociedad es como un teclado con todas las sintonías concurrentes y cada uno toca la tecla que desea, la de la cohesión o la de la exclusión.
Naomi Klein tras el Katrina afirmaba, en La Doctrina del Shock, “algunas personas [los pobres de solemnidad] almacenan latas y agua en caso de desastres o terremotos; los discípulos de Friedman almacenan un montón de ideas de libre mercado”. Milton Friedmann había profetizado que “solamente una crisis, ya sea real o percibida, produce un cambio real”(40).
Pues bien, para finalizar esta primera parte, en una situación de recuperación o de reconstrucción de la estructura moral, los jóvenes pueden tener una ciudadanía laboral demediada, pero no una incapacidad para ser y ejercer ciudadanos. Y como esta situación no afecta solo a un sector de la población, a los jóvenes, sino a toda la sociedad, estamos ante un problema social en el que los jóvenes junto con otros sectores deben afrontarlo. Estoy convencido de que es posible el fracking solidario y a él deben contribuir de forma colectiva y comunitaria, es decir, que hay bastante más solidaridad latente que la que termina emergiendo y que, más que ausencia de solidaridad, tenemos un problema de carencia de imaginario para aflorarla. Es cuestión de la tecla que se quiere pulsar y de la ciudadanía que se quiera recomponer.
2. ANEXO
Políticas dirigidas directa o indirectamente a la juventud
Cambiando absolutamente de tercio, y ante la pregunta de qué hace el Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco para incentivar el empleo Juvenil, que es la que nos convocaba a la mesa redonda, es preciso referirse a diferentes programas e iniciativas que o bien son generalistas y tienen efectos colaterales positivos en el empleo de la juventud o que bien son específicos y pensados desde su diseño original en las características, necesidades y demandas de la población joven. Parte de estos programas e iniciativas son de otros departamentos del Gobierno Vasco y otra del Departamento de Empleo y Políticas Sociales.
Nos detendremos y catalogaremos estos últimos con especial énfasis en los más novedosos, centrándonos en aquellos que tengan relación con (1) el apoyo al emprendimiento joven, (2) a la formación dual, y (3) a la primera experiencia laboral(41).
A) Con respecto a los programas que tienen que ver con el Apoyo al Emprendimiento Joven, señalamos las siguientes ayudas o programas:
Ayudas a jóvenes para el desarrollo de una idea empresarial en el marco de los Proyectos Locales de Emprendizaje
Estas ayudas están dirigidas a personas jóvenes potencialmente emprendedoras (mayores de 18 y menores de 25 años), para su dedicación en exclusiva a la generación, análisis y estructuración de una idea empresarial en el marco de los Proyectos Locales de Emprendizaje. Se facilita al mismo tiempo la adquisición de competencias y habilidades vinculadas con el emprendizaje a través de actuaciones de asesoramiento y apoyo. Las personas que participen en este programa se comprometen a dedicarse en exclusiva al análisis y desarrollo de su idea empresarial y a asistir a todas las actuaciones de asesoramiento y apoyo para la generación y desarrollo de la idea empresarial. La cuantía máxima de las ayudas es de 2.000 euros por proyecto y las actuaciones deben tener una duración mínima de 3 meses.
Ayudas a jóvenes dirigidas a la puesta en marcha de nuevas iniciativas empresariales en el marco de los Proyectos Locales de Emprendizaje
Estas ayudas están dirigidas a impulsar nuevos proyectos empresariales por parte de jóvenes emprendedores y emprendedoras (mayores de 18 y menores de 25 años), que cuenten con una idea definida de negocio en el marco de los Proyectos Locales de Emprendizaje, a través de acciones de tutorización y acompañamiento necesarias para la puesta en marcha de su proyecto de empresa o negocio. Las actuaciones deben tener una duración de tres meses.
Las personas que participen en este programa se comprometen a dedicarse en exclusiva a la puesta en marcha de la empresa, asistir a todas las actuaciones de asesoramiento y apoyo para la implantación de la empresa y, a darse de alta en el Impuesto de Actividades Económicas en el plazo máximo de tres meses desde la finalización del proceso de tutorización y acompañamiento para la puesta en marcha del negocio. La cuantía máxima de las ayudas a conceder es de 2.000 euros por proyecto.
Ayudas a jóvenes que habiendo iniciado una actividad empresarial requieren un apoyo para la consolidación del proyecto en el marco de los Proyectos Locales de Emprendizaje
Estas ayudas están dirigidas a impulsar la consolidación de nuevos proyectos empresariales llevados a cabo por parte de jóvenes emprendedores y emprendedoras (mayores de 18 y menores de 25 años), que han iniciado una actividad empresarial y que requieren un apoyo para la consolidación del proyecto.
El apoyo comprende la subvención de los gastos de asesoramiento y acompañamiento en la gestión diaria de la empresa, así como de los costes de cotización al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social durante 6 meses. La cuantía máxima de las ayudas es de 3.000 euros por proyecto.
Gaztempresa
La iniciativa Gaztempresa es una iniciativa de Laboral Kutxa que tiene por objeto fomentar el empleo y apoyar la creación de empresas, ofreciendo asesoramiento y acompañamiento personalizado en el análisis de viabilidad de los proyectos, en la elaboración de los planes de negocio y en la puesta en marcha de las nuevas iniciativas empresariales promovidas por personas jóvenes, incluyendo el apoyo en la búsqueda de financiación. Además, posibilita el acceso a una red social de emprendedores-on line, con el objetivo de compartir experiencias e intercambiar información. Para ello, Gaztempresa ofrece unas condiciones más favorables de financiación, con un tipo de interés del Euribor más el 1% para los primeros 60.000 euros y Euribor más el 1,50% para el resto de la inversión, con plazos de amortización que pueden alcanzar los 12 años y por un importe máximo de 150.000 euros.
Urratsbat
Urratsbat es un programa coordinado por TKNIKA para ayudar al alumnado de formación profesional en la creación de su propia empresa, convirtiendo de este modo los propios centros en viveros e incubadoras de empresas. El programa está dirigido al alumnado de segundo curso de los centros de formación profesional de grado medio y superior, a ex-alumnos y ex-alumnas de los centros y a cualquier persona que tenga relación con los mismos a través de cursos de formación no reglada o formación no presencial. Cada centro dispone de una persona que realiza labores de sensibilización, dinamización y asesoramiento de proyectos empresariales, acompañando al promotor en todo el proceso de creación la empresa.
Cursos de formación y difusión de Economía Social para jóvenes
Esta iniciativa tiene como objetivo facilitar la formación en economía social a través del apoyo a actividades formativas y de difusión llevadas a cabo por diversos agentes educativos del ámbito universitario y societario (vinculados al ámbito de la universidad, de las cooperativas y sociedades laborales y de los centros de formación).
Este apoyo comprende:
- Actividades formativas destinadas a la formación específica y diferenciada en economía social para iniciar, perfeccionar o cualificar el conocimiento sobre el cooperativismo o las sociedades laborales, en el ámbito universitario y/o societario; acciones de diseño y puesta en marcha de una empresa de economía social como parte de la formación universitaria, tutelada por la misma; y acciones interuniversitarias de desarrollo normativo de sociedades de economía social.
- Actividades de difusión a través de la edición de publicaciones periódicas sobre cooperativas y sociedades laborares y de la celebración de jornadas periódicas. Las ayudas tienen una cuantía del 85% del coste neto de la actividad.
Junior Cooperativas
Este programa da forma jurídica a la creación de cooperativas en el ámbito educativo, desarrollando y canalizando el espíritu emprendedor de los jóvenes que compaginan sus actividades formativas con el desarrollo de trabajos reales. Una Junior Cooperativa se define como “aquella sociedad cooperativa cuyo objeto social consiste en la implementación práctica de sus habilidades y de los conocimientos que los socios y socias usuarios van adquiriendo, en calidad de alumnas y alumnos, en las actividades docentes llevadas a cabo por los centros de enseñanza en los que se encuentran matriculados, a través de la puesta en marcha en el mercado de las diferentes ofertas y proyectos que se van generando por los alumnos y alumnas”.
Las nuevas cooperativas se constituyen por equipos de estudiantes al inicio de sus estudios como asociaciones, para convertirse luego, con la ayuda del programa, en cooperativas de Trabajo Asociado Junior. Estas cooperativas están orientadas hacia servicios de consultoría, asesoramiento y coaching, innovación social y educativa, marketing experiencial, emprendizaje social, diseño y organización de eventos, tecnología y creación de apps y servicios de producción musical
La constitución de una Junior Cooperativa recibe una subvención de 2.100 euros por cada persona socia trabajadora incorporada («ayuda para emprender»), con el límite del capital suscrito por dicha persona. En el caso de la incorporación de una persona socia trabajadora que proceda de una situación de desempleo, el importe se amplía a 2.500 euros por cada socio trabajador incorporado («ayuda para incorporación»).
Acciones innovadoras por el emprendizaje juvenil
A través de esta iniciativa se experimentarán nuevas metodologías para fomentar y apoyar la iniciativa emprendedora de la juventud vasca. Uno de los ámbitos de trabajo a desarrollar será la creación de redes de apoyo a la creación y consolidación de este tipo de iniciativas que puedan ayudar a cubrir algunas de las debilidades tradicionales del emprendimiento juvenil, como son la falta de experiencia en gestión y las dificultades de acceso a la financiación necesaria.
Se entiende que este objetivo se ha cubierto, en gran parte, a través de las iniciativas de apoyo a las personas emprendedoras (desarrollo de una idea empresarial, puesta en marcha y consolidación de nuevas actividades empresariales), y de las iniciativas de apoyo al emprendimiento local comprendidas dentro de las Acciones Locales de Promoción del Empleo (creación y consolidación de nuevas iniciativas empresariales).
B) Refiriéndonos a los que tienen relación con la formación dual, señalamos Programa Hezibi
El programa HEZIBI de Formación y Trabajo desarrolla un modelo de formación profesional en alternancia, dirigido a estudiantes de formación profesional y a personas jóvenes desempleadas de entre 16 y 30, años para mejorar sus competencias profesionales mediante la obtención de un certificado de profesionalidad o titulo de formación profesional inicial en régimen de alternancia con la actividad laboral retribuida en la empresa. De este modo se contribuye a ajustar las necesidades de las empresas con las competencias adquiridas por los trabajadores y trabajadoras.
Las empresas que celebren contratos de formación y aprendizaje en el marco de este programa reciben una ayuda de 2.000 euros por año de contrato. En el caso de que la duración sea superior o inferior a un año, la ayuda se incrementa o minora de manera proporcional. Los y las estudiantes-trabajadores o trabajadoras reciben un sueldo equivalente a su jornada laboral, en función del convenio del sector para trabajadores en prácticas, pero nunca inferior al salario mínimo interprofesional.
Formación práctica en centros de trabajo
La formación práctica en centros de trabajo tiene como objetivo promover la formación de las y los alumnos de los ciclos de formación profesional a través de su participación activa en contextos productivos reales que les permitan poner en práctica los conocimientos, actitudes y habilidades que han adquirido, contribuyendo al mismo tiempo a lograr un mayor ajuste entre la Formación Profesional y las necesidades reales de los procesos de producción.
Este programa se desarrolla en todos los ciclos formativos de Formación Profesional, con una duración de 3 meses de formación práctica en centros de trabajo que se realiza en horario y periodo escolar entre los meses de septiembre y junio, con una jornada semanal de entre 25 y 35 horas en las cuales el alumno o alumna acude a una empresa para desempeñar las actividades productivas propias del título profesional que quiere conseguir.
C) Y finalmente, entre aquellos programas que priman la primera experiencia laboral, a continuación reseñamos,
Lehen Aukera
El Programa Lehen Aukera surge en 2013 como una vía de acercamiento al primer empleo dirigida a jóvenes titulados de formación profesional y universitarios, con el fin de proporcionales una mayor capacitación profesional y facilitar el tránsito del ámbito educativo a la vida laboral activa.
Inicialmente, el programa consistió en la realización de un módulo formativo de tres meses de duración o equivalente que se materializaba en un periodo de formación práctica en empresas en actividades relacionadas con su perfil académico. Durante 2013 se firmó un acuerdo de colaboración con Confebask y las asociaciones de centros de Formación Profesional IKASLAN y HETEL, a través del cual se puso en marcha una primera experiencia piloto, de la cual se beneficiaron 585 alumnos y alumnas de Formación Profesional y 600 del ámbito universitario, y a la cual se destinaron 960.000 euros.
Durante 2014 el programa se ha reenfocado, por solicitud de los agentes sociales, hacia una ayuda a la contratación laboral de las y los jóvenes.
De este modo, la convocatoria lanzada durante el 2014 ha estado dirigida a apoyar la contratación en prácticas de personas jóvenes en situación de desempleo, inscritas en el Sistema Nacional de Garantía Juvenil y sin previa o escasa experiencia laboral en empleos relacionados con su titulación, por empresas vascas, como medida para favorecer la mejora de su empleabilidad, a través de la adquisición de experiencia profesional, y de consolidar su inserción laboral.
Los contratos apoyados deben tener al menos 6 meses de duración, referirse a puestos de trabajo adecuados al nivel de estudios o de formación cursados por la persona contratada, y suponer una creación neta de empleo sobre la plantilla media de la empresa.
El importe subvencionado por cada contrato se determina en función del salario bruto de cada contrato, del siguiente modo:
Intervalo 1:
Salario Bruto Mensual entre 872 y 1.050 euros; Subvención de 2.450 euros.
Intervalo 2:
Salario Bruto Mensual entre 1.051 y 1.290 euros; Subvención de 2.950 euros.
Intervalo 3:
Salario Bruto Mensual superior a 1.290 euros; Subvención de 3.620 euros.
Las cuantías de subvención mencionadas se refieren a contratos a jornada completa. En el supuesto de contratos a tiempo parcial, se ajustan los importes en proporción a la jornada. Estas cuantías se incrementan en un 10% en el supuesto de contratos de, al menos, 12 meses de duración.
Contratación de jóvenes titulados en centros de empresas vascas
en el exterior
Este programa pretende favorecer la inserción laboral de personas jóvenes menores de 34 años en situación de desempleo y sin previa o escasa experiencia laboral, en empleos relacionados con su titulación, mediante su contratación en prácticas por empresas vascas que cuenten con centros de trabajo en el exterior, incluyendo la contratación un periodo de aprendizaje en dichos centros de trabajo.
El objetivo es favorecer la adquisición de experiencia profesional y cualificación adaptada a las necesidades de las empresas y apoyar al tejido empresarial de la CAPV que está realizando un importante esfuerzo de internacionalización.
Se subvencionan los contratos de prácticas celebrados a jornada completa de duración mínima de 12 meses para jóvenes que tengan titulación universitaria, de formación profesional o equivalente, y que garanticen una estancia mínima de 7-9 meses en un centro de trabajo en el exterior vinculado a la empresa. La cuantía máxima de la subvención por costes salariales y de la Seguridad Social está condicionada por el país de destino y el nivel de formación, con un mínimo de 15.834 euros y un máximo de 25.200. A esto se añade un complemento de 350 euros mensuales por persona en concepto de dietas de alojamiento y manutención durante los meses de estancia efectiva en el extranjero.
Ayudas a contratos de relevo
Esta iniciativa tiene como objetivo fomentar el empleo de los jóvenes menores de 30 años que se encuentren inscritos en Lanbide y de aquellos jóvenes que estén trabajando en una empresa con un contrato de duración determinada. Para ello se subvencionan los contratos de relevo que realicen las empresas con este colectivo de jóvenes, con la condición de que los contratos se celebren a jornada completa y por tiempo indefinido, o bien, en caso de ser de duración determinada, que en los mismos se contemple el compromiso inicial, de que, a su finalización o en un momento anterior, se conviertan en contratos indefinidos.
Convenios de orientación profesional con Universidades y la Fundación Novia Salcedo
Lanbide establece convenios de colaboración con la Universidad de Deusto, la Universidad del País Vasco, la Universidad de Mondragón y la Fundación Novia Salcedo para facilitar la inserción laboral de jóvenes que estén cursando estudios universitarios en último curso o con estudios universitarios recientes.
Los acuerdos con las Universidades se materializan en servicios de información y orientación laboral ubicados en los campus para jóvenes matriculados en las citadas universidades que estén en el último año previo a la obtención del título. El acuerdo con la Fundación Novia Salcedo tiene como objetivo llevar a cabo experiencias innovadoras dirigidas a las inserción laboral de jóvenes recién titulados mediante la realización de prácticas formativas y con beca en empresas, acciones de formación en áreas emergentes y competencias transversales, y movilidad internacional.
Orientación específica y acompañamiento al empleo para jóvenes
Lanbide presta un servicio de orientación y acompañamiento al empleo específico para personas jóvenes consistente en el desarrollo de acciones y medidas de información, acompañamiento, motivación y asesoramiento que, teniendo en cuenta las circunstancias profesionales de la persona, le permitan determinar sus capacidades e intereses y gestionar su trayectoria individual de aprendizaje, la búsqueda de empleo o la puesta en práctica de iniciativas empresariales.
Este programa ofrece ayudas a las entidades que decidan colaborar en la prestación de servicios de orientación para el empleo y el autoempleo derivados de los itinerarios personalizados que se establezcan.
3. Conclusión inconclusa
A modo de conclusión, terminaré con un apunte que se refiere a los dos planos de realidad que se presentan en este documento. Uno primero, más a modo de prospectiva, recoge y se hace eco de las actuales dinámicas sociales, políticas, ideológicas y económicas dominantes, que abocan a un fin de la sociedad laboral, con ganadores y perdedores, y en la que los jóvenes van a disponer de una integración laboral dificultosa y del que se habla en el primer apartado del texto. Uno segundo, en el que se catalogan los diferentes programas que ha puesto en marcha el Departamento de Empleo y Políticas Sociales y parte de los cuales promueven aunque parcialmente algunos de los aspectos criticados en la primera parte, como el del emprendizaje.
No todo emprendizaje es necesariamente culpabilizador, pero es evidente que ideológicamente comienza a cumplir esa función estructural de forma creciente, ni todo programa dirigido a sustentarlo es necesariamente inútil. Por todo ello, como Gobierno, el Vasco, y como Departamento, el de Empleo y Políticas Sociales, desarrolla inexcusablemente programas de empleo, dirigidos a todos los sectores y con base en las diferentes iniciativas o potencialidades que desea promover, porque no puede eludir su función de activación laboral.
Ahora bien, hay aquí una contraposición entre una lógica más científica, orientada a visualizar cuáles serán las tendencias laborales y de integración social futuras, y una lógica basada en la ética de la responsabilidad que obliga a poner en marcha programas, parte de los cuales pueden entrar o no en contradicción con las tendencias más de fondo. Ni la perspectiva científica debe desentenderse de la responsabilidad de sus descubrimientos, ni la perspectiva política de los conocimientos contrastados que aporta la ciencia. Un sano equilibrio entre ambas formas de acercarse al mundo y ser consciente de que siempre se actúa dentro de un marco limitado de alternativas, nos permite entender los dilemas a los que se enfrenta tanto el quehacer teórico como el político y que se plasman en este escrito.
La realidad de la juventud vasca (Itxaso Andueza Fernández - Euskadiko Gazteriaren Kontseilua /Consejo de la Juventud de Euskadi)
NOTA PREVIA:
Es importante apuntar que a lo largo de esta intervención se hará una lectura de algunos rasgos generales de la realidad de la juventud vasca y que teniendo en cuenta la diversidad de estas personas, lamentablemente, quedarán fuera algunos colectivos jóvenes con condiciones y realidades significativamente diferentes. Entendemos que sobre la realidad específica de algunos de estos colectivos con mayor riesgo de exclusión hablará otro miembro de esta mesa de debate, por lo que no nos centraremos en ellos.
LA REALIDAD DE LA JUVENTUD VASCA
Al hablar de dificultades ligadas a la construcción de proyectos de vida autónomos, es decir, a procesos de emancipación, es obligatorio hablar de empleo, porque en la realidad en la que vivimos actualmente el empleo es la puerta para la mayoría de los derechos socioeconómicos relacionados con este proyecto de vida: la vivienda, la comida, las facturas… todas hay que pagarlas, y para eso nos hace falta un empleo.
Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de empleo joven? ¿es lo mismo empleo joven y empleo a secas? Habitualmente, cuando pensamos en empleo joven pensamos en los primeros trabajos que hemos tenido la mayoría: trabajillos de verano o fin de semana, prácticas en empresas con algo de suerte remuneradas, alguna beca para trabajar en la universidad… ¿por qué nunca pensamos en un trabajo con contrato, dignamente remunerado y con todos los derechos que se le reconocen a otras personas trabajadoras?
Por lo que al Consejo de la Juventud de Euskadi se refiere, un empleo joven debería ser un puesto de trabajo digno y con derechos que es cubierto por una persona menor de 30 años. Sin embargo, recurrentemente, no es esto lo que fomentan las políticas públicas ni lo que practican las empresas y otras entidades contratantes. A causa de esto, además del desempleo, otra de las grandes dificultades para que las personas jóvenes construyan sus proyectos de vida autónomos es la PRECARIEDAD.
Y, ¿qué es la precariedad? ¿Por qué es tan mala? De alguna manera podríamos definir la precariedad como una situación laboral que no nos permite desarrollar un proyecto de vida autónomo, ya sea porque no nos ofrece los recursos económicos suficientes, no nos deja tiempo para vivir, es demasiado inestable para planificar a corto y medio plazo o no nos reconoce nuestros derechos laborales convirtiéndonos en una “ciudadanía de segunda”. Y es que la precariedad no es una condición única, sino que tiene muchas caras y en la mayoría de los casos las diferentes situaciones se solapan unas con otras y definen diferentes formas de “trabajar en precario” (se pueden consultar un importante número de éstas en el proyecto www.prekarioka.org).
Algunas condiciones de esta precariedad son ilegales y están penadas por la ley. Por ejemplo, trabar sin contrato o tener contratos en los que figuran muchas menos horas de trabajo que las reales. Lamentablemente, esta es una realidad bastante extendida en algunos sectores en los que la juventud encuentra nichos habituales de empleo y esto repercute directamente en sus malas condiciones laborales y una merma de derechos a medio plazo por falta de cotización. Asimismo, otro ejemplo es el de las y los falsos autónomos, que trabajando para una empresa en lugar de ser contratados por cuenta ajena son obligados a hacerse cargo de sus propias cotizaciones y renunciar a los derechos laborales de quienes cuentan con contrato.
Sin embargo, otras condiciones precarias son legales y están avaladas y fomentadas por las diferentes administraciones con dinero público.
UNA PRECARIEDAD LEGAL
En el caso de la juventud, se aceptan legalmente condiciones laborales que jamás se aceptarían para otros colectivos sociales. En cierta manera, en el ámbito laboral la juventud es un campo de pruebas y esto repercute directamente en la calidad del empleo joven y en la calidad de vida de la juventud.
Entre otras tipologías laborales aplicables a cualquier tramo de edad, para las personas jóvenes hay algunas fórmulas específicas como, por ejemplo, los contratos en prácticas, los contratos en formación, las becas o las prácticas no laborales que, en todos los casos, repercuten en los derechos socioeconómicos a corto plazo (menores remuneraciones), a medio plazo (relaciones laborales excepcionales y derechos laborales con regulación propia) y a largo plazo (menores cotizaciones). Lamentablemente, este tipo de relaciones de trabajo son el fundamento de muchas políticas de fomento del empleo joven desarrolladas por las administraciones y, en consecuencia, el empleo joven que se fomenta no es un empleo en igualdad de condiciones.
A continuación, se describen algunas de las condiciones específicas de estas fórmulas:
PRÁCTICAS NO LABORALES: Esto sólo se les puede aplicar a personas entre 18 y 25 años(42).http://www.boe.es/boe/dias/2011/11/18/pdfs/BOE-A-2011-18062.pdf
1. No existe contrato y estas prácticas no supondrán, en ningún caso, la existencia de relación laboral entre la empresa y la persona joven. Es decir, se firma un acuerdo entre la empresa con una entidad formativa o un servicio público de empleo y otro entre ésta y la persona joven. En ningún caso será un contrato y no ubicará a la persona bajo la protección del Estatuto de los Trabajadores, ni de los convenios colectivos, por lo que, entre otras cosas, no tendrá regulados los descansos, las jornadas, las bajas, las vacaciones, los horarios, etc. según la legislación laboral, sino según un convenio educativo.
2. Si te he visto no me acuerdo: Las prácticas durarán entre tres y nueve meses. Una vez se acabe el plazo, la empresa no tendrá ninguna obligación con la persona joven, ni indemnización por despido, ni antigüedad, ni periodo de prueba superado… si te he visto, no me acuerdo. Y si quieren seguir contando con esta persona, podrán empezar desde cero con un contrato de prácticas o formación (vamos, otros contratos especiales para jóvenes llenos de sorpresas).
3. Seguridad social, más o menos: afortunadamente, desde 2011 cualquier beca o práctica por la que te paguen debe cotizar: para la pensión, a contingencias comunes, a accidentes laborales… pero en ningún caso para el paro, ¡para eso no cotizan estas prácticas!
4. Sueldo: cobrarás, estate contenta/o. Como mínimo, el 80% del IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) vigente en cada momento. ¿Qué es eso? Unos 426 euros mensuales por la jornada completa (en base al IPREM de 2014). Sí, está por debajo del SMI (Salario Mínimo Interprofesional), que son 645,30€ mensuales, pero es que no existe contrato laboral.
BECAS: Las becas no son empleos. Las becas son subvenciones para realizar estudios. En los últimos años se han reducido las cuantías destinadas a este objetivo y cada vez hay más becas con el siguiente objetivo: adquisición de competencias profesionales en el ámbito laboral, es decir, para trabajar.
En todo caso, una beca siempre tiene que ser formativa y para ello tiene que contar con un plan de trabajo y una tutorización por alguien de la empresa en el proceso de aprendizaje. El horario únicamente puede ser el ordinario, sin horas extras, ni turnos nocturnos o en festivo y, en ningún caso, debe cubrir un puesto de trabajo.
Aun así, hay otros aspectos que deben tenerse en cuenta en relación a las becas:
1. No existe contrato, así que tampoco esta vez el trabajo se regirá por convenio, ni por el estatuto de los trabajadores, ni tendrá regulados los descansos, las bajas o las vacaciones…
2. Pago y cotización: no existe un marco que regule la remuneración de las becas, por lo que ésta puede ser cualquiera, no se tiene derecho a paro y se aplican masivamente a jóvenes, incluso, para trabajar en la Administración. Y, también en esta ocasión, con la beca no te echan, se te acaba y como no tienes contrato, no recibes ni pagas extras, ni finiquito, ni pluses.
3. Un ahorro para las empresas: es mucho más barato tener un becario que una/un trabajadora/or. Apenas se cotiza por estas personas 35€ al mes, no existen derechos laborales regulares, no tienen derecho a representación sindical y, al ser puestos poco estables, es más difícil que se organicen y reclamen sus derechos.
CONTRATO EN PRÁCTICAS: únicamente son aplicables a menores de 30 años (y a mayores si hace menos de 5 años que se han sacado la titulación académica).
http://www.empleo.gob.es/es/informacion/contratos/contenidos/practicas.html
1. Sí es un contrato: a diferencia de las prácticas no laborales o las becas, con esta modalidad sí se cuenta con un contrato laboral y se cotiza a todos los efectos, incluso para el paro, pero como se cobra menos, también queda un paro menor.
2. Menos sueldo por el mismo trabajo: los contratos en prácticas tienen una remuneración mínima de un 60% del sueldo del puesto en el que se trabaja durante el primer año, y un 75% en el segundo año. Es decir, te penalizan en el sueldo por ser nueva/o, aunque los convenios colectivos ya tengan otro mecanismo propio para eso: los pluses por antigüedad.
3. La duración mínima es de 6 meses y máxima de 2 años, por cada titulación profesional que se obtenga.
4. ¿Por qué no hacen un contrato normal? Porque este es bastante más barato: las empresas reciben bonificaciones a la cotización de la seguridad social que pueden llegar hasta el 100%, tienen ayudas para sufragar parte del sueldo, etc.
A esto, hay que sumarle un concepto que cada vez está cobrando más fuerza: el emprendimiento. Cuántas veces no nos habrán dicho que “si no hay empleo, cada cual tendrá que crear el suyo”. Pero, ¿es el emprendimiento una excusa para precarizarnos más? No conocemos estudios que digan a cuánto cobra una persona emprendedora de media la hora de trabajo, pero es probable que entre la juventud no salga a mucho. A fin de cuentas, cuando somos nuestros propios jefes nos auto-aplicamos condiciones laborales que nos parecería muy mal que nos las aplicaran otras personas. A esta situación se le ha venido a llamar “autoexplotación” en algunos contextos, especialmente entre las personas más jóvenes que comienzan con su actividad profesional. ¿Cuántas horas trabajan a la semana? ¿cuántos días? ¿llegan a fin de mes?
UNA PRECARIEDAD CONTRA LA QUE SE PUEDE PELEAR
Se han dado algunos casos en los que algunas prácticas de precarización se han podido revertir gracias a largos procesos de interpelación política y de movilización de colectivos jóvenes. Ejemplo de ello ha sido la evolución del programa Lehen Aukera de Gobierno Vasco, que comenzó siendo una oferta de prácticas no laborales para jóvenes tituladas/os para trabajar en empresas a 500 euros la jornada completa y gratis para las empresas. Gracias a un proceso de movilización de colectivos jóvenes actualmente es un programa en que se ayuda económicamente a las empresas que contraten a personas jóvenes ya sea en los parámetros de los convenios colectivos y normativas aplicables en los contratos indefinidos o con unos sueldos mínimos por encima del SMI en el caso de las prácticas laborales.
Sin embargo, estos cambios de actitud de las administraciones son ejemplos residuales: existen muchos más programas que siguen haciendo uso de becas y prácticas no laborales para jóvenes.
UNA PRECARIEDAD QUE NI SE ATAJA NI SE ESTUDIA
Durante los últimos años han proliferado los planes de empleo joven. En ninguno de los que hemos analizado hemos encontrado ninguna medida para luchar contra esta precariedad. Aparentemente, el objetivo es atajar el desempleo, al precio que sea, con la precariedad que sea. Lamentablemente, esto no contribuye a un ambiente favorable a la construcción de nuestros proyectos de vida autónoma.
Por ejemplo, escasamente se ponen límites al uso masivo de las fórmulas excepcionales de contratación de personas jóvenes.
Tampoco en el ámbito de la emigración laboral juvenil se desarrollan estudios para conocer la situación real de estas personas, ni se proponen medidas para ofrecer oportunidades de retorno.
Igualmente, la situación específica de las mujeres jóvenes no se trabaja, a pesar de que la situación ha variado desde que las mujeres cuentan con tasas mayores de formación que los hombres y, desde la crisis económica, también con mayores tasas de actividad y ocupación, sin embargo, la brecha salarial continúa siendo muy pronunciada en estos tramos de edad y las tasas de sobrecualificación y subempleo son mayores en las mujeres.
REPERCUSIONES DE LA PRECARIEDAD:
Las consecuencias del desempleo son trágicas también para las personas jóvenes. Sin embargo, a efectos de desarrollar un proyecto propio de vida y poder emanciparse, la precariedad también conlleva grandes problemas.
La precariedad te deja fuera de ofertas públicas de calidad: en los últimos años ha habido un pequeño pero importante cambio en las políticas de empleo joven, han pasado de tener el objetivo de ‘fomentar el empleo joven’ a ‘reducir el desempleo joven’. A priori, esto no tiene por qué suponer un problema, pero en realidad las condiciones de acceso a los programas han cambiado y han dejado a todas esas personas jóvenes que se encuentran en situación de precariedad fuera de los programas públicos porque se ha comenzado a establecer “la situación de desempleo” como requisito.
De esta manera, por ejemplo, una joven, titulada superior, que esté trabajando a un tercio de jornada en una tienda de comida rápida no podría acceder a un puesto ofertado por Lanbide dentro del programa Lehen Aukera antes mencionado, aunque éste se adapte a su titulación y además le ofrezca unas condiciones más favorables. Lo mismo pasa con las cláusulas sociales de contratación, determinadas becas para marchar al extranjero, etc.
En definitiva, la precariedad nos aleja de oportunidades fomentadas desde el ámbito público y que se adaptan mejor a nuestros intereses y nuestras necesidades. Y además, es contraproducente, puesto que se está penalizando que la gente acepte trabajos para sobrevivir, a pesar de que no sirvan ni para ello.
La precariedad no te permite emanciparte: el alquiler medio de las viviendas privadas es de 700 euros, mientras que el sueldo medio de una persona joven es menos de 1000, el 66% de los jóvenes parados no tienen ningún ingreso, el 22% de las personas jóvenes que tienen trabajo no llega a fin de mes y el 95% de los nuevos contratos son temporales.
En este contexto, sólo nos queda la vivienda pública. Sin embargo, el 90% del parque de vivienda es en propiedad. Teniendo en cuenta los ahorros que tenemos, hay que pedir ayuda. Pero el banco no ayuda a una persona con contrato en prácticas, ni con una beca, ni con una promesa de si te esfuerzas mucho te contrataré, ni sin contrato, ni con un tercio de jornada... Puede que sólo nos quede el alquiler público.
Únicamente un 4% del parque total de vivienda es, siendo optimistas, vivienda pública en alquiler y hay muchas personas en espera. Para poder apuntarte a las listas tienes que haber trabajado el año anterior, no importa que te hayan hecho un contrato este año y puedas permitirte emanciparte. Además, tienes que haber declarado como mínimo 3.000 euros de ingresos anuales.
La precariedad dificulta tu participación social: la inestabilidad, la falta de recursos y la falta de tiempo, son condiciones clave en este ámbito.
CONCLUSIÓN
A este respecto, es importante subrayar que no se contrastan las políticas públicas con la población que va a ser beneficiaria, en general, pero especialmente con la gente joven. Por el contrario, los programas se diseñan en los despachos a los que no tenemos acceso y luego hay que corregir los errores. Así, TAMBIÉN EN EMPLEO Y VIVIENDA ES VITAL FOMENTAR LA PARTICIPACIÓN DE LAS PERSONAS JÓVENES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE JUVENTUD DESDE SU DISEÑO.
BIBLIOGRAFÍA
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SOS gazte atzerriratuak. Gazteen lan emigrazioa [en línea]. [Bilbao: Euskadiko Gazteriaren Kontseilua = Consejo Vasco de la Juventud, 2015] [ref. de 2 de septiembre de 2015]. Disponible en: http://www.egk.org/publicaciones/publicacion_eus_101.pdf
Las dificultades de nuestros jóvenes en función de sus circunstancias (Teresa Gastón Gayoso - ADSIS fundazioa / Fundación ADSIS)
Para situar desde donde parte lo que yo conozco de la realidad de los jóvenes es necesario que sitúe cual es mi lugar y ámbito de trabajo.
Pertenezco y trabajo, hace ya algunos años a Fundación Adsis, una ONG formada por más de 700 personas voluntarias y alrededor 250 personas contratadas que desde 1996 trabajamos para la promoción integral de personas y grupos empobrecidos, principalmente jóvenes, estamos presentes en 12 provincias del Estado español (con un total de 23 centros) y colabora con otras organizaciones en seis países de América Latina a través de proyectos de cooperación al desarrollo.
Concretamente yo desarrollo mis funciones en un centro educativo, hasta hoy denominado Cip Gasteiz, que está en un polígono industrial de Vitoria-Gasteiz, en un pabellón en que desarrollamos formación eminentemente profesional.
Este centro, con sus más y sus menos (sus avatares darían para una charla disentida y desde mi sentir muy crítica), ya cumplió 25 años de trayectoria hacia un par de años, hemos pasado de ser la Garantía social, a la Iniciación Profesional, los PCPI, la Formación Profesional Transitoria y parece ser que la LOMCE, nos va a transformar el curso que viene en la Formación Profesional Básica.
En este centro siempre hemos trabajado con hombres y mujeres jóvenes, cada vez más jóvenes, si bien en un principio tenían una media de 18-19 años, ahora la media rondará los 16 cuando inician el proceso con nosotros. Una crítica que me gustaría hacer aquí es que es importante dejar tiempo al tiempo y que los jóvenes puedan hacer procesos completos, darles tiempo de fracasar y también de intentar superar el fracaso, me refiero a no estigmatizarlos demasiado pronto, sacándolos de los centros, que lleguen más maduros.
Son jóvenes provenientes de ese lugar tan feo y tan amplio como es el fracaso escolar, aquellos que no han superado la ESO, y por tanto no tienen acceso a continuaren los institutos, son los jóvenes que molestan, que interrumpen, que sobran...
Cuando llegan a nosotros llevan muchos años sobrando…
Lo que hacemos o debemos hacer con ellos, algo que las diferentes normativas nos ha ido cambiado a lo largo del tiempo se resume en dos partes, intentar reconducirlos al mundo educativo, formándolos en lo académico y/o introducirlos en el mundo laboral, a través de la formación en un oficio, cada vez la parte académica tiene más peso.
Siendo una de nuestras características más características la promoción integral de la persona, la apuesta por la globalidad, atender a cada uno de nuestros chicas y chicas más allá de lo académico y dedicarnos a todo lo que le rodea, que sin lugar a dudas afecta a las posibilidades de éxito en inserción social y o laboral.
En este momento, desde hace ya 10 años, mi labor se desarrolla en la parte final del proceso en la orientación, yo me ocupo de las relaciones del Cip Gasteiz con el mundo de la empresa, busco y gestiono prácticas para los y las jóvenes del centro, haciendo un seguimiento cercano del proceso para intentar que llegue a buen puerto el mismo.
Además de esto, me ocupo de otras relaciones con el exterior de nuestros jóvenes problemas económicos, judiciales, sanitarios, de vivienda, acompañando al joven en este tránsito a la vida adulta.
Hasta aquí, explicado brevemente lo que hacemos en nuestro centro, y desde donde yo conozco las dificultades de los jóvenes que acompaño.
Esta última parte de la mañana se titula la realidad vasca, somos conscientes en Cip Gasteiz, que controlamos solo una parte de realidad, la de nuestros jóvenes destinatarios, es una realidad puede ser que minoritaria, pero poco visibilizada y poco valorada, rompo aquí una lanza a favor de estos jóvenes y les hago visibles, cuantitativamente son pocos y no se les cuida lo suficiente.
Se me ocurre desgranaros las dificultades de nuestros jóvenes en función de distintos perfiles evidentemente no son perfiles puros, se mezclan, pero lo hago así para facilitarme la exposición.
Menas (menores extranjeros no acompañados)
Cierto es que últimamente este perfil no se nos acerca tanto, quizás porque haya menos, quizás porque la nueva norma educativa, la LOMCE y su aplicación en Euskadi, impide que personas extranjeras que no hayan cursado el año anterior la ESO, es decir, un recién llegado, pueda acceder a los programas como los nuestros, estos jóvenes, que queramos o no nos guste o no, aquí están, son, desde nuestra experiencia, en general jóvenes con gran capacidad de aprendizaje y esfuerzo, y si bien hace 5 o 6 años, en los albores de esta crisis, son los que se quedaban en las empresas después de las prácticas, porque mostraban un esfuerzo que no hacían nuestros nacionales, ahora no es así pues para las empresas, a pesar de que nosotros nos ofrecemos a acompañar todo el trámite documental, se hace difícil esperar los tiempos que exige la tramitación de los permisos, los requisitos sobre la duración mínima de los contratos de trabajo para tramitar PRT.
Las renovaciones de los permisos, ligadas a los ingresos y los tiempos de cotización, no es difícil pasar de la regularidad a la irregularidad, con lo que cambia la situación de una persona en cuanto a derechos y oportunidades…
También observamos la dificultad del idioma, antes no era tan necesario un castellano perfecto, pero ahora es una herramienta imprescindible para iniciarse en el mundo laboral, cada vez hay menos recursos para estudiar castellano y cuesta tanto transmitírselo a los jóvenes la importancia del castellano para ser un ciudadano de ciudadano de hecho y de pleno derecho. Infantiliza tanto necesitar siempre de ayuda para cualquier trámite.
Racismo, o desconocimiento, el rumor esto no es algo que no exista en la sociedad vasca, y más concretamente en la alavesa, no es la primera vez que me sucede que cuando ofrezco a nuestros jóvenes en prácticas me dicen que no quieren personas de un concreto origen, no os sorprenderá que sea el marroquí si habéis seguido lago las noticias y la prensa vitoriana, e incluso escuchar frases como esta cuando acudo a presentar al joven.
Extranjeros de 2º generaciones
Estos jóvenes ya están hace tiempo en nuestras ciudades, son sus padres los inmigrantes, ellos directamente han nacido aquí o han sido reagrupados, a mi siempre se me plantea la duda de cuantos años han de pasar para que a uno lo consideren de aquí.
¿Cuándo serán de verdad ciudadanas y ciudadanos? …desde luego que te miren distinto, que te juzguen, que no te dejan estar, dificulta tu proceso personal, madurativo y por supuesto tu emancipación… ¿Cuándo se gana la pertenencia a un lugar?
En estos jóvenes veo a veces una dificultad de encontrar sus raíces, ¿de dónde soy de aquí o de allí? ¿Cuáles son las bases que constituyen mi persona? ¿Lo que aprendo en la calle, en la escuela?, ¿son esos los valores? ¿o son los de mi casa?
Capítulo aparte dentro del mundo de la inmigración es el de los reagrupados, un colectivo importante de nuestros destinatarios son hijos de personas que realizaron su proceso migratorio como avanzadilla, fundamentalmente madres sudamericanas, que vinieron solas, con unos esfuerzos tremendos consiguen una situación que permite traerse a unos hijos que han sido criados por sus familias normalmente por las abuelas…Estos hijos no siempre encuentran agradable estar aquí, no siempre quieren venir, sus madres no son las que ellos recuerdan y no están acostumbrados a que los límites los pongan ellas…cuando vienen ya crecidos las dificultades son mayores.
Mujeres
Será por mi condición de mujer, pero siempre me duelen más las mujeres, ser mujer y pobre hace que una sea doblemente pobre, la feminización de la pobreza…
Si bien es cierto, y parece que así lo dejan ver las cifras, las mujeres en general ocupan más tanto por ciento de las tasas universitarias , de éxito académico, pero hasta en el fracaso escolar es distinto, gran parte del fracaso escolar femenino (y fracaso es tener como titulación máxima la ESO), se invisibiliza, todavía no es tan traumático que una adolescente se quede en casa, y en el caso de optar por la formación profesional elegirá aquellas profesiones tradicionalmente femeninas, véase tareas administrativas y sanitarias. Y para mujeres con menor formación, peluquería, cuidados de personas dependientes, limpieza…volvemos a representar la vieja obra de la división sexual del mercado de trabajo, nuestras mujeres siguen realizando preferentemente el trabajo reproductivo, aunque eso si de forma más profesionalizada y el acceso al mercado de trabajo en condiciones laborales y profesionales más precarias, reto a cualquiera de los aquí presentes a que intente un proyecto vital independiente con el salario de una aprendiz de peluquera a media jornada, como es muy habitual…
Aquí vuelvo a sentir yo que el papel de la mujer en lo económico es la contrapartida del masculino en las tareas del hogar…ayudar frente a compartir…disculpad el discurso pero me parecía un foro importante para hacerlo oír, este lugar donde creo que hay mujeres y hombres que en el día de mañana formarán y acompañaran a otras mujeres y hombres.
Pues bien dentro de este colectivo de mujeres poco formadas, académicamente poco brillantes y con diferentes dificultades hay uno especialmente doloroso, las madres adolescentes...
Hace poco participamos varias educadoras de nuestro centro en una formación con profesoras de centros de ESO y Bachiller, salió en el debate como en la trayectoria de su centro en los últimos 20 años una joven había abandonado los estudios por un embarazo temprano…nuestra realidad es muy otra, no voy a dar datos concretos, pero si deciros que esta realidad es mucho más sangrante en clases sociales más desfavorecidas, más empobrecidas…hacemos múltiples análisis de esta realidad, falta de formación, de acceso a medios de prevención…o simplemente la necesidad de ser queridas y querer, yo no puedo evitar referirme a esta situación como los Nenucos, ¡ya tenemos muñecos a quién querer! Son emancipaciones en precario, asumir obligaciones de adulto cuando todavía una no está formada y no tiene para sí lo que ha de dar a otro. En los casos más trágicos estos niños son carne de servicios sociales.
Los extutelados
En nuestra CA, el sistema atiende bien a los jóvenes cuando necesitan protección si son menores de edad, se cubre perfectamente el hogar, la manutención, la formación, el ocio y en la mayoría de los casos cierta dosis de cariño que las personas que trabajan en los hogares lo hacen de forma bonita… años
Pero hay un hueco importante a partir de los 18 años, uno alcanza la mayoría de edad y sale del sistema de protección, y hasta los 23 años, no puede acceder a la RGI ….si bien es cierto que para algunos jóvenes se prolonga la estancia en los hogares por 6 o 12 meses... estamos hablando en todo caso de 19 años…y a partir de ahí un joven que ha sido cuidado y protegido tiene que vérselas por su cuenta, económicamente arreglarse con las AES alguna cita con las TS y poco más, Se hace muy difícil que puedan continuar formándose en estas condiciones…a veces la solución es volver al hogar familiar del que han salido…y normalmente el problema que provocó la salida sigue estando.
Yo pienso en las chicas y chicos que viven con sus padres, si a los 18 están preparados para la vida autónoma y si yo podría decirles a mis hijos ala…te prorrogo 6 meses más pero luego te buscas la vida.
Como carencias muy importantes está el tema de la vivienda, una habitación en un piso compartido en Vitoria cuesta como poco 250 o 300 euros, normalmente más gastos...es necesario proveer de recursos esas habitaciones….grandes rotaciones buscando una habitación más barata.
Una tarea que hago yo es acompañar a estos jóvenes en orientarles los lugares y recursos a los que pueden acceder, cada vez son menos estos recursos.
Familias desestructuradas
Creo que sería difícil definir con claridad que es una familia desestructurada, pero sí que sería capaz de catalogar como tal a algunas de las familias que conozco. Desde el punto de vista de los que acompañamos y formamos a jóvenes son aquellas que no ejercen las labores educativas mínimas que ponen al joven en el camino del éxito, que no son capaces de poner normas organizativas en el hogar, son aquellas que encubren a los jóvenes, como manera de protegerlo o de forjar una alianza con ellos, familias que cuestionan normas básicas, que permiten el absentismo escolar, que mienten,…familias en que la pareja responsable, o familias monoparentales o monomarentales no está en su mejor momento para hacerse responsable de la crianza de un hijo o en...familias a veces acompañadas por los servicios sociales de base, a veces no.
Quizá pueda parecer que cargo las tintas sobre estos padres y madres, pero no es así la mayor parte de las veces son víctimas, bien del sistema, bien de una vida difícil o de una conjunción de situaciones que hicieron difícil o imposible caminar a otro lugar.
Es muy difícil que los jóvenes asuman valores y hábitos si en su hogar de referencia no se asumen ni se entienden, a veces pedimos esfuerzos titánicos a estos jóvenes.
Gitanos
No soy para nada experta en el mundo gitano, así que voy a hablar de vibraciones y experiencias que tenemos en nuestro centro…también quiero trasladar aquellas cosas que voy hablando con las asociaciones de gitanos con las que tenemos relación.
A veces la dificultad proviene del desconocimiento, de la todavía difícil integración de dos culturas, paya y gitana, no siempre compartimos los mismos códigos, todavía pesan mucho determinados estereotipos. Hoy en un Curriculum ser gitano resta, los Jiménez, los Borja... tienen un plus de camino a avanzar, desde mi experiencia no es fácil que en el mundo de las empresas se admitan con normalidad a chicas y chicos gitanas en las prácticas.
Otras dificultades provienen de la cultura gitana, aunque cada vez a través de esfuerzos colectivos y personales se van consiguiendo que los niños y niñas gitanas se formen más y quieran una profesión de futuro, la importancia de la formación, tradicionalmente no ha tenido peso y esto todavía se arrastra, los jóvenes que quieren formarse tienen que hacer frente a una gran presión de su grupo de iguales que no lo hacen, aquí es donde los acompañamientos se hacen imprescindibles.
En cuanto a las mujeres, por lo menos las que se relacionan con nosotros, ¡se casan tan jóvenes! a partir de este momento dejan de tener interés en la formación y estudio, perdiendo los avances logrados hacia la autonomía de la mujer.
Jóvenes que pertenecen a familias empobrecidas
Esta manida crisis nos ha traído a jóvenes que han nacido en la normalidad económica, lo que hemos conocido como normalidad, es decir casa, comida, estudios vestido y ocio…y ahora sus padres han perdido el empleo han agotado las prestaciones y en el mejor de los casos, viven de la RGI, dándose situaciones de jóvenes que se alimentan mal, jóvenes que no pueden realizar estudios porque no se puede pagar la matrícula de los centros concertados que son los estudios que el joven quisiera hacer, o el transporte o jóvenes que empiezan a tener que vestirse de los roperos caritativos.
A veces la situación familiar está tan deteriorada, con deudas que provienen de hipotecas que se asumieron en un momento de bonanza y que ahora hacen que la situación económica sea dramática...pongo cara y nombre a familias que en Vitoria no pueden poner la calefacción en el invierno, que no se alimentan bien, pues bien, la situación es tan dramática que la angustia de los padres hace que estos no acompañen bien el proceso madurativo de sus hijos, que no se pueda hacer apuestas formativas a largo plazo, que los hijos estén totalmente desencantados con el futuro y sus opciones…cómo transmitir a un hijo que son necesarios e imprescindibles los estudios…cuando ven una realidad tan difícil.
Jóvenes que tienen un fracaso escolar muy antiguo
Trabajamos con jóvenes con una larga carrera de fracaso escolar, a los cuales a veces no sabemos qué les pasa, porque no han conseguido un avance aceptable, desde el año pasado matriculamos a los jóvenes con el aplicativo informático del Gobierno Vasco cual ha sido nuestra sorpresa al darnos cuenta que en el curso pasado 13 jóvenes, de un total de 60, con necesidades educativas especiales estaban con nosotros desde hace un año. Varias son las cuestiones que me surgen. ¿Cómo se ha atendido a la diversidad de estos jóvenes? ¿Qué apoyos específicos tienen para solventar las dificultades con las que parten?
La crisis, otra vez, ha hecho que en las escuelas, en los Servicios Forales, en los Ayuntamientos, los especialistas sean menos, estos atiendan a más personas, lo cual hace otra vez que haya jóvenes que partan de una salida mucho más alejada de cara la inserción laboral y la posible emancipación, no solo su camino es más largo sino más dificultoso….Hoy en día en Euskadi existen jóvenes con una formación muy, muy limitada ¿qué futuro para jóvenes que no han aprobado ni la primaria?
Algunos tenemos nosotros, no hablo con jóvenes con una discapacidad que permita ser atendidos como tales, hablo de jóvenes con unas carencias formativas que dificultan en gran medida no solo su inserción, si no su vida personal, el caso más extremo era un joven que no sabía leer, pero jóvenes con una gran dificultad matemática, no saberse las tablas, leer un reloj analógico…con dificultades de comprensión lectora, no digo cosas complicadas como entender el TAE o el tipo de interés nominal, no , cosa como interpretar un contrato laboral, rellenar una instancia…
Consumos peligrosos
Para algunos jóvenes el consumo de ciertas sustancias y el pronto inicio en el consumo de las mismas no representan ni problema ni peligro, estamos asistiendo a cuadros de fuerte desmotivación hacia la formación y hacia el mundo laboral, jóvenes que han iniciado a consumir marihuana a una edad muy temprana, que a los 16 o 17 años ya tienen años de consumo, con lo que esto aleja de la realidad formativa y/o laboral.
Todo esto sin pensar que estamos hablando de jóvenes enganchados que ya no tienen remedio, si no de jóvenes que pasan años de su vida en una nebulosa, con comportamientos que los alejan gravemente de la madurez y la gestión de la vida de forma autónoma, pequeños trapicheos, cuestiones judiciales que tardan tanto en ponerse en marcha que para cuando lo hacen el joven ya ha olvidado que lo motivó.
Esto desde los jóvenes, desde sus situaciones y realidades, seguro que hay muchas más pero estas son las que acompañamos día a día en nuestro Centro.
Pero me gustaría dar tres pinceladas de lo que yo considero a nivel social que afecta más a los jóvenes de manera negativa.
De las instituciones, que cuando diseñan proyectos y programas a veces son excesivamente rígidas que el papel lo sostiene todo, pero luego los y las jóvenes tienen la costumbre de no dejarse encasillar, no encajan en los programas. Y yo creo que no es tolerable que ningún joven se quede fuera del sistema educativo y formativo que le acerca al mundo laboral y a su emancipación.
Que a los jóvenes a veces no les cuadran los tiempos que les marca una norma.
Me parece especialmente doloroso este colectivo que no puede acceder a los CFGM, por falta de titulación o de plaza o de nota, pero que tampoco puede acceder a otro tipo de formación no reglada sea ocupacional o de Lanbide, pues compiten con gente más adulta y mucho más formada, otra vez su casilla de salida es anterior.
De la vivienda, transmito mi experiencia en Gasteiz, la oferta escasa y cara, no hay opciones reales para que un joven inicie un proyecto de vida fuera de la familia y que le permita una calidad de vida mínima si no es partiendo de un puesto de trabajo con unas condiciones de las que ahora mismo yo creo que no se dan.
Y me queda hablar de las empresas, algunas entienden y participan muy gustosamente en la formación de los jóvenes, acogiéndoles en prácticas y dando oportunidades laborales, otras no tanto. Algunas han sufrido tanto en estos últimos tiempos que con dificultad pueden acoger y acompañar a nadie.